Hace tiempo que me transformé en apolítica, en la medida en que nuestra casta política parece estar cortada por el mismo patrón. Ya me da igual quien suba al poder, todos quieren lo mismo y actúan para llenar sus bolsillos a costa de las espaldas del contribuyente, jubilándose con una pensión que solucione la vida de sus bisnietos...
Unos dicen que mi postura es cómoda. Yo la considero realista. Si nadie fuésemos a votar, veríamos qué ocurría. Pocos confían ya en los políticos. Las últimas encuestas eran lastimosas, un pueblo sin ideología, decepcionado a los tres días de comenzar la legislatura.
Nos dan igual los colores, solo queremos que quien suba, arregle algo, deje de insultar al contrincante y busquen juntos soluciones.
Pero no, eso es muy difícil, es más fácil seguir viviendo a cuerpo de rey, sin dar un palo al agua, echando balones fuera, criticando al otro y sangrando al votante, que eso lo saben hacer muy bien todos...
Creo que España necesita políticos profesionales de su ministerio y dejarse de mangantes, chupatintas, marrulleros y demás chusma.
No se consigue nada bueno calentando al personal. No sé lo que durarán las tragaderas, pero el pueblo está muy harto y cuando el hambre y la necesidad aprietan, la revolución puede aparecer a la vuelta de la esquina.
Espero equivocarme de cabo a rabo y que poco a poco vayamos saliendo de esta maldita crisis. La población está muy castigada y los límites de la paciencia están ahí.
Un saludo cordial
¡Sed felices!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.