Desde mi punto de vista, un libro de "solo oración", solo contiene oraciones, ruegos y jaculatorias. Mea culpa, dije "de oración" mientras pensaba, "de meditación". Ya te digo que el dolor de espalda está causando estragos en mi poder de concentración y en mi redacción...
No quise decir que Camino (o algún otro de San Josemaría) fuera un libro de "oración", sino de "meditación", que parece lo mismo, pero no tiene por qué ser lo mismo.
Yo puedo ponerme en presencia de Dios (o no) y meditar sobre los planteamientos que quiero implementar en mi vida para aproximarme a Él, SIN hablar con Él. Puedo decidir tomar esas actitudes vitales que me acerquen a Él. Entonces medito. También se puede meditar la explicación teológica de un concepto. Incluso puedes orar y meditar a la vez, pero no son exactamente lo mismo.
Sin embargo, si me pongo a hablar con Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo), me pongo en su presencia para escucharle, alabarle, darle gracias y/o pedirle lo que conviene a mi alma; o a conversar con nuestra Madre la Virgen María, con el ángel custodio, con los santos, tome o no tome decisiones tras esta conversación, habré orado. No tengo por qué meditar ni reflexionar sobre lo que le digo. ¡Buena pedigüeña soy yo!
Aclarado el error:
Por supuesto, y como imaginarás, soy radicalmente opuesta a la libre interpretación de la Biblia, A.T o N.T. De las malas interpretaciones surgen con demasiada frecuencia los crasos errores. Si cada cuál interpreta lo que le parece, ¡la que se armaría!
Habiendo estudiado Teología, me cuesta imaginar que cualquiera que se ponga a interpretar un texto de este u otros santos, vaya a dar exactamente con lo que quería expresar el Santo en cuestión. Vamos, que es prácticamente imposible sin cierta base, sin cierta formación. De ahí, tantísimos errores de base...
Un abrazo
¡Sed felices!
Edito: Estoy totalmente de acuerdo con el punto que comentas. Más de una vez he comprado basura pensando que compraba un buen libro. Dejarse aconsejar por quien sabe más que tú de un tema no es demostrar analfabetismo, sino inteligente humildad.
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.