sobre los sentimientos nacionalistas:
Cuando se aborda un fenómeno tan complejo y dinámico como el de los nacionalismos y
las minorías, en el que concurren aspectos históricos, territoriales, sociológicos, políticos y culturales, además de las inevitables distorsiones que ejercen los estereotipos
constantemente difundidos por los medios de comunicación, no siempre desinteresados y
objetivos en sus informaciones, suelen desencadenarse interminables debates en los que las
pasiones y la parcialidad, cuando no la intolerancia, suelen sustituir al análisis racional,
riguroso y fundado en el empleo de una metodología científica.
Como toda ideología política, el nacionalismo imbrica en su discurso interpretaciones
racionales y científicas de la realidad con intereses políticos, creencias, valores y
aspiraciones colectivas, extraidas del sustrato cultural que sustenta a la nación, pero cuya
fundamentación resulta ser estrictamente psicológica o subjetiva. Esta dimensión
ideológica del nacionalismo no entrañaría ninguna dificultad en la vida política de los
Estados distinta de la que suscitan otras ideologías políticas (socialismo; liberalismo;
federalismo; etc.).
El problema surge cuando analizamos el contenido de la ideología nacionalista. En efecto,
para que esta ideología sea movilizadora en términos políticos, no sólo debe defender la
identidad entre una nación y un Estado propio en donde aquella domine los resortes del
poder pollítico, económica y cultural, además debe también alegar la discriminación, tanto
interna como exterior, de toda colectividad que no pertenezca a la nación, así como la
permanente oposición política, incluso con el empleo de la fuerza, frente al Estado en el
que se encuentra inserta la nación y frente a los restantes grupos sociales con los que
coexiste, alegando para ello una supuesta o real amenaza cultural que precariza la propia
supervivencia nacional. En otras palabras, el nacionalismo es una ideología política
desestabilizadora, interna e internacionalmente, porque aspira a una homogeneidad política
y cultural en función de un único criterio: la adscripción a la nación.
La formación de los nacionalismos como movimientos políticos, basados en ideologías
discriminatorias en función de la adscripción nacional de las personas y cuya finalidad es
lograr el control del poder estatal, ha dificultado las relaciones entre las naciones y los
Estados, tanto en el ámbito interno como internacional.
En la Europa del siglo XXI, al menos en su primera década, uno de los principales
riesgos para la paz y la seguridad regional procederá de las minorías, sean nacionales o no,
y sobre todo en aquellos países en los que estas minorías alcanzan un alto porcentaje de su
población.
http://www.incipe.org/Naciones%20y%20minorias.pdf
y sobre el expolio:
https://www.rankia.com/foros/economia-politica/temas/1488108-existe-justicia-territorial-nuestro-sistema-fiscal-caso-cataluna?page=3#respuesta_1491753
Detesto a las víctimas que respetan a sus verdugos.