En EEUU, no tiene problemas en dejar quebrar estados e incluso ayuntamientos. La idea es buena ya que responsabiliza directamente a tus políticos y no habría que culpar tanto al estado de los problemas autonómicos.
Personalmente estoy en contra del modelo federal...
De un modelo confederal, para algunas autonomías o para todas si que estaría de acuerdo.
Saludos.
Es una apreciación muy extendida entre analistas económicos que una gran diferencia entre EE.UU. y la zona euro es que ésta carece de un gobierno económico con capacidad financiera para actuar directamente a fin de evitar la quiebra de los gobiernos de los países integrantes de la zona. En cambio, se dice, la existencia de un gobierno federal fuerte en Estados Unidos permite evitar quiebras de gobiernos subcentrales.
No hay duda de que el gobierno federal en EE.UU. es fuerte, en un contexto en que los estados también son vigorosos y el federalismo goza de buena salud. Ahora bien, aun teniendo los recursos y mecanismos necesarios para hacerlo, hace muchas décadas que el gobierno federal dejó claro que no rescataría estados en situación de quiebra presupuestaria. Asimismo, los estados también dejaron claro hace mucho que no rescatarían municipios. Y así es: la última vez que el gobierno federal rescató un estado fue a principios del siglo XIX. Desde entonces, han existido quiebras de estados, sin rescate federal. Igual pasa en el ámbito local: casi doscientos municipios han quebrado en las dos últimas décadas, y sólo un municipio fue rescatado por su estado. Para no ir más lejos, tres ciudades de California han quebrado este verano, entre ellas Stockton y San Bernardino, con más de 200.000 habitantes.
El federalismo en EE.UU. es, en este sentido, consistente. Los gobiernos tienen autonomía de gasto y también tributaria, en un contexto general en que predomina la regla de presupuestos equilibrados a nivel subcentral. Los gobiernos son responsables de lo que gastan y lo que ingresan. Esto da lugar a una gran divergencia de políticas. Por ejemplo, los estados del sur tienen sistemas de salud muy deficientes según parámetros europeos, mientras estados del norte como Massachusetts y Vermont tienen servicio universal. Por su parte, el gobierno federal tiene recursos propios para financiar políticas centrales, como la defensa o las relaciones exteriores, y también para complementar políticas estatales de derechos como educación o salud. Eso sí, la política monetaria está en manos federales. También la regulación bancaria, terreno en que sí hay gran diferencia con la zona euro, que parece que ya se encuentra en vías de solución.
Lo que no hay en EE.UU. son situaciones tan esperpénticas como las de España, donde una región como Catalunya, que tiene un 8,5% del PIB de déficit fiscal con el resto del Estado cada año no pueda financiar una deuda que supone (no la deuda acumulada, sino su financiación) menos de un 2% de su PIB. Más allá de que la gestión propia no haya sido demasiado edificante en años recientes, lo de la financiación autonómica en particular y la relación fiscal entre Catalunya y España en general es insoportable. Claro que la situación es grotesca no sólo cuando comparamos con EE.UU., también cuando la comparamos con el resto de los países de la zona euro. Pero, ya se sabe, lo de que España ya no es diferente no es tan cierto como alguna vez llegamos (algunos) a pensar.
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