El problema de las fotos fijas es que no entienden de pasado.
Yo voy a poner un ejemplo también muy real:
Mi bisabuelo malvivía en una de esas casas abandonadas del pueblo de tu ejemplo, en el medio de la nada, junto con otros ocho vecinos, nació y murió pobre, no tenía calefacción ni agua caliente, le daban calor la vaca y el cerdo que tenían bajo la casa, lo poco que ganaba lo ahorró para que mi abuelo pudiera estudiar y no tuviera que trabajar como había hecho él desde niño, pero este era un poco cazurro y decidió dejar los estudios, así que se fue a la ciudad, alentado por sus padres, buscando un futuro mejor, alquiló una pequeña tienda de barrio con mi abuela que le daba para vivir, ya tenía agua caliente, una estufa, y con el paso de los años, un piso (y una guerra civil por medio), pudo criar tres hijos que se dedicaron a estudiar, tampoco mucho, pero lo suficiente como para encontrar un trabajo, irse de casa… mi padre fue a vivir a Venezuela (mira tú) con mi madre, allí estuvieron varios años pero volvieron con una mano delante y otra detrás. Se pusieron los dos a trabajar y se compraron un piso, 200.000 pts, tuvieron dos hijos… Pero hagamos un alto en el camino, tenemos a mis abuelos, mis tios y mis padres: en el año 1970 tienen un patrimonio, una calidad de vida y unas comodidades que todos mis antepasados juntos no pudieron ni siquiera acercarse, ni siquiera soñar… en menos de 50 años! Y partiendo de la nada! Gracias al capitalismo, al ahorro y a los bancos.
Con el paso de los años aquel piso de 200.000 pts se vió transformado en 30 Millones contantes y sonantes, una revalorización del 15.000%, el piso de mi abuelo tuvo una revalorización de más del 20.000%, que se repartieron gracias a esa cosa que tiene la propiedad privada…la herencia! Y todo sin hacer nada! Gracias al capitalismo. Gracias a los bancos. Gracias al ahorro.
Ahora mis padres viven jubilados en una casa en un pueblo pequeño, con un huerto, hasta tienen gallinas, igual que mis bisabuelos pero con una ‘pequeña’ diferencia: porque les da la gana.
El patrimonio no es solamente lo que yo poseo, mis antepasados entendieron que estaban viviendo en otro mundo, en una realidad nueva que seguramente a ellos no les iba a afectar, pero que a sus descendientes les iba a beneficiar, y mucho, cualquier pequeño ahorro.
Por mi parte, se me metió en la cabeza que no se me iba a ir el 70% del sueldo a pagar la hipoteca, y eso que fue duro: el malvado banquero me penetraba con su hipnótica mirada debajo de su chistera para que comprase aquel ático en el centro, pero me mantuve firme, así que opté por algo menos drástico que cambiar de continente: cambiar de población. Y en esas estamos, a seguir con la rueda. Mientras nos dejen, claro.