Apalancamiento... pro-cíclico????
Uno de los agravantes más significativos de la crisis financiera de 2007, tuvo su origen en el excesivo apalancamiento que el sector bancario había acumulado de forma previa al estallido de la misma.
Efectivamente, en épocas de bonanza económica, puede resultar interesante para las empresas, en general, mantener alto nivel de apalancamiento. En concreto, cuando la rentabilidad que obtiene la empresa de sus activos (rentabilidad económica - ROA) es superior al coste del endeudamiento (tipo de interés pagado por los préstamos recibidos), se obtiene una mayor rentabilidad financiando las inversiones con deuda externa, que haciéndolo con Recursos Propios. Por tanto, en este tipo de situación, las empresas tenderán a incrementar el peso que la deuda tiene sobre sus Recursos Propios. De esta manera, se obtendrá una mayor rentabilidad financiera. El bajo coste de la financiación en los años previos a la crisis, de acuerdo a este razonamiento, llevó a los bancos a mantener un elevado nivel de endeudamiento.
Sin embargo, al comienzo del derrumbe financiero, los bancos se vieron obligados a disminuir este apalancamiento por una doble causa. En primer lugar, por la subida de los costes de financiación (derivados de los impagos) y, en segundo, por las propias presiones de la regulación, para lograr un nivel adecuado de Capital. Ante esta situación, los bancos poseen dos alternativas para lograr dicho desapalancamiento, pueden optar por la recapitalización o bien, por deshacerse de activos . Las consecuencias para la economía son muy diferentes en cada uno de estos dos casos.
Si los bancos optan por disminuir su apalancamiento a través de la venta de activos, el precio de mercado de dichos activos baja. De forma que, las pérdidas aún son mayores (valoración de los activos a precio de mercado) y se entra en un círculo que se retroalimenta. El Capital disminuye aún más y se contrae el crédito. Una prueba de esto último, son los datos contenidos en uno de los informes del BPI, en el que se da a conocer que, a causa del proceso de desapalancamiento procíclico, “el crédito otorgado por las instituciones financieras de la zona del euro se contrajo durante el último trimestre de 2011, con caídas en torno al 0,5% del crédito al sector privado no bancario de la zona y descensos de casi el 4% de los activos frente a no residentes en la zona.”
La segunda opción con la que cuentan los bancos para desapalancarse, consiste en tratar de captar Capital adicional, por lo general, de inversores, sin embargo, durante la crisis era tal la desconfianza existente que la obtención de fondos se convirtió casi en un imposible y en caso de lograrlo su coste (dividendos) era elevado, para compensar el riesgo en el que debía incurrir en inversor.
Con el fin de evitar la repetición de esta problemática en un futuro, el BPI publica el nuevo límite al apalancamiento de las entidades financieras, aplicable y obligatorio desde enero del año en curso. Más concretamente, establece que la medida del Capital entre la exposición de activos debe ser al menos un 3%.
Pero...
Este nuevo límite, es susceptible de afectar al crecimiento de los bancos, cuyas inversiones se pueden ver limitadas para cumplir con el requisito establecido de máximo endeudamiento. Por otra parte, si bien se puede justificar el excesivo apalancamiento de los bancos, de forma previa a la crisis, como método para incrementar su rentabilidad financiera (ROE), este nuevo requisito, es susceptible de reducir dicha rentabilidad. Es decir, una reducción de la ganancia neta de los accionistas.
Como ya se ha expuesto, la rentabilidad financiera depende de dos elementos, la rentabilidad económica y el coste de la deuda. Si el efecto del apalancamiento financiero es positivo, pero las entidades no pueden aumentar su nivel de endeudamiento, la única solución que resta para incrementar la rentabilidad financiera, es lograr un incremento en la rentabilidad económica. En este sentido, dada la relación cuasi-directa existente entre el riesgo y la rentabilidad de un proyecto de inversión, cabe la posibilidad de que los bancos opten por llevar a cabo inversiones más arriesgadas para lograr un incremento en la rentabilidad económica y, por ende, financiera.
Por lo tanto... ¿estamos ante una medida anticíclica? ¿O el BPI ha establecido un nuevo límite que tiene efectos aún más perjudiciales que su propia inexistencia?
¿Provocará el nuevo límite al endeudamiento una menor asunción de riesgos por parte de los bancos? ¿O se está incitando a estas entidades a la actuación opuesta?