Hoy tengo ganas de guerra, así que allá voy con mis barbaridades.
SOBRE EL FUMETEO
Me parece racional que se prohiba fumar en un hospital, en una farmacia, en el supermercado, en el trabajo y en muchos sitios más.
Pero si hay algún lugar de vicio por excelencia es el bar. Si prohíben fumar en el bar se acaba el negocio, su destino es el cierre. Prueba de ello es que son muy pocos los que se han acogido a esa medida, porque los hosteleros no son tontos y saben donde está su negocio.
La panda de menos que nos toca sufrir en la política han inventado la democracia ilustrada y con sus ocurrencias y majaderías deciden en nuestro nombre lo que es bueno para nosotros y lo que no lo es. ¿Dónde está el problema en que la gente que fuma acuda a fumar a un lugar en que se fuma y el que no fuma si quiere va y si no quiere no va?
Recuerdo que en una ocasión estando tres o cuatro amigos en la barra de una cafetería hablando de nuestras cosas, posiblemente hubiéramos elevado nuestro tono de voz algo por encima de lo normal. Un camarero se acercó y amablemente nos dijo que en aquel lugar no se podía hablar alto. Nos callamos, nos marchamos y evidentemente nunca volvimos.
La próxima será que prohibirán beber y contar mentiras. Quien coño va a entrar en un lugar en el que no se puede hacer nada de aquello para lo que ha sido creado.
Aunque si las putas y los puteros deciden instalarse en la calle donde vives o en el portal de tu casa, eso son libertades inatacables de los ciudadanos y los vecinos tienen la obligación de soportar esas pequeñas molestias.
SOBRE NIÑOS
Estoy de acuerdo en que se prohiban los niños en los restaurantes y también en los aviones.
Realmente estoy equivocado lo que se debería prohibir son los padres irresponsables.
Todos hemos tenido que soportar pataletas de niños consentidos y caprichosos que no paran de joder. Estando de vacaciones algunos se dedicaban a hacer el tren en el comedor del hotel todos los días estando a punto de provocar más de un accidente, mientras otros permanecían sentados a la mesa sin molestar a nadie. Siempre eran los mismos los que hacían una cosa y la otra. También he visto a algunos pasajeros de avión sufrir pequeñas pero continuadas agresiones por parte de algunos encantadores retoños.
Todo esto es una estrategia calculada de algunos padres. Cuando los sacan de casa se liberan y no hacen ni dicen nada, porque a partir de ese momento los problemas se los ocasionan a otros.
Señor padre, si no es capaz de controlar a su niño o a su perro, átelo en corto con correa y bozal si es preciso y si no quédese en su casa.