Érase una vez una familia compuesta por el matrimonio y dos crios uno de 8 años y otro de 10 una noche los padre decidieron irse a cenar fuera dejando a los críos en casa, al verse solos los críos empezaron a dar rienda suelta a la Libertad de verse solos; estaban contentos de poder jugar a lo que quisiesen, jugaban y jugaban felizmente, se lo pasaban pipa, hasta que hubo un pequeño accidente
“ tiraron un jarron y se rompió”.
En ese momento les cambió la cara se miraban el uno al otro y no daban crédito a lo que había pasado, el uno le decía al otro que les iban a castigar y el otro le decía al uno que lo podría pegar con pegamento también les rondó la idea de guardar los cachos ( alomejor no se daban cuenta cuenta ) el miedo y el terror se apoderaron de ellos y el momento de juego se convirtió en pánico angustia y desesperación, pensaban que la alegría y la felicidad se alejarían para no volver jamas.
Transcurrido un tiempo vinieron los padres vieron lo que había pasado y no le dieron importancia ( el vino de la cena les salvo de lo que ellos creían que iba a pasar).
Moraleja: no agravemos los problemas con suposiciones, afrontémoslos de una forma constructiva.