¿Son bajos los impuestos sobre los rendimientos del capital?
Habitualmente escuchamos de diferentes agentes económicos y sociales el decir que la tributación de las rentas de capital es reducida, o al menos más reducida que la de las rentas del trabajo, ya que las primeras tienen, en líneas generales, menores tipos impositivos que las segundas. Sobre este asunto tantas veces repetido, merece la pena escribir unas líneas de reflexión.
Actualmente en nuestro país, lo que se grava son las rentas del capital nominales, es decir, aquellas, que no tienen en cuenta la inflación. En cambio, la imposición no se realiza sobre las rentas reales (las que descuentan la inflación). De realizarse el pago de impuestos sobre estas últimas, un gran número de ahorradores no tendría que tributar, ya que sus rendimientos son inferiores a la inflación.
Al hecho de gravar rentas nominales y no reales, hay que añadir dos matices importantes. El primero es que la inflación, que en el largo plazo equivale a un aumento de la base monetaria, es en si mismo una especie de impuesto, pues dicho aumento de base monetaria beneficia al Banco Central, cuyo dueño es el Estado (o Estados en el caso de la Eurozona), por lo cual, con el sólo efecto de la inflación, las rentas de capital, ya están, en cierto modo, tributado. Es el conocido efecto económico del señoriaje.
El segundo matriz se refiere a que las rentas del capital ya han tributado una vez (antes de ser ahorro neto debieron tributar por sociedades, IRPF, etc), por lo cual, la citada tributación de las rentas del capital no deja de ser impuestos sobre impuestos.
Fuente: blog de Finanzas y Management de CUNEF (Por el Prof. Rafael Hurtado, profesor Profesor de CUNEF y coordinador académico de la especialidad de Bolsa y Gestión de Inversiones del Máster en Finanzas)