En la clásica cartera acciones-bonos lo que más va a determinar la rentabilidad (y el riesgo) va a ser la proporción entre esos dos tipos de activos. Hay quien plantea una proporción fija y otros recomiendan irla modificando con el tiempo.
Algunas orientaciones al respecto:
“Hemos sugerido como norma de referencia fundamental que el inversor nunca debería tener menos de un 25% o más de un 75% de sus fondos en acciones de bolsa, resultando en un rango inverso de 75% a 25% en bonos. Se sigue de ésto que la división estándar debería ser una repartida de manera igual, o 50-50, entre los dos principales vehículos de inversión.”
Ben Graham, “El inversor inteligente”
“He recomendado –como punto de partida aproximado- que la posición en bonos de un inversor sea igual a su edad. Un inversor de 65 años, por tanto, se plantearía como apropiado una distribución bonos/acciones de 65/35.
Está claro que tal regla debe adaptarse para reflejar los objetivos del inversor, su tolerancia al riesgo, y su situación financiera general. […] Pero el argumento es que según nos hacemos mayores habitualmente tenemos (1) más patrimonio que proteger (2) menos tiempo para recuperarnos de fuertes pérdidas, (3) mayor necesidad de disponer de las rentas de nuestra inversión y (4) quizás un mayor nerviosismo ante el sube-baja de los mercados. Todos estos cuatro factores sugieren claramente más bonos conforme tenemos más edad”
John Bogle, “Common Sense in Mutual Funds”
Una vez decidido el asset allocation (o asignación de activos) general, podrías opcionalmente afinarlo más incluyendo mercados emergentes o small caps (que sería el “sub-asset allocation”). Y por último tienes que ver qué productos concretos te sirven para hacer la inversión.
Y si quieres te cuento mi cartera:
RV 50%
Amundi Funds Index Equity World
RF 50%
Amundi Funds Index Global Bond (EUR) Hedged