#55441
#55442
Re: Cobas AM: Nueva Gestora de Francisco García Paramés
UUUU subiendo un 11%
#55443
Re: Cobas AM: Nueva Gestora de Francisco García Paramés
Realmente a estos precios me estoy quedando muy sorprendido con TGP, vale que hay la inquietud fundada de los IDRs, pero poder comprar cualquier empresa que te de casi un 7% de dividendos, además que pueden crecer fácil a un 10-11% con sólo esperar.... A estos precios ni aunque gestionasen mal lo de los IDRs y la solución fuese muy parcial a favor de TK, se me hace complicado perder dinero, igual no se ganará mucho, pero....
#55444
Re: Cobas AM: Nueva Gestora de Francisco García Paramés
Reflexión de porqué la rentabilidad de las inversiones en realidad está correlacionada, pero de forma inversa, con el crecimiento de la economía real:
"Buffett comparó dos periodos adyacentes de 17 años: de 1964 a 1981, y de 1981 a 1998. En el primero, escribió Buffett, el PIB de Estados Unidos casi se quintuplicó, aumentando un 373 por ciento. El mercado, por el contrario, no se movió. El Promedio Industrial del Dow Jones estaba en 874,12 el 31 de diciembre de 1964. Diecisiete años después estaba a 875,00. De 1981 a 1998, el PIB creció solo el 177 por ciento —menos de la mitad que los diecisiete años precedentes—, pero el Promedio Industrial del Dow Jones avanzó de 875 en 1981 a 9.181,43 el 31 de diciembre de 1998, es decir, se multiplicó por diez. Buffett atribuyó este comportamiento aparentemente inusual del mercado de acciones a la relación entre dos variables importantes: los tipos de interés y la valoración. «Los tipos de interés —escribió Buffett— afectan a la valoración financiera igual que la gravedad a la materia: cuanto más alto el tipo, más fuerte la atracción hacia abajo».
Esto se debe a que las tasas de rentabilidad que los inversores necesitan de cualquier tipo de inversión están directamente ligadas con el tipo de interés libre de riesgos que pueden obtener de los títulos del gobierno. De modo que, si la tasa del gobierno aumenta, los precios de todas las inversiones se deberán ajustar a la baja, a un nivel que mantenga las tasas de rentabilidad esperadas. Por el contrario, si los tipos del interés del gobierno caen, los precios de las inversiones se ajustan al alza. La proposición básica es la siguiente: lo que un inversor debe pagar hoy para obtener un dólar mañana solo se puede determinar teniendo en cuenta el tipo de interés libre de riesgo.
De 1964 a 1981, los tipos de los bonos del gobierno a largo plazo pasaron del 4,2 por ciento a finales de 1964 al 13,65 por ciento a finales de 1981. La triplicación de los tipos mermó el valor del mercado de acciones hasta el punto de que el crecimiento empresarial subyacente extraordinario del país fue nulo. En el segundo periodo de 17 años, los tipos cayeron del 13,65 por ciento en 1981 al 5,09 en 1998, y el mercado de acciones se multiplicó por diez.
Muchos inversores profesionales, economistas y periodistas financieros presumen que la economía —medida por la tasa de crecimiento del PNB o del PIB— lidera la tasa de beneficios del mercado de acciones. Cuanto más rápido el crecimiento, más favorable es el clima de inversión y, por lo tanto, más grandes deberían ser los beneficios que pueden esperar los inversores. El sólido crecimiento económico, dice el saber popular, es igual a una rentabilidad sólida; el crecimiento débil implica rentabilidad baja; y la recesión equivale a un hundimiento del mercado. Para la mayoría de las personas, esta observación es obvia hasta el punto de ser manida: la actuación del mercado de acciones está ligada con la economía subyacente.
Pero, si esto es así, ¿por qué en los primeros diecisiete años identificados por Buffett la actuación del mercado fue mediocre mientras que la economía subyacente fue boyante, y en el segundo periodo la economía subyacente se ralentizó pero el mercado de acciones explosionó? ¿Por qué divergieron tanto el mercado y la economía de 1964 a 1998?
La razón es que la valoración, en vez del crecimiento económico, determina la rentabilidad de las inversiones a nivel de mercado y de país. Los estudios de Elroy Dimson, Paul Marsh y Mike Staunton, de la London Business School, señalan que la búsqueda de economías en crecimiento es similar a la búsqueda de acciones sobrevaloradas, y genera unos resultados igualmente decepcionantes. En un estudio de 17 mercados de acciones de diferentes países que se remontaba hasta 1900, Dimson, Marsh y Staunton descubrieron que había una relación negativa entre la rentabilidad de las inversiones y el crecimiento del PIB per cápita. En otras palabras, un mayor crecimiento del PIB conlleva menos rentabilidad del mercado de acciones."
Carlisle, Tobias E.. Deep value (Empresa Activa Invest) (Spanish Edition) . Empresa Activa. Edición de Kindle.
"Buffett comparó dos periodos adyacentes de 17 años: de 1964 a 1981, y de 1981 a 1998. En el primero, escribió Buffett, el PIB de Estados Unidos casi se quintuplicó, aumentando un 373 por ciento. El mercado, por el contrario, no se movió. El Promedio Industrial del Dow Jones estaba en 874,12 el 31 de diciembre de 1964. Diecisiete años después estaba a 875,00. De 1981 a 1998, el PIB creció solo el 177 por ciento —menos de la mitad que los diecisiete años precedentes—, pero el Promedio Industrial del Dow Jones avanzó de 875 en 1981 a 9.181,43 el 31 de diciembre de 1998, es decir, se multiplicó por diez. Buffett atribuyó este comportamiento aparentemente inusual del mercado de acciones a la relación entre dos variables importantes: los tipos de interés y la valoración. «Los tipos de interés —escribió Buffett— afectan a la valoración financiera igual que la gravedad a la materia: cuanto más alto el tipo, más fuerte la atracción hacia abajo».
Esto se debe a que las tasas de rentabilidad que los inversores necesitan de cualquier tipo de inversión están directamente ligadas con el tipo de interés libre de riesgos que pueden obtener de los títulos del gobierno. De modo que, si la tasa del gobierno aumenta, los precios de todas las inversiones se deberán ajustar a la baja, a un nivel que mantenga las tasas de rentabilidad esperadas. Por el contrario, si los tipos del interés del gobierno caen, los precios de las inversiones se ajustan al alza. La proposición básica es la siguiente: lo que un inversor debe pagar hoy para obtener un dólar mañana solo se puede determinar teniendo en cuenta el tipo de interés libre de riesgo.
De 1964 a 1981, los tipos de los bonos del gobierno a largo plazo pasaron del 4,2 por ciento a finales de 1964 al 13,65 por ciento a finales de 1981. La triplicación de los tipos mermó el valor del mercado de acciones hasta el punto de que el crecimiento empresarial subyacente extraordinario del país fue nulo. En el segundo periodo de 17 años, los tipos cayeron del 13,65 por ciento en 1981 al 5,09 en 1998, y el mercado de acciones se multiplicó por diez.
Muchos inversores profesionales, economistas y periodistas financieros presumen que la economía —medida por la tasa de crecimiento del PNB o del PIB— lidera la tasa de beneficios del mercado de acciones. Cuanto más rápido el crecimiento, más favorable es el clima de inversión y, por lo tanto, más grandes deberían ser los beneficios que pueden esperar los inversores. El sólido crecimiento económico, dice el saber popular, es igual a una rentabilidad sólida; el crecimiento débil implica rentabilidad baja; y la recesión equivale a un hundimiento del mercado. Para la mayoría de las personas, esta observación es obvia hasta el punto de ser manida: la actuación del mercado de acciones está ligada con la economía subyacente.
Pero, si esto es así, ¿por qué en los primeros diecisiete años identificados por Buffett la actuación del mercado fue mediocre mientras que la economía subyacente fue boyante, y en el segundo periodo la economía subyacente se ralentizó pero el mercado de acciones explosionó? ¿Por qué divergieron tanto el mercado y la economía de 1964 a 1998?
La razón es que la valoración, en vez del crecimiento económico, determina la rentabilidad de las inversiones a nivel de mercado y de país. Los estudios de Elroy Dimson, Paul Marsh y Mike Staunton, de la London Business School, señalan que la búsqueda de economías en crecimiento es similar a la búsqueda de acciones sobrevaloradas, y genera unos resultados igualmente decepcionantes. En un estudio de 17 mercados de acciones de diferentes países que se remontaba hasta 1900, Dimson, Marsh y Staunton descubrieron que había una relación negativa entre la rentabilidad de las inversiones y el crecimiento del PIB per cápita. En otras palabras, un mayor crecimiento del PIB conlleva menos rentabilidad del mercado de acciones."
Carlisle, Tobias E.. Deep value (Empresa Activa Invest) (Spanish Edition) . Empresa Activa. Edición de Kindle.
#55445
Re: Cobas AM: Nueva Gestora de Francisco García Paramés
Muchas gracias por la info.
Habrá que esperar a ver como evoluciona, yo he entrado con un paquete muy pequeño.
Un saludo.
Habrá que esperar a ver como evoluciona, yo he entrado con un paquete muy pequeño.
Un saludo.
#55446
Re: Cobas AM: Nueva Gestora de Francisco García Paramés
Desde la ignorancia a mi estos datos me sorprenden un montón Jpar!
Has comprobado que en los gráficos esto es así?
Has comprobado que en los gráficos esto es así?
#55447
Re: Cobas AM: Nueva Gestora de Francisco García Paramés
Las empresas americanas de shale gas tienen un problema porque compiten contra tres mercados.
La producción de gas destinada a la generación de energia eléctrica lucha contra el carbón, que historicamente ha sido más barato hasta la llegada del fracking. Esta lucha fratricida ha matado a los dos mercados, abaratándolos al límite de la quiebra para gran parte de las empresas. Las renovables solo son la losa en la lápida del cementerio.
El segundo problema es la competencia entre las propias empresas. En vez de limitar su producción, para obtener mejores precios, han luchado por mejorar las técnicas para extraer el gas y reducir los costes. Por ejemplo, han triplicado la longitud de los pozos laterales, triplicando la producción por pozo al tiempo que reducían costes. Pero lo que han conseguido es pasar de importar gas a exportar gas, porque la producción de gas se ha disparado.
El tercer factor que continua bajando los precios es la llegada de más gas, procedente del shale oil. Los pozos de petróleo de shale oil, empezaron en Bakken con la mayor parte de los pozos produciendo petróleo y una pequeña cantidad de gas, que al no tener tuberias, era quemada en boca de pozo. A medida que de cada pozo salía más gas, empezaron a colocar nuevas infraestructuras de gas, para obtener algún rendimiento. Poco a poco, los pozos de petroleo se han ido convirtiendo en pozos de gas-petróleo y hay muchos de ellos que sacan más gas que petróleo. En el Pérmico, se han hundido los precios del gas a medida que más gas y más tuberias de gas eran producidos. Las limitaciones a la quema de gas , obligaba a crear más gasoductos, para poder producir más petroleo al evitar la necesidad de quemar gas.
¿Puede cambiar esta dinámica en los próximos años?. En el caso del gas, llevan muchos años reduciendo los DUC´s (pozos perforados pero no terminados), para minimizar las inversiones, pero el precio es tan bajo que todo el mundo está en problemas por las deudas contraidas antes de alargar los laterales.
La cotización de las gaseras es un cementerio donde caídas desde 50$ hasta 1 o 2$ la cotización son habituales en gigantes. Y eso a pesar de haber vendido tierras, gasoductos, realizar ampliaciones y renegociar la deuda varias veces.
El gran problema del gas es que se recupera mejor que el petróleo. El ratio Gas/oil, tiende a aumentar a medida que pasa el tiempo, incrementando la producción de gas en pozos que deberían ser de petróleo.
Todo esto está descontado en el precio de las gaseras. La duda es si quebrarán o no, porque el grifo de los bancos se ha cerrado este año y si no pueden vender propiedades y no generan flujo de caja, no pueden seguir invirtiendo en nuevos pozos. Hasta la reina de la rentabilidad en el sector , Cabot oil, ha empezado a caer con fuerza este año.
Si no existiera el carbón, podrían reducir la producción para que el precio del gas subiera, pero ahora les ha salido otro rival muy duro. Las renovables han terminado por reventar un sector que es competencia pura y dura. Carbón, renovables y energia nuclear, compiten con el gas para generar electricidad.
Tanto el carbón como el gas , tienen las de perder, por la tendencia a sacrificar los combustibles fósiles. y no digo nada si gana un candidato demócrata en USA.
Saludos.
La producción de gas destinada a la generación de energia eléctrica lucha contra el carbón, que historicamente ha sido más barato hasta la llegada del fracking. Esta lucha fratricida ha matado a los dos mercados, abaratándolos al límite de la quiebra para gran parte de las empresas. Las renovables solo son la losa en la lápida del cementerio.
El segundo problema es la competencia entre las propias empresas. En vez de limitar su producción, para obtener mejores precios, han luchado por mejorar las técnicas para extraer el gas y reducir los costes. Por ejemplo, han triplicado la longitud de los pozos laterales, triplicando la producción por pozo al tiempo que reducían costes. Pero lo que han conseguido es pasar de importar gas a exportar gas, porque la producción de gas se ha disparado.
El tercer factor que continua bajando los precios es la llegada de más gas, procedente del shale oil. Los pozos de petróleo de shale oil, empezaron en Bakken con la mayor parte de los pozos produciendo petróleo y una pequeña cantidad de gas, que al no tener tuberias, era quemada en boca de pozo. A medida que de cada pozo salía más gas, empezaron a colocar nuevas infraestructuras de gas, para obtener algún rendimiento. Poco a poco, los pozos de petroleo se han ido convirtiendo en pozos de gas-petróleo y hay muchos de ellos que sacan más gas que petróleo. En el Pérmico, se han hundido los precios del gas a medida que más gas y más tuberias de gas eran producidos. Las limitaciones a la quema de gas , obligaba a crear más gasoductos, para poder producir más petroleo al evitar la necesidad de quemar gas.
¿Puede cambiar esta dinámica en los próximos años?. En el caso del gas, llevan muchos años reduciendo los DUC´s (pozos perforados pero no terminados), para minimizar las inversiones, pero el precio es tan bajo que todo el mundo está en problemas por las deudas contraidas antes de alargar los laterales.
La cotización de las gaseras es un cementerio donde caídas desde 50$ hasta 1 o 2$ la cotización son habituales en gigantes. Y eso a pesar de haber vendido tierras, gasoductos, realizar ampliaciones y renegociar la deuda varias veces.
El gran problema del gas es que se recupera mejor que el petróleo. El ratio Gas/oil, tiende a aumentar a medida que pasa el tiempo, incrementando la producción de gas en pozos que deberían ser de petróleo.
Todo esto está descontado en el precio de las gaseras. La duda es si quebrarán o no, porque el grifo de los bancos se ha cerrado este año y si no pueden vender propiedades y no generan flujo de caja, no pueden seguir invirtiendo en nuevos pozos. Hasta la reina de la rentabilidad en el sector , Cabot oil, ha empezado a caer con fuerza este año.
Si no existiera el carbón, podrían reducir la producción para que el precio del gas subiera, pero ahora les ha salido otro rival muy duro. Las renovables han terminado por reventar un sector que es competencia pura y dura. Carbón, renovables y energia nuclear, compiten con el gas para generar electricidad.
Tanto el carbón como el gas , tienen las de perder, por la tendencia a sacrificar los combustibles fósiles. y no digo nada si gana un candidato demócrata en USA.
Saludos.
#55448
Re: Cobas AM: Nueva Gestora de Francisco García Paramés
No lo he verificado, es del libro que estoy leyendo, pero viene con un montón de referencias de los estudios por lo que creo que es fiable.
Prosigue con esto que yo ya lo había leído más de una vez (el tema de la dificultad de ganar dinero con acciones de empresas Chinas a pesar del crecimiento de su economía):
“Paul Marson, el director de inversiones de Lombard Odier, uno de los bancos privados independientes más grandes de Suiza, analizó las causas de la rentabilidad en países en desarrollo entre 1976 y 2005, y no halló correlación alguna entre el crecimiento del PIB y los retornos del mercado de acciones. Al comentar el estudio de Marson en su columna Buttonwood, The Economist identificó China como el ejemplo clásico de este fenómeno. El crecimiento nominal medio del PIB entre 1993 y 2009 fue del 15,6 por ciento, y el retorno acumulado del mercado de acciones durante el mismo periodo fue del 3,3 por ciento negativo. Buttonwood comparó el rendimiento de China con la «pesada y vieja Inglaterra», que tuvo un crecimiento nominal medio del PIB de solo el 4,9 por ciento, pero unos retornos anuales del mercado del 6,1 por ciento, que superó en nueve puntos porcentuales a la explosiva China. En la página web Efficient Frontier, el autor y teórico financiero estadounidense William J. Bernstein observó que «no hace falta dejarse los ojos con análisis de regresión para convencerse; unas pocas anécdotas ya dan cuenta de la historia»:
Durante el siglo veinte, Inglaterra pasó de ser la principal economía y la potencia militar del mundo a ser un enorme parque temático, y, aun así, generó unas de las rentabilidades de las acciones más altas entre 1900 y 2000. Por otro lado, en el último cuarto de siglo, Malasia, Corea, Tailandia y, por supuesto, China han tenido simultáneamente las mayores tasas de crecimiento del mundo y las rentabilidades de acciones más bajas.
De la misma forma que las carteras de Ganadores y de Sobrevalorados de De Bondt y Thaler tuvieron una rentabilidad más baja que las carteras de Perdedores e Infravalorados, las naciones con un alto crecimiento obtienen una rentabilidad menor que las naciones con un crecimiento bajo. ¿Por qué parece que el crecimiento alto merma la rentabilidad de las acciones y que el bajo crecimiento genera una alta rentabilidad? No se trata de que el crecimiento destruya la rentabilidad, sino que el mercado reconoce el potencial de alto crecimiento de una nación y puja por un precio de las acciones demasiado alto. Los inversores son demasiado optimistas durante los periodos de crecimiento, de forma que encarecen el precio de las acciones y reducen la rentabilidad a largo plazo; al contrario, son demasiado pesimistas en los periodos de depresión, de forma que venden acciones y crean las condiciones para una alta rentabilidad a largo plazo. Los efectos de la recesión en el mercado de acciones, según Jay Ritter, «se deben en parte a una mayor aversión al riesgo (…), pero también a una reacción irracional y exagerada». De Bondt y Thaler estarían orgullosos. Ritter añade que esta «irracionalidad» genera volatilidad «y reversión a la media con varios años de perspectiva». También Graham estaría de acuerdo.
Prosigue con esto que yo ya lo había leído más de una vez (el tema de la dificultad de ganar dinero con acciones de empresas Chinas a pesar del crecimiento de su economía):
“Paul Marson, el director de inversiones de Lombard Odier, uno de los bancos privados independientes más grandes de Suiza, analizó las causas de la rentabilidad en países en desarrollo entre 1976 y 2005, y no halló correlación alguna entre el crecimiento del PIB y los retornos del mercado de acciones. Al comentar el estudio de Marson en su columna Buttonwood, The Economist identificó China como el ejemplo clásico de este fenómeno. El crecimiento nominal medio del PIB entre 1993 y 2009 fue del 15,6 por ciento, y el retorno acumulado del mercado de acciones durante el mismo periodo fue del 3,3 por ciento negativo. Buttonwood comparó el rendimiento de China con la «pesada y vieja Inglaterra», que tuvo un crecimiento nominal medio del PIB de solo el 4,9 por ciento, pero unos retornos anuales del mercado del 6,1 por ciento, que superó en nueve puntos porcentuales a la explosiva China. En la página web Efficient Frontier, el autor y teórico financiero estadounidense William J. Bernstein observó que «no hace falta dejarse los ojos con análisis de regresión para convencerse; unas pocas anécdotas ya dan cuenta de la historia»:
Durante el siglo veinte, Inglaterra pasó de ser la principal economía y la potencia militar del mundo a ser un enorme parque temático, y, aun así, generó unas de las rentabilidades de las acciones más altas entre 1900 y 2000. Por otro lado, en el último cuarto de siglo, Malasia, Corea, Tailandia y, por supuesto, China han tenido simultáneamente las mayores tasas de crecimiento del mundo y las rentabilidades de acciones más bajas.
De la misma forma que las carteras de Ganadores y de Sobrevalorados de De Bondt y Thaler tuvieron una rentabilidad más baja que las carteras de Perdedores e Infravalorados, las naciones con un alto crecimiento obtienen una rentabilidad menor que las naciones con un crecimiento bajo. ¿Por qué parece que el crecimiento alto merma la rentabilidad de las acciones y que el bajo crecimiento genera una alta rentabilidad? No se trata de que el crecimiento destruya la rentabilidad, sino que el mercado reconoce el potencial de alto crecimiento de una nación y puja por un precio de las acciones demasiado alto. Los inversores son demasiado optimistas durante los periodos de crecimiento, de forma que encarecen el precio de las acciones y reducen la rentabilidad a largo plazo; al contrario, son demasiado pesimistas en los periodos de depresión, de forma que venden acciones y crean las condiciones para una alta rentabilidad a largo plazo. Los efectos de la recesión en el mercado de acciones, según Jay Ritter, «se deben en parte a una mayor aversión al riesgo (…), pero también a una reacción irracional y exagerada». De Bondt y Thaler estarían orgullosos. Ritter añade que esta «irracionalidad» genera volatilidad «y reversión a la media con varios años de perspectiva». También Graham estaría de acuerdo.