De hecho según inversores como Graham en sus últimos tiempos o Seth Klarman, un exceso de análisis puede perjudicar los rendimientos.
Lo que pasa que muchos gestores de fondos de inversión activa tienen que justificar las comisiones que cobran diciendo que analizan las empresas hasta saber el color de los calzoncillos del CEO, pero quizás no analicen tanto como dicen:
"El mayor reto para los inversores en valor es la facilidad con la que podemos acceder a la información. La tentación es utilizarla toda cuando, de hecho, lo único que necesitamos es la información adecuada. Seth Klarman ha observado que algunos inversores insisten en «intentar obtener un conocimiento perfecto sus inversiones inminentes, investigando compañías hasta que creen que saben todo lo que tienen que saber»:
Estudian el sector y la competencia, contactan con exempleados, consultores de la industria y analistas, y conocen personalmente a los altos ejecutivos. Examinan estados financieros de la década anterior y las tendencias del precio de las acciones durante un tiempo aún más prolongado. La diligencia es admirable, pero tiene dos inconvenientes. En primer lugar, por mucho que se investigue, siempre hay cierta información que queda oculta. Los inversores deben aprender a vivir con información incompleta. En segundo lugar, incluso en el caso de que se pudieran conocer todos los datos de una inversión, no es seguro que el inversor o la inversora pudiera beneficiarse de ello.
Klarman añadió que esto no significaba que el análisis de las variables fundamentales no fuera útil. «Sin duda lo es», y agregó:
Pero la información generalmente sigue la regla conocida del 80/20; el primer 80 por ciento de la información disponible se reúne durante el primer 20 por ciento del tiempo dedicado a recabarla. El valor de un análisis profundo está sujeto a retornos marginales cada vez menores. La mayoría de los inversores se esfuerzan en vano para obtener certidumbre y precisión, y evitan situaciones en las que es difícil obtener información. Pero la alta incertidumbre suele ir acompañada de precios bajos. Cuando la incertidumbre se disipa, lo más probable es que los precios hayan subido. Con frecuencia, los inversores se benefician de tomar decisiones con un conocimiento imperfecto y reciben una buena recompensa por aceptar el riesgo de la incertidumbre. El tiempo que otros inversores dedican a aclarar el último detalle les puede costar la oportunidad de comprar a un precio tan bajo que ofrezca un margen de seguridad a pesar de la información incompleta.
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En 1976, más de cuarenta años después de la publicación de la primera edición de Security Analysis en 1934, Graham concedió una entrevista al Financial Analyst Journal donde reconsideró sus posiciones pasadas, y le dijo al entrevistador que ya no era un «defensor de elaboradas técnicas de análisis de valores para encontrar grandes oportunidades de valor». En lugar de ello, Graham se decantaba por «una estrategia altamente simplificada que aplique uno o dos criterios al precio para garantizar que todo el valor está presente y que confíe en los resultados según el rendimiento de la cartera en su conjunto —es decir, en el grupo de resultados— y no en la expectativa de las acciones individuales». Aconsejó:
Lo que se necesita, en primer lugar, es una regla definida para comprar que indique a priori que estamos adquiriendo acciones por menos de lo que valen. En segundo lugar, debemos operar con un número suficientemente grande de acciones para que la estrategia sea efectiva. Y, por último, necesitamos unas líneas maestras bien definidas para vender. Como en muchas otras cosas, Graham se anticipó a su tiempo al abogar por lo que se parece mucho a una regla de predicción estadística.
Carlisle, Tobias E.. Deep value (Empresa Activa Invest) (Spanish Edition) . Empresa Activa. Edición de Kindle.