Guardado para releer. Lo acontecido en los últimos años ha evidenciado hasta qué punto la globalización carece de los sistemas de contingencia que consideramos (espero) imprescindibles en una empresa. Parece ser que casi todo estaba fiado a la inercia. Y ahora que se han torcido las cosas, nos pilla fiándolo todo a la divina providencia. Lo que no debiera extrañarme, pero no deja de asombrarme, es que tanto estadistas como tecnócratas no se corten a la hora de decir que era imprevisible... con un par... Y paro, que me sale la vena cortacuellos.
Salu2