MEMORIAS DE UN INVERSOR (POCO) INTELIGENTE (CI < 110 😜) (I)
Hará aproximadamente 12 años que dejé los depósitos y comencé a invertir con espíritu intrépido en los fondos de Bestinver. Había descubierto Bestinver buscando en internet cuál era el fondo español que arrastraba mejores resultados en las últimas décadas. Estaba orgulloso de mi método. Mi cableado cerebral me decía (como nos suele decir a la mayoría) que los rendimientos pasados eran un buen predictor de los rendimientos futuros. ¡Era un imbécil!
Paremos un momento. Si tienen fondos activos en cartera, pregúntense los motivos por los que los compraron. Sean sinceros. ¿No será que el fondo/gestor elegido acumulaba unos destacados rendimientos en los últimos años y que eso nos hizo pensar (sería más fidedigno decir “nos hizo sentir”) que esos resultados se proyectarían con facilidad también en el futuro?. Pues bien, en unos casos habrán obtenido un buen resultado y en otros habrán metido la pata. En lo que siempre se equivocaron, sin embargo, es en la bondad del método: los resultados pasados NO garantizan los resultados futuros.
No se sientan culpables. Así es nuestro cerebro. En muchas situaciones, el pasado es un buen predictor del futuro y esa es la programación por defecto de nuestro cableado cerebral. Pero NO siempre, ni en todos los ámbitos, las cosas funcionan realmente así. Un pavo que es alimentado todas las mañanas por su dueño no intuye la tragedia que se aproxima a él cuando aparece el dueño la mañana del día de Navidad. Ese día el pasado deja de ser un buen predictor del futuro para desgracia del pavo.
En el ámbito de las inversiones, y en el de los fondos de inversión en particular, está empíricamente hiper-comprobado que los “resultados pasados no garantizan, EN ABSOLUTO, los resultados futuros”. De hecho, la CNMV obliga a que ese disclaimer aparezca en los folletos de comercialización de todos los fondos. A los que somos todavía inversores en Cobas no hace falta que nos insistan, llevamos años comprobándolo en nuestras carnes. Repito: “los resultados pasados no garantizan, EN ABSOLUTO, los resultados futuros”… ¿Creen que ya lo han interiorizado?. Desconfíen. La próxima vez que tomen una decisión sobre inversiones casi seguro que el sesgo que introduce el conocimiento de los resultados pasados determinará sus actos (aunque sólo sea de forma inconsciente… “semos así”).
Miremos el tema desde otra perspectiva. Dividamos las situaciones a lo largo de un continuo. En un extremo las situaciones/tareas que dependan mucho de la habilidad y poco del azar y en el otro extremo las opuestas. Pongamos que se enfrentan, por ejemplo, al campeón del mundo de ajedrez Magnus Carlsen… ¿Creen que tienen alguna posibilidad de ganarle una partida?. Si saben de ajedrez sabrán que prácticamente ninguna salvo ictus del noruego. El resultado de una partida de ajedrez depende mucho de la capacidad/habilidad de los actores y muy poco del azar. Ahora miremos un ejemplo distinto: supongamos que elegimos 30 acciones al azar y comparamos nuestro rendimiento 5 años después con 30 acciones elegidas por Buffett, o por Guzmán de Lázaro o por Iván Martín (No digo Paramés porque entonces ganamos seguro 😂). Convendrán conmigo que, si repetimos el experimento muchas veces, en no pocas ocasiones las treinta acciones elegidas al azar pueden tener un rendimiento mejor que las elegidas por tan ínclitos gestores. Y es que los resultados de la inversión depende de tantas variables impredecibles (se trata de un sistema caótico) que el azar (lo no controlable) se termina filtrando con facilidad.
Total que pagamos comisiones por una supuesta habilidad de los gestores que no es objetivable a priori (¿me equivoco?) ni tampoco a posteriori (sus resultados positivos durante periodos larguísimos pueden ser puro efecto del azar o cuanto menos verse muy influenciados por este sin que podamos deslindar entre ambos factores). Por no hablar de que la supuesta habilidad de los gestores (en el caso de haberla realmente) puede decaer con los años por cansancio, por desmotivación asociada al enriquecimiento, por enfermedades, por perder el tiempo haciendo de youtuber (como uno que se me viene a la memoria😜)… y, todo ello, sin que nosotros podamos tampoco objetivarlo.
Eso sí la extracción de comisiones (que también sigue, aunque eso no nos lo recuerden, la “magia del interés compuesto”), esa sí está garantizada cada día y, por anticipado, para beneficio de la gestora y perjuicio del minorista.
Mi conclusión es que la inversión activa es un puro ejercicio de fe (no es racional). Así que si van a misa los domingos y, además, invierten en, por ejemplo, Magallanes sepan que tienen dos devociones religiosas… lo digo con el máximo respeto. Que nadie se moleste que yo llevo todavía varios fondos activos… Soy, por tanto, también un “hombre de fe” (no racional)… aunque ya me queda muy “poquita”, muy “poquita”… en realidad no me queda ninguna lo que pasa es que me está costando arreglar el estropicio que fui creando con los años...
Lo voy a dejar aquí por hoy. Termino apuntando que mi inversión en Bestinver hasta la marcha de Paramés en 2014 fue razonablemente positiva (sobre todo porque ni me molestaba en compararla con el rendimiento del MSCI World...). Y es que en inversión se puede obtener un buen resultado (por azar) usando estrategias erróneas (y también puede ocurrir lo contrario, al menos a corto/medio plazo: obtener un mal resultado -por azar- temporalmente usando estrategias con esperanza matemática positiva). En mi caso, interprete los buenos resultados con Bestinver como una prueba que confirmaba la bondad de mi método de selección de gestores (los que tuvieran resultados previos mejores)... ¡Ya he dicho que era un imbécil!… Y esos errores de interpretación han tenido, claro, sus consecuencias después… y no precisamente las mejores…
Edito: si les interesa el tema léanse "Engañados por el Azar" de Taleb