Creo que no lo habéis entendido bien, es una jugada digna de mentes privilegiadas, vamos mi personaje del “pensador del ático” pero no de uno que han puesto para que ponga comisiones, un “pensador” de altos vuelos y con una mente digna de Albert Einstein, Stephen Hawking, John Maynard Keynes, Elinor Ostrom / Oliver E. Williamson (los dos últimos premio nobel de economía)
Paso 1 – Un par de chavales/as jóvenes nos piden una hipoteca para la compra de su “nidito de amor”, que nos pagaran intereses durante unos 25 años en el mejor de los casos, si son ahorradores, y 35/40 años en caso de que no lo sean.
Paso 2 – Mas o menos un 20% de ellos cambiarán de casa y volveremos a empezar cobrando una segunda financiación, y en dicho momento habremos cobrado intereses de la primera operación (paso 1) sobre 10/15 años.
Paso 3 – De forma paralela les habremos vendido seguros, tarjetas de crédito, planes de ahorros, de pensiones, alguna cacerola o cubertería, les habremos financiado el coche al 8 ó 9%, en fin casi la cuadratura del círculo.
Paso 4 – Cuando se jubilen les haremos una hipoteca inversa, con lo cual y pesar de que llevan 25 o 30 años pagándonos intereses, y en algunos casos puede que hasta 40 ó 45 años, si se han comprado un apartamento en la costa o en la montaña, y nos volverán a pagar intereses de la misma casa, vamos que llegados a este punto nosotros entidad financiera hemos cobrado ya por la ida (compra) y por la vuelta (hipoteca inversa), pero esto no es todo.
Paso 5 – Cuando fallezcan, cosa que ocurrirá es ley de vida, lo sentiremos mucho pero iremos a visitar a sus herederos (hijos/hijas) y consortes y como la casa procedente de la hipoteca inversa no la queremos para nada, tenemos casas para dar, vender, le ofreceremos una hipoteca para que recuperen la casa donde vivieron sus amados padres, es un recuerdo que seguro que les convenceremos para que adquieran, allí pasaron su niñez, y tendrán buenos recuerdos de ella, con lo cual a muchos les parecerá bien y nosotros (banco o caja) entre otras cosas estamos al servicio de la ciudadanía, y si hacemos negocio, licito negocio y además devolvemos las ilusiones a las personas, que más se puede pedir.
Supongo que os gusta el cuento, pero creo que no es un cuento, es la idea digna de una mente privilegiada donde las haya, y lo digo sin recochineo, de verdad puede que mi no me guste la idea, pero que la mente que inventó es privilegiada, es un hecho.