Y luego hay factores que afectan muchísimo a la ecuación pero que sobre el papel y boli no se ven.
Los cálculos son muy claros que el dinero bien ahorrado y bien invertido produce mucho más que que una inversión en propiedad a la que no se le saca rentabilidad monetaria por utilizarse como vivienda, pero...
Hay un pero muy grande. Esos cálculos solo son ciertos si se aplican a una persona con gran capacidad de ahorro y con los suficientes conocimientos económicos para gestionar un patrimonio. Desgraciadamente el 95% de los españoles no encajan en ese perfil. El 95% de los españoles no sería capaz de ahorrar la diferencia entre un alquiler y una hipoteca ni un mes al año. Se ven obligados a pasar apuros con tal de pagar su hipoteca pero no serían capaces de hacerlo para un ahorro a largo plazo. –Hay muertes repentinas– solía decir alguien a quien conozco para justificar compras impulsivas o gastos desmedidos. Y el 95% de los españoles no sería capaz de gestionar adecuadamente esos ahorros considerables, resultando en bajas rentabilidades, depreciación y pérdidas patrimoniales. Los ahorros a veces desaparecen en un crack bursatil cuando no se ha sabido diversificar, o en un negocio infalible que falla, o hay que prestarlos a algún familiar en apuros que jamás los devuelve. Las casas salvo catástrofe, permanecen. Para el 95% de los españoles, su cultura de que con el alquiler se tira el dinero es sabia y por eso la tienen. Si no compraran casa, en 40 años no tendrían ni casa ni dinero. Habrían vivido mejor pero estarían peor. Por eso no les vayáis con Excel y papel y boli, salvo que seáis capaces de programar en el modelo su psicología y conocimientos.
Al otro 5% que si tiene la capacidad la fuerza de voluntad y los conocimientos no hace falta convencerles de nada. Esos se convencen solos.