Re: Habrá independencia, porque no habrá referéndum. Una opinión y un pronóstico
Si te fijas bien mi nick se está regenerando. Es un simbolo de esperanza.
Hilo cerrado
Si te fijas bien mi nick se está regenerando. Es un simbolo de esperanza.
Hoy en día el debate sigue abierto, aunque la mayoría de los historiadores opinan que en absoluto puede hablarse de una "primavera trágica" en la que el gobierno del "Frente Popular" hubiera perdido el control de la situación. Y la conclusión de la mayoría de ellos es clara: “La desestabilización política real en la primavera de 1936 no explica en modo alguno la sublevación militar [de julio de 1936] y menos aún la justifica". “La política y la sociedad españolas mostraban signos inequívocos de crisis, lo cual no significa necesariamente que la única salida fuera una guerra civil”.
Durante los primeros meses de 1936 se produjo una polarización de la política española, en cuyos extremos se situaba la izquierda revolucionaria y la derecha fascista, y en medio una izquierda moderada y una derecha republicana junto con un centro anticlerical y una derecha de fuerte componente católico y monárquico (que representaba a muchos militares, terratenientes y a la jerarquía católica que veían peligrar su posición privilegiada y su concepto de la unidad de España). Una división que podía remontarse al siglo XIX cuando tuvo lugar el difícil proceso de cambio que se inició en 1808 para poner fin al absolutismo que lastraba al país, manteniendo fuertes diferencias económicas entre privilegiados y no privilegiados, y que el moderantismo decimonónico sólo consiguió superar parte. El resultado fue una población rural dividida entre los jornaleros anarquistas y los pequeños propietarios aferrados a (y dominados por) los caciques y la Iglesia; unos burócratas conformistas y una clase obrera con salarios muy bajos y, por lo tanto, con tendencias revolucionarias propias del nuevo siglo, hacen que también entre las clases pobres la división fuese muy acusada. También provenía del siglo XIX la tradición de que los problemas no se arreglaban más que con los pronunciamientos. No es extraño, pues, que en una España marcada por la reciente dictadura de Primo de Rivera e intentonas fallidas, como las de José Sanjurjo, volviese a haber ruido de sables y se temiese un plan para derribar al nuevo Gobierno establecido. Los acontecimientos darían la razón a los pesimistas.
saludos
Y la independencia Catalana unilateral fue la espoleta gracias
Es curioso que todo lo interpretéis en clave que malo son los otros quien le dice a usted que algunos listillos de la Bisbal no se inventen ofensas de Barcelona y quiera la independencia de la capital mire que en el ejemplo de los cantones lo que le quiero decir es que hasta los pacificos andaluces nos dimos tortas que en rio revuelto .............. muertos1000000 y todos inocentes por que lo que los provocaron se largaron los primeros y murieron los pringaos
Es usted una delicia leerlo como explica lo que yo pienso pero de una forma fluida gracias por compartir su cultura con personas que como yo les cuesta explicarse con un lenguaje rico
Bueno, si tu lo dices será así,...
... aunque fué en el 34! (6/10/34)
¿quizá lo intentaban arreglar y la cerrazón nacionalista precipito los hechos no?
Recientemente tuve ocasión de leer un artículo de nuestro premio Nobel Ramón y Cajal escrito en 1930. Parecia un articulo sobre la actualidad que hoy vivimos, pero escrito hace 84 años. De entre ese artículo quisiera destacar algo que para mí ya era conocido, es el hecho de que da por bueno que el proceso de desafección hacia España nace de las pérdidas de las últimas colonias: Filipinas, Puerto Rico y, especialmente, Cuba. Fue la pérdida de estos mercados que hizo para Cataluña (para el interés económico de la burguesia catalana) menos atractivo seguir en una, eso es cierto, depauperada España. No es menos cierto que esa pérdida se vio favorecida por la negativa de la burguesía catalana a conceder a esas colonias la autonomía que pedían. Autonomía que significaba la pérdida de la exclusividad de venta de productos en esos mercados. Pocos se acuerdan hoy de esos hechos. Hoy la carga de la culpa recae integramente en una España intransigente, cuando la intransigencia fue una exigencia catalana. Esto lo he leído en un periódico catalán de un lector saludos