Pedro Cardús i Cardellach
Juntos o separados? Los argumentos clave de las elecciones plebiscitarias
Analizamos los pros y contras de la lista unitaria y de las candidaturas separadas en las elecciones adelantadas que deben servir de consulta definitiva sobre la independencia
Superado el día D del proceso soberanista -el 9-N, todas las miradas están puestas en las elecciones adelantadas que deben permitir la consulta definitiva para dar el mandato democrático que necesitan las instituciones para declarar la independencia. Estas elecciones, apuntadas como consulta definitiva por el presidente Mas el día que anunció el proceso participativo, pueden convertirse en plebiscitarias si los partidos se presentan de una manera que las diferencie de unas elecciones ordinarias. Antes del 9-N ya se encendió el debate a favor y en contra de la 'lista de país o unitaria' y sobre cuando se tenían que hacer.
Qué dicen los partidos?
De momento, Convergencia es el único partido independentista que se muestra partidario de la lista de país. La CUP descarta absolutamente una candidatura conjunta. Mientras que ERC prefiere las listas separadas, pero no ha cerrado la puerta a una candidatura unitaria si se acuerda la forma de acceder a la independencia. Iniciativa, que no se define como independentista, no quiere ni siquiera que se hagan elecciones y pide que se agote la legislatura. Unión, que vive una disputa interna entre partidarios y contrarios de la independencia, también prefiere que no se adelanten las elecciones.
Y las entidades cívicas?
Por su parte, Òmnium Cultural no tiene una posición tomada sobre la fórmula de las candidaturas en unas elecciones adelantadas. Sin embargo, Muriel Casals ha pedido a los partidos que 'dejen claro' cuál es el bloque del sí a la independencia. 'Cuanto más unidad, mejor', apuntó. En cambio, la Asamblea (ANC) es partidaria de la lista unitaria de país, tal como marca su hoja de ruta aprobado en la última asamblea este abril. Además, Carme Forcadell ha dejado claro que presionarían los partidos por la lista unitaria a las elecciones adelantadas, que quiere que se hagan a principio del 2015.
Visto el mapa de intenciones de los partidos y las principales entidades cívicas independentistas, hay que poner sobre la mesa de debate los principales argumentos a favor y en contra de cada opción. O, al menos, cuáles son los puntos centrales que pueden orientar la negociación entre los partits.Vegem a continuación:
La ley de Hondt
El sistema electoral vigente en Cataluña es lo que marca la ley electoral española por inexistencia de una ley propia. Y esta ley aplica en el reparto de diputados la fórmula de Hondt con una barrera electoral del 3%. Se ha dicho que la fórmula de Hondt favorecería una lista unitaria, que conseguiría un reparto más bueno de escaños. Los cálculos hechos sobre los resultados de elecciones anteriores o de sondeos indican que la suma de CiU y ERC en una sola lista no les daría más escaños de forma automática. Es decir, que si CiU por un lado consiguiera 35 escaños y ERC 35 Además, la suma de los votos y la aplicación de la fórmula de Hondt continuamos dando 70 escaños a la candidatura. En alguno de los cálculos la variación es mínima, con un solo diputado más por la lista conjunta. En conclusión, la razón estrictamente matemática no favorece la lista unitaria, pero tampoco la perjudica. No hay efecto multiplicador, ni castigo.
El mandato democtràtic
Otro elemento que forma parte de este debate es cuál es la mejor forma para visualizar el mandato democrático, que es un mensaje interno pero, sobre todo, de legitimidad de cara a la comunidad internacional. En este sentido, hay que ver qué fórmula es la que puede emitir un mensaje más claro de mandato democrático. Los detractores de la lista unitaria apuntan a que con un punto programático común de compromiso con la declaración de independencia ya sería suficiente. Pero a la hora de mirar el resultado de las elecciones, ¿qué mensaje daría un parlamento con dos partidos prácticamente empatados, lejos de la mayoría absoluta, más alguna otra candidatura aún más alejada de las primeras posiciones, tal como indican todas las encuestas?
Se consideró necesario que una lista independentista supere la mayoría absoluta para que el mensaje sea incontestable entre la comunidad internacional, aunque luego la mayoría se pudiera ampliar con formaciones que han ido separadas y que también estén dispuestas a aprobar la declaración de independencia. Hay esta mayoría absoluta de una misma candidatura? O con el punto común en el programa electoral es suficiente?
El factor ilusión
Entre los defensores de la lista unitaria, ha apuntado que la lista unitaria de país, con candidatos que vayan más allá de los partidos, generará una ola de ilusión al ver que los políticos han superado sus diferencias en favor de la independencia y se han unido. De hecho, la unidad ha sido uno de los valores intocables y más aclamados de los últimos años de proceso. Según esta idea, la lista unitaria, que contaría con dirigentes de las entidades cívicas y personalidades de prestigio de la sociedad, habría roto el esquema clásico de partidos y sus luchas de intereses. De esta manera, se conseguiría el voto de aquellos que se han alejado de los partidos y del sistema político vigente.
El impacto del factor ilusión es imposible de medir porque no hay ningún precedente desde la Solidaritat Catalana de principios de siglo XX. Aquella candidatura del movimiento unitario catalán encabezada por Enric Prat de la Riba consiguió el 67% de los votos en Cataluña y 41 escaños de los 44 que se elegían.
El factor recelo
En contraposición al factor ilusión, al otro plato de la balanza, está el factor recelo. Los detractores de la lista unitaria consideran que un grosor bastante importante de electores no aceptarían votar candidatos que no representan fielmente su opción ideológica o sus intereses sociales. Es decir, por decirlo simplificando, electores de izquierdas no querrían votar Artur Mas o el conseller Mas-Colell y optarían por opciones coherentes con su perfil ideológico aunque no tuvieran un compromiso con la independencia. Y a la inversa, electores de derechas no querrían votar Oriol Junqueras o Lluís Llach para que no se ajustan a su interés ideológico y preferirían votar partidos de derechas contrarios a la independencia o no votar.
Al igual que ocurre con el factor ilusión, el factor recelo es imposible de medir porque no hay casos precedentes ni contextos como el actual en nuestra historia reciente.
La candidatura 'cesta'
Precisamente para evitar los perjuicios del efecto recelo, se da por hecho que habría una candidatura mayoritaria con CDC y ERC en el tronco central, con los candidatos independientes que se añadieran, y una segunda candidatura de la izquierda rupturista o anticapitalista con la CUP, Proceso Constituyente, el sector independentista de ICV y EUiA, y los candidatos independientes que se apuntaran. De esta manera, no habría votos independentistas perdidos en opciones no independentistas por razones ideológicas.
Los defensores de la fórmula de las dos candidaturas de país consideran que es la manera de dar un mensaje contundente al mundo -con el resultado de la primera candidatura que debería superar la mayoría absoluta- sin perder votos ideológicos. Hay que decir que esta propuesta evitaría la pérdida de votos independentistas de izquierdas, pero que no daría solución a los votantes de derechas renuentes a votar candidatos de ERC.
Iniciativa y Unión
En medio de todo este debate hay un gran interrogante. ¿Qué harán ICV y Unión ante unas elecciones que se presenten como unas plebiscitarias y que pidan que los partidos se definan a favor o en contra de la independencia? El formato de consulta ha permitido que estas dos formaciones hayan aplicado esa fórmula de la 'libertad de voto' en la segunda parte de la pregunta del 9-N. Ambas direcciones han evitado una votación entre la militancia o los consejos nacionales para definir el apoyo a la independencia.
Si se va a unas elecciones, Unión estará obligada a decidirse. Porque si no opta por la independencia, no se podrá presentar conjuntamente con CDC, que llevará el estado independiente en el programa. Por lo tanto, ya sea para ir a una lista unitaria o para continuar la alianza con los convergentes, Unión deberá votar por qué opción se decanta.
Por su parte, Iniciativa podría optar por una solución indefinida porque, si se presenta en solitario o con EUiA, puede hacer un programa que tenga en cuenta los diferentes escenarios del proceso. Esta posibilidad dependerá de la presión que hagan los sectores internos en un momento tan excepcional como el que se dará si se convocan las elecciones que habrán de determinar el futuro de Cataluña por muchos años.
Ahora es la hora
Otro de los aspectos a tener en cuenta es con qué formato de candidaturas se podría aprovechar más la fuerza que tiene el movimiento popular independentista, liderado por el ANC y Òmnium con la campaña 'Ahora es el momento', en el momento de la campaña electoral. Los defensores de la lista unitaria consideran que esta fórmula posibilitaría la continuidad de la campaña popular y el mantenimiento de las estructuras territoriales y municipales creadas. Así se podría aprovechar la inhèrcia del movimiento de cara a las elecciones.
No hay que olvidar que en las asambleas locales de la ANC y Òmnium hay militantes de los partidos soberanistas. La transversalidad del movimiento de base puede ser muy útil en una campaña electoral si puede empujar a favor de una lista que también represente el amplio espectro del independentismo.
Cambio de liderazgo
Finalmente, algunos opindors, como Ferran Requejo y otros, han alertado sobre las consecuencias negativas de un cambio de liderazgo en la proyección internacional del independentismo. El mundo entendería como un apoyo a la independencia que las elecciones convocadas para obtener un mandato democrático llevaran a la derrota al presidente que ha sido la cara visible institucional del proceso? ¿Qué pasa cuando en una negociación, a media partida, te cambian el interlocutor?
Estas dudas razonables forman parte de los argumentos que aportan los partidarios de la lista unitaria, que consideran que sólo la visibilización clara de un aumento de votos de la lista encabezada por el presidente Mas daría un mensaje de estabilidad y confianza a la comunidad internacional, poco amiga de la independencia de una parte de un estado ya constituido.
Evitar la lidia
A favor de las listas separadas también se ha expuesto el argumento que dice que una negociación de listas entre partidos ahora mismo traería más disputas, reproches y dolores de cabeza que nada. Probablemente, el proceso de configuración de la lista entre partidos y entidades cívicas e independientes podría ser un caos más o menos considerable. Sin embargo, en contra de este miedo, se considera que es mejor que las disputas se hagan ahora, que no durante la campaña que debería ser la más atractiva de la historia. O, según se mire, también sería mejor que la pelea pasara pronto y no el día siguiente de las elecciones, con un parlamento bien fragmentado y con una gestión del resultado bastante complicada. Al día siguiente de las elecciones, si se hacen en clave plebiscitaria, sería el día 0 y puede ser muy peligroso estratégicamente dejar el escenario tan abierto en un momento tan trascendental.
De razones y de argumentos, como se puede ver, hay para parar un carro. Y hay para todos los gustos. En cualquier caso, después de la gran demostración democrática y cívica del 9 de noviembre, cabe esperar que los partidos encontrarán la manera más acertada de culminar el proceso hacia la independencia. Ahora todo son dudas y disputas, pero esta situación también se vivió antes de la declaración de soberanía, del acuerdo de la fecha y la pregunta y del proceso participativo del 9-N. Y todo ello ha ido haciendo su camino sin detenerse ni un solo instante. No es arriesgar demasiado pensar que antes de un mes tendremos todas las respuestas.
