La última hora de las negociaciones para formar el gobierno autonómico de Mas alude a intensos e incesantes contactos entre Junts pel Sí y la CUP. Los primeros habrían aceptado proponer otro candidato, con lo que se consumaría la derrota del "president" en funciones. Suenan dos nombres, Carles Puigdemont, alcalde convergente de Gerona, y Neus Munté, vicepresidenta en funciones de la Generalidad. A cambio, la CUP obligaría a dimitir a los diputados más connotados en contra de Mas y se comprometería a dar estabilidad parlamentaria y apoyo a los presupuestos. Según las versiones, el líder convergente estaría dispuesto a asumir el puesto número dos del citado gobierno o incluso habría aceptado retirarse.
Sea como fuere, Mas habría dado su brazo a torcer y la CUP habría impuesto su tesis inicial, el no al dirigente de CDC. Este mediodía, permanecía en el palacio de la Generalidad reunido con Josep Rull, Jordi Turull y Lluís Coromines.
Es la tercera vez en política que Artur Mas no se sale con la suya. La alianza de izquierdas (ERC, PSC e Iniciativa) de los dos gobiernos tripartitos le impidió ser presidente de la Ganeralidad a pesar de encabezar la lista más votada y con más escaños. Ahora, otra pacto de fondo de la izquierda le ha llevado a una situación agónica. Mas está a 48 horas de firmar la repetición de las elecciones. Es altamente improbable que se reedite la coalición Junts pel Sí y el líder del "proceso" separatista (que iba de abajo arriba, según no se cansaban de repetir los principales protagonistas y beneficiarios de la Asamblea Nacional Catalana) pasará a los anales del ridículo político como culpable de encallar el dicho Prusés.
La falsa dimisión de Baños
Cuando el cabeza de lista de la CUP, Antonio Baños, declaró a los medios que había dimitido porque no sentía capacitado para justificar el no de la organización antisistema a Mas, éste no dudó en utilizar la presunta dimisión para hurgar en la división de la CUP. Baños fue la bandera que Mas esgrimió en su reacción del martes 5 de enero, tras el consejo político de la CUP que ratificó un no definitivo. Según Mas, el partido liderado por Anna Gabriel, Gabriela Serra y Josep Manel Busqueta estaba roto por la imposición de los "revolucionarios con los que no llegamos ni a la esquina". El candidato de Junts pel Sí quemaba todos los puentes al arremeter con saña contra la CUP. La pelota estaba en el tejado de los antisistema y "antipatriotas". Ellos eran los culpables.
Baños, por cierto, no ha dejado el escaño, a pesar de lo declarado con grandes muestras de honorabilidad política en los micrófonos de la Catalunya Ràdio, la emisora de la Generalidad. El "cabeza de lista" que mostraba la fractura de la CUP se lo debió pensar mejor, entre otras cosas por las regalías del parlamentarismo autonómico y por las supuestas opciones de acuerdo de los últimos días.
La presión cambia de bando
A las pocas horas se demostró lo erróneo de las previsiones de Mas. Súmate, la organización para "inmigrantes" de habla española vinculada a ERC, ofrecía a la CUP la opción de investir presidenta a Neus Munté, actual vicepresidenta autonómica en funciones, y colocar a Mas de primer consejero o "conseller en cap", puesto ya que ejerciera durante el delfinato con Pujol. En paralelo, Joan Tardà, a las órdenes de Junqueras, insistía en que Mas debía dar un paso atrás e independientes de "Junts pel Sí" le pedían un gesto de grandeza política. La presión no era un problema de la CUP, sino de un Mas aislado y traicionado por ERC en los momentos cruciales.
En ese ambiente, la CUP contactaba con los podemitas autonómicos de "Catalunya sí que es pot" y ERC se alzaba como el ariete de otro tripartito que podría acabar definitivamente con Convergencia y su actual líder en la repetición de los comicios el próximo 6 de marzo. A la desesperada y tras la trampa de simular la dimisión de Baños, Mas ofreció a Junqueras una remodelación del gobierno en funciones para mostrar una imagen de unidad. Tras la "oferta" se escondía un primer tanteo sobre las posibilidades de reeditar la coalición Junts pel Sí. Junqueras calificó la propuesta de "fraude".
La cabeza de Gabriel a cambio de la de Mas
También se le ofreció la cabeza de Anna Gabriel. Según una información de Crónica Global, ERC y sus independientes en la lista conjunta ofrecieron la "solución" de investir a Mas a cambio de la renuncia de Anna Gabriel. La CUP respondió que no tenía inconveniente en prescindir de su diputada si Junts pel Sí hacía lo propio con Mas. El "president" en funciones ni lo consideró.
Hasta este sábado a última hora no se acabará el suspense. La función declina, pero la última reunión propiciada por la ANC, la de este viernes, duró tres cuartos hora. No fueron los dos minutos vaticinados por la diputada cupera Gabriela Serra, pero en su mayor parte fueron saludos, caras de circunstancias y enrocamiento total.
Última llamada al acuerdo
La CUP niega que vaya a tener más reuniones salvo que Mas se apee de la candidatura, pero según el presidente de la ANC, Jordi Sànchez, impuesto a la organización por el propio Mas, aún hay un "hilo de esperanza". Y a eso se aferran quienes creen que la CUP acabará cediendo por "sentido de país". Sin embargo, la totalidad de los dirigentes políticos catalanes considera que la XI legislatura autonómica catalana está en sus horas finales tras protagonizar el esperpento parlamentario de un pleno de ocho minutos para elegir a ocho senadores.
Fractura en la ANC
Tampoco le salió bien a Mas recurrir a la ANC. La concentración convocada en favor de Mas en la plaza de la Catedral no reunió ni a medio millar de personas. Desde la propia ANC se contraprogramaba un acto de los detractores de Mas en la plaza de San Jaime, tan sólo separada de la Catedral por la estrella calle del Obispo. Al cruzarse ambos grupos hubo insultos y más que palabras. La CUP estará dividida, según Mas, pero algo menos que las bases militantes de la ANC.