España
Tú hablas de la inflación futura, pero hoy sr han dado datos a Noviembre, mes base para las pensiones y es del -0,3, luego el aumento será pequeño pero no disminución; para el próximo año se espera que pueda alcanzar el 0,50%, como meta; ya me contarás eso del 4%, para cuando puede ser.
Vaya, vaya, lo que hay que leer, añorando a Franco, lo que faltaba.
Aunque en una cosa tienes razón, yo con Franco vivía mejor. . .. tenía 40 años menos y eso ya es vida. Je. Je.
acabo de llegar de ver el mitin de rajoy y practicamente no ha hecho referencia al debate de ayer....eso si ha estado bien sin exajerar y mas de 3000 personas en el recinto 2000 mas de 1000 se han quedado fuera saludos
zpedo hasta franco votaria a mariano...je je viva la democracia
El efecto Osborne
Este miércoles, Rajoy volvió a conceder algunas entrevistas breves de televisión. Pero aún dura la resaca de la entrevista que le hizo Bertín Osborne en TVE y sus consecuencias. De hecho, los asesores del candidato se encargaron de pregonar como el presentador ha acabado desvelando que votará al PP y no a Ciudadanos, como inicialmente tenía previsto. "El efecto Osborne es real. Nos lo dicen nuestras encuestas. Salió muy bien", expusieron en conversación informal. "Ha llegado a muchas familias, ahora lo ven como alguien cercano, va a tener repercusión en las urnas", incidieron.
En todo caso, y a diferencia de otros días, los portavoces consultados no mostraron tanto optimismo. "Vamos bien", pero el último tracking detecta que la subida no es tan acusada. "Si la bajada de Ciudadanos no nos beneficia, es que los votos también se van a Podemos". Aunque, eso sí, la meta se mantiene: el 30% de los votos, con una horquilla de escaños incluso superior a los 130.
El día después al 20D será aún más complicado de lo que auguraban las encuestas. El Congreso, en el que se rompe el esquema bipartidista, tendrá cuatro grandes fuerzas políticas pero ni el PP sumaría los 176 escaños de la mayoría absoluta junto a Ciudadanos (163) ni el PSOE los alcanzaría con el apoyo de Podemos (159). El juego de alianzas necesario para gobernar augura unas semanas de intensas negociaciones cuyo resultado es impredecible y que abre la puerta a nuevas elecciones en pocos meses.
El PP es el ganador de los comicios pero con una enorme pérdida de escaños que le hará muy difícil formar gobierno. Los populares logran 123 escaños, 63 menos que en 2011 y un 28,7% de apoyos. Pierden más de tres millones de votos. Rajoy ya ha dicho que "intentará gobernar" pero las cuentas no salen.
El PSOE, al que las encuestas situaban en tercera posición e incluso en cuarta, conserva el segundo puesto. Con 90 diputados, pierde 20 escaños respecto a 2011, que fue su peor resultado histórico, pero el batacazo no es tan grande como auguraban los sondeos. Se deja desde los anteriores comicios millón y medio de votos. El porcentaje que alcanza es del 22% y su papel será clave para la formación del próximo gobierno. Sánchez ya ha hecho guiños a Podemos tras felicitar a Rajoy.
Juntos, logran un 50% de los votos frente al 72% de 2011. Una sangría en la que, entre los dos, se dejan más de cinco millones de votos que en buena parte van a los dos partidos emergentes. La situación es especialmente evidente en feudos populares como Madrid, donde el PSOE es cuarta fuerza, y la Comunidad Valenciana.
Podemos se queda en tercera posición confirmándose la subida que avanzaron las últimas encuestas publicadas. El partido de Pablo Iglesias, contando sus marcas regionales (En Común Podem, 12; Compromís, 9 y En Marea, 6), logra 69 escaños y el 20% de los votos. Es, además, primera fuerza en País Vasco y Cataluña. Cada uno aspira a tener grupo propio aunque la decisión estará en manos de la Mesa del Congreso. A la hora de los pactos, en cualquier caso, se notará el peso de cada marca.
En el partido morado, la noche se ha vivido con euforia. Iglesias ha hablado de "cambios en el sistema", nuevo modelo territorial y reformas constitucionales como condición antes de pactar.
Ciudadanos, por su parte, ha obtenido un resultado decepcionante frente a las expectativas tras una campaña plagada de errores. Queda en cuarta posición con 40 escaños y el 14% de los sufragios, muy lejos de los sondeos más optimistas para la formación naranja, que llegaron a situarlo en cabeza igualado con el PP. El resultado es especialmente pobre en Cataluña, donde es quinta fuerza igualado con los populares. En su comparecencia, Rivera ha recordado que partían de cero pero son conscientes de que no serán decisivos para gobernar.
En cuanto al resto de partidos, ERC logra 9 escaños frente a los 3 de 2011 mientras que la marca de Convergencia para las generales, Democracia y Libertad, obtiene ocho, por detrás de sus socios el 27S.
Izquierda Unida-Unidad Popular logra sólo dos escaños frente a los once de esta legislatura. No llega al millón de votos y obtiene un 3,6% de sufragios, lo que le deja muy lejos del grupo propio, el objetivo que se habían marcado.
El PNV, mientras, mejora sus resultados frente a los anteriores comicios. De los cinco escaños actuales pasa a 6. EH Bildu obtiene 2 frente a los 7 que ahora ostentaba Amaiur.
UPyD, como vaticinaban los sondeos, desaparece: de tener grupo propio con cinco escaños y más de un millón de votos, pasa a 149.000 votos que no le otorgan representación parlamentaria. También salen de la cámara Coalición Canaria y Geroa Bai.
El Senado: C's se queda fuera
En cuanto al Senado, el PP ha logrado 121 escaños, seguido del PSOE con 50 y de Podemos con 16. EH Bildu, que contaba con 3 senadores, se queda sólo con el senador autonómico y Ciudadanos se queda fuera.
Los ciudadanos han elegido este domingo 208 senadores, porque el resto son designados por los parlamentos autonómicos. Con este resultado, el PP mantiene con 142 escaños la mayoría absoluta en la Cámara Alta.
Democracia y Libertad, Esquerra Republicana de Cataluña-Cataluña Sí y el PNV han conseguido 6 escaños cada uno. Mientras, la candidatura navarra que agrupa a Geroa Bai, EH Bildu, IU y Podemos logra otro senador.
El programa del PSOE, y en general de toda la izquierda, parte de un único principio básico: el odio a un ente mítico conocido como la derecha. No la rivalidad, no la confrontación de ideas, sino el odio. Todo lo demás puede cambiar y mucho, de hecho, ha cambiado a lo largo de los años. Pero el odio permanece: del dóberman se pasó a llamar asesinos a los diputados del PP, el cordón sanitario, el guerracivilismo zapateril y de ahí a las últimas primarias, donde ganó, aunque después de esta campaña parezca imposible, el menos sectario de los dos candidatos.
Este principio ha sido apoyado entusiásticamente por medios de comunicación, sindicatos, artistas y demás kolectivos durante años y ha pasado a formar parte de la normalidad política. No sería admisible escuchar a cualquier dirigente del PP hablar de "la izquierda" con el mismo desprecio que tan natural parece en dirigentes de IU, ERC, PSOE o Podemos cuando hablan de "la derecha". La izquierda es el bien y la preocupación por los desfavorecidos y la derecha el mal y el apoyo a los poderosos. Y no hay más que hablar.
El problema con el que se encuentran ahora los socialistas es que en ese juego se han visto adelantados por la izquierda por una formación política que ha explotado aún más desvergonzadamente ese odio y ha conseguido colocarlos, casta mediante, en una posición cercana, al menos propagandísticamente, al PP y por tanto a "la derecha". Y que sus propios medios se han pasado del rojo al morado sin rubor alguno. Da lo mismo que hayan apoyado en las alcaldías a Colau, Carmena o el Kichi. Podemos ha triunfado a base de animar el enfrentamiento y aprovecharse del odio sembrado por el PSOE y sus terminales mediáticas durante décadas, hasta un extremo que asusta incluso a Gaspar Llamazares.
Ahora mismo el PSOE se ve por primera vez desde Suresnes en riesgo claro de perder la hegemonía en la izquierda. Y el mismo odio que le ha permitido prosperar estos años se ha vuelto ahora en su contra. No puede proponerse como alternativa racional y socialdemócrata porque todo eso huele a derecha y, por tanto, provoca una reacción visceral en contra entre sus mismos votantes. Es lo que sucedió en Madrid: Carmona no fue alcalde porque el PSOE no se podía permitir recibir el apoyo de Esperanza Aguirre, posiblemente el político más demonizado de la democracia, por encima incluso de Aznar. Por la misma razón, los socialistas no pueden ni pensar en entrar en una Gran Coalición al estilo alemán, porque saben que una decisión así llevaría a los electores que les quedan fuera de Andalucía a pasarse a Podemos en masa.
Rajoy podrá estar seguro de que acabará recibiendo el apoyo de los socialistas, quienes no tendrán más remedio que dárselo por aquello de la responsabilidad institucional y de no ir tan pronto a unas nuevas elecciones donde, en lugar de sentir el aliento morado en la nuca, quizá tendrían que contemplarlos desde atrás. Pero el mismo odio contra la derecha que tanto ha alimentado ahora les ata las manos. Dudo de que haya nada que pudiera convencer al PSOE siquiera de abstenerse. Salvo, quizá, la propia cabeza de Rajoy.
Sánchez explorará «toda opción para un gobierno de cambio»
El secretario general del PSOE confirma que no va a apoyar a Rajoy en la investidura y pide que sea un socialista quien presida el Congreso. Para Pedro Sánchez, repetir las elecciones es la última alternativa pero deja entrever que no asumirá la 'línea roja' de Podemos de un referéndum catalán
Sánchez dice "no" a Rajoy y al PP y propone un frente popular
Errejón no ve a Sánchez de presidente y pide uno independiente
Apuesta por "sacar del cajón" el espíritu de la Transición para poner sobre la mesa "una figura de izquierdas" que contente a todos los sectores.
un tecnocrata gobernando...uffffff estos de la casta hacen lo mismo que el caudillo
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha dicho que la política de pactos la decide el Comité Federal del PSOE y espera que este órgano del partido, que se reunirá el lunes, esté "a la altura de este país" y ponga sobre la mesa "lo que necesita España".
En declaraciones a la Cadena Ser, Díaz ha contestado así a una pregunta sobre unas manifestaciones del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, quien dijo que comparte la postura expresada por la presidenta andaluza sobre los pactos de gobierno, pero le recordó que ella tiene "cultura de partido" y que es la dirección federal y su líder el que "marca y propone las líneas políticas".
"La política de pactos se decide en el Comité Federal, y el próximo lunes allí manifestaré mi posición como corresponde y espero que allí entre todos seamos capaces de poner sobre la mesa lo que necesita España, y a la altura de este país tiene que estar, como siempre, el PSOE. Lo hemos estado a lo largo de nuestra historia y estoy convencida de que volveremos a estarlo de nuevo", ha dicho Díaz.
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La secretaria general del PSOE andaluz ha insistido en que en las elecciones del pasado domingo los socialistas no han tenido en España "la confianza mayoritaria" y hay que respetar "lo que dice la democracia", aunque ha recordado que en Andalucía han conseguido "la cuarta victoria consecutiva".
Según Díaz, el PSOE no puede apoyar "ni a Rajoy ni al PP, porque han hecho muchísimo daño y además es nuestro compromiso, la palabra que hemos dado a los ciudadanos".
Tampoco, ha añadido, los socialistas pueden sentarse a negociar "con fuerzas políticas que están planteando la ruptura del país, la ruptura de España, el soberanismo, y creo que ante eso es algo que todo el mundo tendrá que reflexionar, incluso aquellos que pretenden ser una política útil desde la izquierda".
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, mantuvieron esta mañana una conversación en la que intercambiaron opiniones sobre los resultados de las elecciones generales del pasado domingo 20-D.
Según informaron fuentes socialistas, el líder del PSOE transmitió a Rivera la necesidad de «agotar todas las posibilidades antes» de la convocatoria de nuevas elecciones generales, y el líder de C's le contestó que se abstendría si el PSOE fuera solo, pero que con Podemos y sus aliados independentistas votará que no.
Asimismo, le informó del voto negativo de los socialistas a Mariano Rajoy y al Partido Popular para volver a formar Gobierno. Además, Sánchez le indicó que ve «necesaria» que la «pluralidad» del escrutinio final se vea reflejada en la formación de la Mesa del Congreso.
Desde Ciudadanos, explicaron a Servimedia que Rivera transmitió a Sánchez que el grupo de C's se abstendría en su investidura si el PSOE se postulara solo, pero que al hacerlo con Podemos y sus ocho partidos regionales aliados, llevando como condición el referéndum de autodeterminación, votará que no.
Rivera coincide con Sánchez en la necesidad de arrancar la legislatura, pero insistió en que nunca apoyará a un gobierno que defienda la posible ruptura de España. El líder del PSOE agradeció este miércoles, pero rechazó públicamente, la propuesta de negociaciones a tres bandas entre PP, PSOE y C's, dejando fuera a Podemos, que lanzó Rivera, para establecer entre estos partidos una hoja de ruta de reformas independientemente de quién gobierne.
Sánchez ya desdeñó por innecesario el «pacto por España» que propuso Rivera en noviembre, uno de cuyos puntos, el rechazo a gobernar con partidos secesionistas, imposibilitaría de hecho que el PSOE formara una mayoría parlamentaria suficiente para alzarse con el gobierno.
NO si es inteligente.
La posición expresada por el secretario general socialista, Pedro Sánchez, tras su encuentro en Moncloa con el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, augura el peor de los escenarios posibles, no sólo para la estabilidad de España y el proceso de recuperación económica, sino para el futuro del propio Partido Socialista, que quedaría atrapado entre la ambición personal del candidato y los declarados objetivos anticonstitucionales de la izquierda bolivariana y las formaciones separatistas. Porque el problema es que estamos muy lejos de asistir a uno de esos clásicos pactos contra el PP que se han dado entre el PSOE e Izquierda Unida –que a la larga siempre acababan perjudicando al partido minoritario–, para enfrentarnos a un panorama en el que uno de los participantes en la supuesta unión de izquierdas no tiene como propósito apartar a la derecha del poder, sino auparse sobre las espaldas de su socio, exponiéndole a sus propias contradicciones. Si Pedro Sánchez no es consciente de la situación potencialmente explosiva a la que conduce a la sociedad española y, por ende, al PSOE –y no parece serlo a tenor de la altivez y el tono autoritario con el que ayer despachó las opiniones contrarias de algunos de los barones socialistas–, es preciso que las voces más autorizadas del socialismo –como la del ex presidente del Gobierno Felipe González, que conoce y ha explicado perfectamente las consecuencias de abrir el menor resquicio de poder al populismo de raíz chavista– se impliquen en la labor de convencimiento y reivindiquen la clara vocación de partido de Estado que encarna el PSOE. Nadie exige que se produzca una confrontación interna en el Partido Socialista, ni mucho menos se invita a que se desconozca la «cultura de partido», que es como su secretario general describe el principio de autoridad, sino que se habra un amplio proceso de reflexión en el seno del Partido Socialista y se busquen las fórmulas alternativas que sean necesarias para impedir que España caiga en la inestabilidad institucional y en la estrategia de la tensión política que preconizan, ya sin muchos velos, los líderes de Podemos. En este sentido, Pedro Sánchez expondría una grave miopía estratégica si acariciara la idea de que se puede optar a la presidencia del Gobierno con el apoyo de Pablo Iglesias sin tener que aceptar alguno de los puntos programáticos que éste le ha planteado, como el referéndum separatista de Cataluña o el cambio de la política penitenciaria para los presos etarras, dado que el líder de Podemos, dejando aparte las cuestiones ideológicas, es consciente de que perdería la mayoría de sus apoyos si se convirtiera en una simple muleta del PSOE. Además, el momento para llegar a un acuerdo entre las formaciones constitucionalistas españolas, como venimos señalando desde estas páginas, no puede ser más propicio, puesto que ya están aprobados los Presupuestos Generales para el próximo año y las actuales condiciones internacionales de financiación, que pueden cambiar en un futuro, permiten abordar una reestructuración de la deuda pública española. Que nuestro país pierda la oportunidad de seguir progresando en la recuperación de la crisis sería un error que tendría difícil justificación ante los ciudadanos. Pero lo cierto es que las negociaciones acaban de comenzar y todavía hay tiempo para volver al camino de la sensatez.