Re: España país de pandereta y genocidio
Homenaje a los republicanos españoles que liberaron París:
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.
Homenaje a los republicanos españoles que liberaron París:
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.
je,je,je. Si tú lo dices.
...........igual están pidiendo perdón por haber entregado a muchos republicanos a la Alemania nazi.
Los estudios analíticos crecen frente a los ideológicos, 80 años después del 18 de julio
¿Dónde está enterrado García Lorca? ¿Fue Carrillo el responsable de Paracuellos? ¿Por qué Franco prefirió liberar el Alcázar de Toledo antes que atacar Madrid? ¿Conocía el rey Alfonso XIII la preparación del golpe? ¿Se pudo haber intercambiado a José Antonio por otro prisionero? ¿Cómo murió y cuándo el obispo de Barcelona Manuel Irurita? Son algunos de los muchos interrogantes que se ciernen sobre la Guerra Civil española a los 80 años de su inicio. Tienen respuestas, pero a veces son dispares o contradictorias. Puede que algunas preguntas no se resuelvan nunca, pero las investigaciones sobre la guerra civil prosiguen, aparecen estudios analíticos cada vez menos ideologizados y se han podido resolver muchos enigmas y romper mitos. Y eso que aún quedan archivos clasificados, documentos escondidos y miedos por parte de ciertos testimonios. El relato que sigue incide sobre algunas de las cuestiones que más han interesado de esta guerra. ¿La violencia fue el desencadenante de la sublevación militar? Entre las causas que se han aducido desde el bando franquista para explicar la sublevación militar del 18 de julio está la presunta situación de violencia durante la II República y especialmente tras el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936, violencia que culminó con el asesinato de Calvo Sotelo. El libro Cifras cruentas. Las víctimas mortales de la violencia sociopolítica en la Segunda República española (1931-1936), del profesor Eduardo González Calleja, demuestra estadísticamente que el grado de violencia no fue tan alto como se proclamaba, que hubo muchas más víctimas durante el Bienio Negro (radical-cedista) que durante el Frente Popular y que buena parte de los fallecidos eran de izquierdas, lo que demuestra la contundencia de las fuerzas gubernamentales. Entre 1931 y el 18 de julio hubo 2.629 víctimas mortales (más de 1.400, en la revolución de octubre del 34). De ellas, 1.550 fueron causadas por las fuerzas del Estado, que sufrieron también 455 bajas (la mayoría guardias civiles y carabineros). En los casos en que se ha podido determinar la militancia política, el 90% pertenecían a la izquierda. En cuanto al supuesto anticlericalismo, hubo una quema de conventos en mayo de 1931, pero desde entonces hasta 1936 sólo dos religiosos resultaron muertos, si exceptuamos los 33 asesinados en Asturias en 1934. Desde febrero del 36 hasta el 18 de julio hubo 384 víctimas mortales (pero sólo una tercera parte de elementos derechistas). Y, de hecho, la mayor conflictividad social se vivía en el campo más que entre los obreros. ¿Cómo se preparó el golpe de Estado del 18 de julio? Dice el historiador Julián Casanova que “la República intentó transformar demasiadas cosas a la vez: la tierra, la Iglesia, el ejército, la educación, las relaciones laborales. Suscitó grandes expectativas, que no pudo satisfacer, y se creó pronto muchos y poderosos enemigos”. Militares de extrema derecha empezaron a conspirar desde principios de 1936, dirigidos por los generales José Sanjurjo y Emilio Mola. Los monárquicos, encabezados por Pedro Sainz Rodríguez, hicieron gestiones con Mussolini para la compra de armamento, financiado por Juan March. Ángel Viñas ha detallado los “contratos romanos”, que a 1 de julio de 1936 facilitaban ya 6 aviones, 12.000 bombas y numeroso material bélico. La tarde del 17 de julio, Franco se puso al frente de las guarniciones sublevadas en Marruecos. Los falangistas, los carlistas, la CEDA, la Iglesia y los monárquicos se pusieron de su lado. La Guerra Civil empezó como consecuencia de un golpe de Estado militar que no logró apoderarse del poder, por la propia división de las fuerzas armadas y por una resistencia importante de la República. ¿Cómo condicionó la ayuda exterior el resultado final? A finales de agosto de 1936 Francia, Gran Bretaña, Italia, Alemania y la URSS habían suscrito el Acuerdo de No Intervención en España. Pero para entonces Hitler y Mussolini habían enviado ya aviones y armas a Franco (las pagó con créditos y ayudas de los grandes financieros y compañías). La Unión soviética lo hizo a partir de octubre y su ayuda fue pagada con las reservas de oro del Banco de España (510 toneladas de oro, que fueron trasladadas a Moscú). España se convirtió en un banco de pruebas militar. A la presencia de la Brigadas Internacionales (unos 35.000 voluntarios) se sumaron los militares profesionales, de Alemania (la Legión Cóndor sumó hasta 19.000 hombres) e Italia (78.000), por un lado, y de la URSS, por el otro, aunque con menos efectivos y material más anticuado. Un desequilibrio patente. ¿Franco prolongó innecesariamente la guerra? Gabriel Cardona ( Historia militar de una guerra civil) y otros historiadores consideran que Franco cometió errores tácticos y estratégicos que prolongaron la guerra. Sin embargo, otros autores, como Paul Preston y Ángel Viñas, atribuyen algunas decisiones a la necesidad de consolidar su liderazgo entre el estamento militar, a su voluntad de castigar al ejército enemigo –aunque le supusiera perder soldados propios– y limpiar el territorio. La primera duda surge cuando el ejército procedente de África, tras conquistar en el verano del 36 dos capitales como Badajoz y San Sebastián, no siguió la marcha hacia Madrid. Franco ordenó al general José Enrique Varela que se desviara hacia Toledo para liberar a los resistentes del alcázar de Toledo, dirigidos por el coronel Moscardó. El retraso en el ataque a Madrid permitió a los republicanos reorganizar su defensa, recibir el apoyo de las Brigadas Internacionales y recibir las primeras ayudas de material soviético. Más difícil de explicar aún es por qué tras la caída de Lleida en abril de 1938 Franco impide al general Yagüe avanzar hacia Barcelona. Ricardo de la Cierva asegura que el propio Jefe del Estado le comentó que se temía que Francia invadiese Catalunya. Ángel Viñas ha explicado que el ministro de Defensa francés Léon Blum planteó a su Gobierno ayudar a la República pero no con una invasión sino con material de guerra y liquidar así la política de no intervención, “que tanto había perjudicado a la República”. Franco lo sabe a través de sus espías y aun así decide frenar el avance y dirigirse hacia Valencia. ¿Franco nos salvó de una revolución comunista? El hispanista Hugh Thomas, pionero en el estudio riguroso de la Guerra Civil, regaló en 1968 a un joven historiador llamado Paul Preston el libro de Herbert R. Southworth El mito de la cruzada de Franco,con esta dedicatoria: “Por favor, sigue desmitificando”. Y a ello ha contribuido Preston con varios libros indispensables, entre ellos Franco. Caudillo de España, que explica las ambiciones de este general y demuestra, como lo ha hecho más recientemente Fernando Hernández Sánchez, que el “peligro comunista” era infundado. Ni el PCE tenía peso numérico ni la URSS, más pendiente de una alianza con Francia para frenar a Alemania, estaba interesada en una revolución en España. Mil días que dejaron 600.000 muertos Aunque al final de la contienda se habló de “un millón de muertos” –título de una popular novela de José María Gironella–, el número de víctimas mortales fue de unas 600.000. Recientes trabajos de Paul Preston ( El holocausto español), Santos Julià ( Víctimas de la guerra civil ) y Francisco Espinosa ( Violencia roja y azul. España, 1936-1959 ) hacen un resumen de distintos estudios para dar las cifras más aproximadas: Unos 300.000 soldados de ambos bandos murieron en el frente de batalla. Cerca de 200.000 personas fueron ejecutadas (los republicanos mataron a unas 50.000 –entre ellas 6.800 miembros del clero– y los nacionales a unos 130.000-140.000). Tras la finalización de la guerra, la represión franquista mató entre 20.000 y 50.000 republicanos. Los enfrentamientos con los maquis dejaron otros 2.500 muertos (2.173 guerrilleros y unos 300 miembros de las fuerzas armadas). Los bombardeos de la aviación franquista, italiana y alemana dejaron 11.000 muertos; los republicanos y soviéticos, 1.100 muertos. Y en esos tres años de guerra, la caída de la natalidad fue de 576.000 personas.http://www.lavanguardia.com/cultura/20160717/403268961340/investigaciones-guerra-civil-espanola-aniversario-golpe-de-estado-1936.html
Las condiciones para que se diera un estallido social en 1936 eran óptimas. A la crisis económica y a los episodios revolucionarios de Rusia, Alemania e Italia, se une la vertebración política frágil en una España donde hubo, en el siglo anterior, tres guerras civiles, con los rescoldos que eso deja.
Hoy son muchos los libros que analizan la multitud de causas que se dieron cita para precipitar una sociedad que en los años treinta podía considerarse como una de las más dinámicas de Europa, con una renta per cápita más que razonable gracias al estímulo económico que había supuesto su neutralidad durante la Primera Guerra Mundial, y al esfuerzo de las clases medias para ponerse a la altura de Europa, en el abismo de la contienda civil. Pero el aspecto que quiero resaltar es otro.
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Todos comprendemos que el parlamentarismo supone el traspaso pacífico de poderes, dentro de la legitimidad democrática que ordenan las urnas. Ese traspaso es siempre delicado, pero cuando es aceptado se convierte en un eslabón que con el tiempo cobra solidez de cadena. Si nos fijamos en la más antigua tradición parlamentaria, la británica, ¿quién, después de doscientos años va a tener la decisión suficiente para romper con ella? En España, a falta de una verdadera tradición parlamentaria, ya de por sí frágilmente recuperada en tiempo de la Restauración, la ruptura que supuso la dictadura de Primo de Rivera no ayudó. Aquí, el peso de la tradición se inclinaba hacia la guerra. ¿Quién, con un sistema tan frágil y el recuerdo aún fresco de anteriores contiendas, las tres guerras carlistas, llegaba a tomarse en serio las Cortes?
La falta de tradición parlamentaria y la falta de educación democrática –llamemos a las cosas por su nombre– de los actores políticos tampoco ayudó. Y como guinda tenemos la ley electoral de Azaña, que fomentaba los bandazos en la composición de la Cámara y favorecía exageradamente a la candidatura más votada, sustituyendo el natural equilibrio sociopolítico entre derechas e izquierdas por la extremada bonificación al ganador. En definitiva, en tiempos agitados por las nuevas ideologías y una crisis económica galopante, con una sociedad empobrecida y desvertebrada, el navío parlamentario español, que no era lo suficientemente sólido, empezó a hacer agua por todas partes durante los meses que precedieron al dieciocho de julio y después se hundió trágicamente en el gran desastre de una guerra civil. ¿Era irremediable esto? Yo creo que a finales del julio todavía no se lo parecía a muchos de sus protagonistas.
OCTUBRE. LLEGA LA AYUDA DE RUSIA
La comidilla del mundo diplomático desde el arranque del conflicto español es el vergonzante Comité de No Intervención. En todas partes se habla del paripé lamentable que están haciendo Inglaterra y Francia. Todo el mundo sabe que cuando los republicanos fueron a pedir aviones en verano a León Blum, este, en el jardín del Hotel Matignon, aceptó de inmediato. Pero bastó que pasara por la embajada británica para que los ingleses pusieran el grito en el cielo. De no acceder a suscribir el convenio de No Intervención, amenazaron, Londres retiraría su compromiso de defender la frontera con Alemania y se consideraría libre de las obligaciones contraídas en el pacto de Locarno.
Fue un ultimátum del Foreign Office. Y además en el peor momento. Londres sabía perfectamente que la defensa de Irún era esencial para la República. Y, justo en su fase más crítica, los camiones con armas y municiones para los defensores dejaron de pasar por el puente internacional. Los franceses lo clausuraron en el último momento. Lo que Mola no había podido conseguir, lo logró el Pacto de No Intervención. En Irún muchos republicanos quemaron sus casas antes de huir hacia la frontera.
Manuel Azaña, el actual presidente de la República, se muestra lógicamente entristecido. Como afrancesado, es un trago amargo verse traicionado por aquellos a quienes considera sus aliados naturales. Y, peor, tener que echarse en brazos de ese antipático y soberbio Rosenberg, el primer embajador plenipotenciario de la URSS, que lleva desde finales de agosto en Madrid. Ahora lo tiene a diario en palacio, husmeando en cualquier asunto, medrando a ojos vista. La fisionomía de Madrid ha cambiado. Además de proliferar los carteles de No pasarán, en la propia puerta de Alcalá han tenido que poner en el arco central un gran cartelón con el rostro de Stalin, flanqueado en los arcos laterales por los retratos de Littvínov y Voroshílov, comisarios rusos de Exteriores y Defensa. Todo para darle gusto a este embajador entrometido (Rosenberg) que está gestionando la llegada del armamento ruso. Los comunistas están exultantes.
Mientras tanto, en Londres siguen haciendo el show representantes de todos los países europeos a excepción de Portugal, que descarta participar en el Pacto de No Intervención hasta que no se prohíba el envío de voluntarios. Por supuesto, ni la República ni los militares rebeldes han sido invitados. El presidente del Comité es un conservador, Ivor Windsor-Clive. Las reuniones se han celebrado en el Foreing Office. Es sabido que Ciano, el ministro de asuntos exteriores italiano, recibió en su momento instrucciones de Mussolini de dar a Comité un carácter “puramente platónico”. Es el tono. En definitiva, Gran Bretaña sigue manteniendo que no apoyará políticamente ni con armas a los sublevados y obliga a Francia a hacer lo mismo en tanto que Italia y Alemania, y también Portugal, están ayudando descaradamente a Franco.
El Comité de No Intervención ata las manos a la espalda al Gobierno de Madrid. A los republicanos no les queda otra que aceptar la ayuda de Rusia. Nadie pensó nunca que Inglaterra y Francia, sobre todo Francia, con el Frente Popular en el Gobierno, les pudieran hacer esto... Es una infamia.
En octubre llegan los primeros aviones y tanques rusos.
La ofensiva nacionalista en Madrid duró desde noviembre de 1936 a febrero de 1937, y fue uno de los episodios más atroces de la guerra. Durante este periodo Italia y Alemania ayudaron al bando nacional, y la URSS al Gobierno del Frente Popular. Robert Capa / Magnum Photos / Contacto
La ofensiva nacionalista en Madrid duró desde noviembre de 1936 a febrero de 1937, y fue uno de los episodios más atroces de la guerra. Durante este periodo Italia y Alemania ayudaron al bando nacional, y la URSS al Gobierno del Frente Popular. Robert Capa / Magnum Photos / Contacto
NOVIEMBRE. LA BATALLA DE MADRID
Noviembre es el mes en que los nacionalistas pensaron que la guerra se decidiría. En noviembre, el general Valera se ha plantado a las puertas de Madrid y todos piensan que, con la caída de la capital, los sublevados ganarán la guerra. Está de acuerdo hasta el propio Gobierno de Largo Caballero, que abandona la ciudad y se traslada a Valencia. Hasta el momento todo han sido derrotas y retiradas de los republicanos, una tras otra, y nada hace pensar que la tendencia se vaya a revertir.
No obstante, algo cambia en Madrid. La capital, libre de políticos, prácticamente se autogestiona. La Junta de Defensa, a las órdenes del general Miaja, militariza la ciudad. Se acaba con el descontrol callejero, se reduce el número de “paseos” y se desarticula más de una checa. Por contra, Santiago Carrillo, como director de Seguridad, ordena la evacuación de los casi diez mil presos que hay en las cárceles madrileñas. Los republicanos tienen miedo de que, liberados por Franco, pasen inmediatamente a formar parte del ejército enemigo. Unos dos mil nunca llegarán a ningún destino: se les asesinará de mala manera en Paracuellos del Jarama y en Torrejón de Ardoz. Es la matanza más salvaje desde los fusilamientos de la plaza de toros de Badajoz.
Desde que empezaron los bombardeos, los madrileños comenzaron a refugiarse en los andenes de Metro. Mucho antes que Londres, Madrid fue la primera capital europea bombardeada masivamente. Robert Capa / Magnum Photos / Contacto
Desde que empezaron los bombardeos, los madrileños comenzaron a refugiarse en los andenes de Metro. Mucho antes que Londres, Madrid fue la primera capital europea bombardeada masivamente. Robert Capa / Magnum Photos / Contacto
Mientras tanto, las Brigadas Internacionales se incorporan a la defensa de la capital y se libra en la Ciudad Universitaria la batalla de Madrid. Nunca hasta aquí se había luchado tan ferozmente palmo por palmo, metro por metro, piso por piso. Los brigadistas que se atrincheran en el edificio de Filosofía y Letras comprueban un dato empírico curioso: los libros, a partir de las trescientas páginas, paran las balas enemigas. Se forman barricadas a base de libros tochos con los que se protegen del fuego enemigo. Kant y Platón vuelven a ser útiles.
Los enfrentamientos en la Ciudad Universitaria fueron durísimos. Un sesenta por ciento de la columna Durruti murió en cuestión de días, y las bajas entre los brigadistas fueron también numerosas. Robert Capa / Magnum Photos / Contacto
Los enfrentamientos en la Ciudad Universitaria fueron durísimos. Un sesenta por ciento de la columna Durruti murió en cuestión de días, y las bajas entre los brigadistas fueron también numerosas. Robert Capa / Magnum Photos / Contacto
DICIEMBRE. CAMPANADAS ENTRE CAÑONAZOS
Ante la inesperada resistencia de Madrid, Franco ha decidido renunciar a la toma frontal de la capital y cambia de estrategia: ahora pretende cortar la carretera de la Coruña y envolver la ciudad. Al constatar la impotencia de Franco, Mussolini envía sus primeros tres mil camisas negras, esperando que con un poco de ayuda pueda acabarse rápidamente el conflicto. Hitler, por su parte, ya ha enviado su legión Condor. Entre ellos y las Brigadas Internacionales, puede decirse que, pese a todos los intentos del Comité de No Intervención por evitarlo, la guerra se ha internacionalizado.
Un gran protagonista, dentro del bando republicano, es Stalin. Tras enviar el material militar imprescindible para la defensa de la República y haber exigido a cambio de que se traslade a Moscú el oro de las reservas del Banco de España, ahora coloca sus peones en el entorno del Gobierno y conspira para acabar con el Gobierno de Largo Caballero, poco dócil a sus sugerencias. Con la nueva situación, se produce la elefantiasis del Partido Comunista, que de ser un partido marginal con poquísimos afiliados pasa a convertirse, gracias a su control del armamento ruso, en el partido más influyente del bando republicano. Muchos militares, como Miaja o el coronel Casado, se sacan el carné.
El Vaticano reconoce oficiosamente a Franco al nombrar a Isidro Gomá como intermediario ante el Gobierno de la Junta de Burgos. Es el aval internacional que más apreciará Franco. A partir de Nochebuena cesan las actividades bélicas en ambos bandos, que serán retomadas el día 31, cuando un cañonazo sucede a las campanadas de Nochevieja, recordando que la guerra continúa.
Imagen tomada en Cerro Muriano, Córdoba, el 5 de septiembre de 1936, que muestra a varios civiles huyendo. Robert Capa / Magnum Photos / Contacto
Imagen tomada en Cerro Muriano, Córdoba, el 5 de septiembre de 1936, que muestra a varios civiles huyendo. Robert Capa / Magnum Photos / Contacto
DRAMATIS PERSONAE
José Castillo. Guardia de Asalto de filiación socialista. Asesinado el 12 de julio de 1936.
José Calvo Sotelo. Exministro de Hacienda con la dictadura de Primo de Rivera y parlamentario por Renovación Española, el partido alfonsista. Asesinado el 13 de julio de 1936.
Francisco Franco, general. Entonces comandante general de las Islas Canarias.
Emilio Mola, general. Estuvo al frente de la Dirección General de Seguridad en los últimos tiempos de la monarquía y en el arranque de la guerra civil está destinado en Pamplona.
Gonzalo Queipo de Llano, el más republicano en su momento de los generales. En 1936 es inspector general de Carabineros. Se adueñará, de manera sorprendente, con muy pocos medios, de la ciudad de Sevilla.
Manuel Goded, general. Comandante general de las Baleares. Se desplazó a Barcelona para encabezar la sublevación.
Durruti, Ascaso y García Oliver. Líderes faístas de la CNT. Se pondrán al frente de las columnas anarcosindicalistas barcelonesas.
Coronel Aranda. Se acuarteló con éxito en Oviedo, donde fue sitiado por las milicias mineras.
Coronel Moscardó. Dirigió la resistencia del Alcázar de Toledo.
José Díaz. Jefe del PCE.
Largo Caballero. Líder del ala izquierda del PSOE, enfrentado al centrista Indalecio Prieto y al líder más conservador del partido, Julián Besteiro. Será jefe del Gobierno a partir del 4 de septiembre de 1936.
Santiago Casares Quiroga. Jefe del Gobierno hasta el 18 de julio de 1936.
José Giral. Jefe de Gobierno del 19 de julio de 1936 hasta el 4 de septiembre del mismo año.
Juan Yagüe, teniente coronel. Comandante de una de las banderas de la Legión en Ceuta. Se pondrá al frente del Ejército de África.
Manuel Azaña. Presidente de la Segunda República española.
José Enrique Varela, general. Estuvo al frente de las tropas que sitiaron Madrid.
Santiago Carrillo. Líder de las Juventudes Socialistas. En noviembre se afilia al PCE, partido que acabará dirigiendo. Se le supone responsable de las matanzas de Paracuellos.
En realidad, y a grandes rasgos, es todo mucho más sencillo. Basta leer a Gil de Biedma:
De todas las historias de la Historia
sin duda la más triste es la de España,
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.
Ya me parecía a mi que esa profundidad mensajil me resultaba conocida y como nadie le hacia caso en la lengua de chespir ha vuelto a sus origenes españoles y ni aún así consigue convencer al personal.
Pero el sigue y sigue como Felipito Tacatún :D
¡Buenas noches Acrasol!
¿Cuanto cobras por ir revolviendo el tema una y otra vez?
No ¿te das cuenta que nadie te toma en serio y por mucho que insistas, no convences a nadie?
Julema, tú siempre erigiéndote en portavoz de los demás... cuando nadie te ha dado ese cargo...es que nunca defraudas. Pues algunas de las fotos que ha puesto, son verdaderamente muy interesantes.
Sobre inventarse conflictos inexistentes y revolver por los excrementos a ver que encontráis ...los de ciudadanos sois los reyes del mambo. Era sólo para recordártelo ;-)
Comprendo que a los fachas les duela recordar su negro pasado, pero para eso está la historia. Una vez acabada la guerra y hasta la decada de 1960 ,se organizo la resistencia armada contra el regimen genocida, en forma de la guerrilla del maquis que llego a tener 7.000 guerrilleros mas 20.000 voluntarios que hacian de enlaces y que ajusticiaron a diversos esbirros franquistas. El regimen nunca reconocio su carácter político y los tildaba de simples bandoleros y terroristas, contra los que se invento la ley de "bandidaje y terrorismo" y tribunales especiales, que con diversos nombres perduran hasta la actualidad como nexo de union entre ambos regímenes.
Mapa de las actuaciones preferentes del maquis
Un saludo
80 años han pasado y el rencor sigue en las dos españas, dividas, rotas, enfrentadas la una y la otra...cuando en el 78 juramos olvidarlo y unirnos todos en una españa democratica, libre y solidaria...que pena me da españa que los rencores y las envidias vuelvan otra vez a españa.
Jose Antonio
Joe, que equivocao estás chiquillo.
Los fachas, fachas-fascistas, estamos muy orgullosos de nuestra historia, sobre todo en esa época.
Incluso añoramos nuestras diversiones de antaño que ahora con el tema de los toros y demás ya no podemos seguir.
Recuerdo el Dia del Maqui. Jo, macho lo bien que lo pasábamos, salíamos todos a buscar maquis al monte con los perros y los niños. Un día de campo con tortilla ESPAÑOLAS, filetes empanaos, vina y casera (bueno en esa época se llamaba de otra forma)
Una vez, un día los perros acorralaron a uno y el mu jodio dio un salto de más de tres metros y se encaramo a una rama, jajajajaja. lo que les costó a los niños tirarlo con el tirachinas.
En ese momento nos jodió la juerga la G.C. que se lo llevó esposado y mira que nosotros le dábamos siempre 5 minutos de ventaja y seguíamos a lo nuestro.
En fin siempre los tiempos antiguos han sido mejores que los actuales.
Venga VicenteT que yo se que a ti te gusta, repite conmigo al unísono, con una sola voz, venga coño que estamos en el glorioso 18 de julio
Alcemos nuestras voces,
VIVA ESPAÑA, VIVA EL REY.
y algo que me cuesta decir, pero que le vamos a hacer si es la época que me ha tocao vivir. VIVA LA DEMOCRACIA.
No se,........ yo soy más del makinavaja.
te has equivocado en las zonas donde hay maquis, se da en la zona mediterranea y no en las que has puesto, te adjunto informacion para que encuentres a los maquis....ja ja ja
maquis (del francés maquis, y este del italiano macchia, campo cubierto de maleza) es uno de los principales ecosistemas mediterráneos, una formación vegetal de especies perennes formada principalmente por arbustos y árboles termófilos, de altura media entre 50 cm a 4 m.
Presenta una estructura cuya composición varía conforme a la latitud y se encuentra en zonas semiáridas y áridas caracterizadas por inviernos suaves y veranos con pocas precipitaciones, mayoritariamente presente en la zona mediterránea, en laderas de cerros rocosos que finalizan en el mar; con poca profundidad de suelo y drenaje, en las que este tipo de formación vegetal juega un importante papel para evitar la erosión del terreno. Paralelamente, constituye un nicho ecológico, que ofrece alimento y refugio a insectos, anfibios, reptiles, aves y mamíferos.
En zonas más interiores, la explotación forestal productiva con masivas talas de bosques de encinas y robles y la necesidad de campos para cultivar han sido las causas del deterioro del terreno y cambio de vegetación.
Ochenta años después del inicio de la Guerra Civil, que condujo a la dictadura personal de Franco, tras su victoria absoluta, hay quienes en España se empeñan por mantener vivos aquellos hechos en el debate político actual. Quienes así actúan desde el maniquiesmo y la tergiversación, presentan a Franco como si formara parte o fuera la causa de los problemas vivos de la sociedad actual, después de más de cuarenta años de su muerte. Algo completamente absurdo, pero que en la disputa política entre partidos funciona, al arrojar sobre la timorata y acomplejada derecha la acusación de ‘franquista’ o ‘heredera del franquismo’.
La Ley de Memoria Histórica, tan sectaria como errática, ha recuperado el lenguaje de la confrontación y polarización de la Guerra Civil, y pretende establecer que los de un bando -el republicano legítimo-, murieron por genocidio, mientras que los asesinados por el bando de la revolución, sencillamente no existen o fueron bien muertos por reaccionarios, clericales o burgueses; es decir, ¡por fascistas!
Los partidarios de la revolución, aun asumiendo que fueron derrotados en el campo de batalla, intentan modificar los hechos ciertos en un revisionismo espurio
La Guerra Civil que asoló España entre 1936 y 1939 fue una guerra de aniquilamiento entre un proceso revolucionario y otro contrarrevolucionario. Ganó la contrarrevolución, y los partidarios de la revolución, aun asumiendo que fueron derrotados en el campo de batalla, intentan modificar los hechos ciertos en un revisionismo espurio, y con un impulso y vigor como no se había dado desde el inicio de la Transición y el establecimiento de la democracia. Tal asunto no es historia. Es ideología y propaganda, en pura aplicación gramsciana de la hegemonía cultural hacia la conquista del poder. Y la derecha, aplicada en los números -y mal- ni se entera, y hasta desconoce que quien maneje el relato de la historia, marca el tempo a su favor para la conquista del poder o influir con fuerza en la sociedad.
Resulta chocante que una generación de jóvenes políticos -como Pablo Iglesias-, surgidos al rebufo de la corrupción política del sistema y de la partitocracia bipartidista, confiesen que ellos “perdieron la guerra” (¿?), y que por ello no pueden decir el nombre de España, que el himno nacional sea una “cutre pachanga fachosa” y que no pueden aceptar la bandera rojigualda, como si la bandera nacional hubiera sido un invento de Franco. Tales despropósitos es la consecuencia de la aplicación manipulada y sectaria de un revisionismo ideológico y cultural de la historia. De ahí, que la contribución de los hispanistas a la Historia Contemporánea de España, resulte útil y beneficiosa para aclarar las cosas y acercarse lo más posible a la verdad de los hechos tal y como ocurrieron. Y hombres como Carr, Thomas, Bennassar, Preston y Payne han contribuido y/o siguen contribuyendo a ello. Pues sobre la historia se debe discrepar y discutir en el debate de las ideas y de la investigación, pero no desde la ideología o la sumisión y el agrado al poder como servicio genuflexo a cuenta.
Y la derecha, aplicada en los números ni se entera, y hasta desconoce que quien maneje el relato de la historia, marca el tempo a su favor para la conquista del poder.
El profesor Payne ha publicado con motivo del ochenta aniversario del inicio de la Guerra Civil El camino al 18 de Julio (Espasa), un relato serio y documentado sobre los hechos que sucedieron en España, desde las elecciones de febrero del 36 hasta la sublevación militar en julio de una parte del ejército. Con este trabajo completa otro que publicó hace diez años (El colapso de la República), y muchos otros estudios sobre la Guerra Civil y el franquismo. Payne ha contribuido decisivamente en la investigación sobre el fascismo europeo y español, las guerras civiles europeas, la Segunda República, la Guerra Civil y sobre Franco y su régimen de dictadura personal. Y me cabe el honor de haber compartido con él dos obras sobre Franco y el franquismo; una en la que tuvimos el testimonio de su hija Carmen (Franco, mi padre), y la segunda, Franco, una biografía personal y política.
Camino al 18 de julio.
En El camino al 18 de Julio, Payne nos va marcando con certeza los diferentes jalones de la radicalización de los integrantes del Frente Popular; Partido Socialista, Partido Comunista y los partidos republicanos de la izquierda burguesa. La cuestión es saber lo que tuvo de democrático el régimen republicano, cuya primera manifestación de júbilo popular, tras su implantación a través de un pronunciamiento civil, fue el asalto y quema de iglesias y conventos en mayo de 1931. La Constitución republicana tuvo un sesgo sectario, al rechazar que en la misma se integraran todas las posiciones políticas. Una constitución para todos y no sólo para quienes desde la izquierda deseaban servirse de ella para patrimonializar el poder. Tan es así, que luego del triunfo conservador en las elecciones del 33, una vez que el centroderecha se rehízo tras la defección de la corona, el presidente Alcalá Zamora tuvo que resistirse a los cuatro intentos de los partidos socialista, comunista y de la izquierda burguesa republicana, para que declarase nulas las elecciones (las únicas verdaderamente democráticas y limpias de la República) y organizara otras para darles el poder. Ellos creían tener los únicos títulos de legitimidad para gobernar, y al no lograr su objetivo, se pusieron en franca rebeldía contra la República organizando la revolución de octubre del 34, que fue duramente reprimida.
Alcalá Zamora y Azaña
A Alcalá Zamora le cabe la máxima responsabilidad de precipitar las elecciones de febrero del 36. Su obsesión por querer centrar la República, creando de la nada un partido republicano de centro, al bloquear la continuidad de un gobierno moderado conservador, precipitó el triunfo del Frente Popular (manipulaciones electorales al margen) y la recreación de nuevos atisbos de entusiasmo revolucionario en las izquierdas. Alcalá Zamora fue víctima de su actitud visionaria, y su caída en abril abrió la vía a un proceso revolucionario que, al contrario del de octubre del 34, se quiso llevar a cabo desde el poder. El orden constitucional y el respeto a la ley pasó a ser secundario o marginado. Y junto a la apariencia de una normalidad de la vida social, se desató una violencia política sin precedentes entre anarquistas, fracciones del Partido Socialista, comunistas, carlistas y falangistas.
Sobre la historia se debe discrepar y discutir en el debate de las ideas y de la investigación, pero no desde la ideología o la sumisión y el agrado al poder como servicio genuflexo a cuenta.
Los términos ‘guerra civil’ y ‘dictadura’ corrieron con toda normalidad durante los meses de mayo, junio y la primera quincena de julio. La ocupación ilegal de fincas, el cierre de empresas, las huelgas políticas y revolucionarias, la declaración de ilegalidad de partidos políticos conservadores o el genuino partido fascista Falange Española, la detención de sus líderes políticos y militantes, el asalto e incendio de iglesias, el cierre de colegios católicos, la amnistía y liberación de los revolucionarios condenados por su participación en la revolución de octubre. El pistolerismo pasó al orden del día. En la sesión de Cortes del 16 de junio, Gil Robles presentó un balance tenebroso de la violencia política desatada, balance que volvería a hacer en las sesiones del 1 y 15 de julio, con más de cuatrocientos muertos.
Unos hablaban de una ‘nueva república’, otros de una ‘república de nuevo cuño’ y todos de que tenía que ser marxista y bajo un nuevo orden de dictadura.
Casares Quiroga y Azaña creían firmemente que el gobierno republicano tenía controlada totalmente la situación. Conocían los planes de insurrección militar puestos en marcha por el general Mola a finales de abril (aunque supieran de forma difusa que él fuera El Director), pero su idea era dejar hacer para que la misma fuera aplastada como la sanjurjada de agosto del 32. El gobierno estaba seguro de que el ejército era un tigre de papel, se limitó a trasladar a varios generales de destino y a estar al tanto de los planes de los rebeldes. Por ello, seguramente, que Casares Quiroga despreció la carta que el general Franco, que no estaba en la conspiración activa entonces, le dirigió el 23 de junio, en la que le ofrecía la colaboración del ejército para restablecer el orden. El ejército no era entonces desafecto a la República, prueba de ello es que hacia el 10 de julio Mola no contaba más que con el apoyo del 13 por ciento de las fuerzas armadas.
Unos hablaban de una ‘nueva república’, otros de una ‘república de nuevo cuño’ y todos de que tenía que ser marxista y bajo un nuevo orden de dictadura, como la sovietizada de Largo Caballero y Prieto o la dictadura del proletariado del partido Comunista. La democracia burguesa se había dado por superada y el horizonte era de dictadura; como la ‘dictadura nacional republicana’ solicitada en seis artículos por Miguel Maura, uno de los padres de la República, al igual que la pedían Ossorio y Gallardo, defensor de Companys, Cambó, Salvador de Madariaga, Sánchez Albornoz, o la corporativa de Calvo Sotelo y Gil Robles, y la junta técnica militar de Mola.
La democracia había dejado de existir.
Su destrucción no fue obra de los conspiradores militares, sino de los propios partidos del Frente Popular. Y la legitimidad republicana se hacía añicos en un proceso revolucionario abierto. El gobierno creyó que la insurrección militar sería el 10 de julio, pero Mola anuló a última hora la orden. Para muchos, como Franco, la ‘geografía era poco extensa’. El salto de una crisis política a la destrucción del sistema y del orden republicano era un hecho a mediados de julio. El catalizador que sumó voluntades a la rebelión -inimaginable unos días antes-, fue el secuestro y asesinato del diputado José Calvo Sotelo, portavoz de la oposición. La noche del domingo 12 al lunes 13 de julio, una fuerza mixta integrada por un capitán de la guardia civil (Fernando Condés), guardias de asalto y militantes socialistas, entre ellos dos escoltas de Indalecio Prieto, salieron en vehículo oficial, con órdenes oficiales y armas del Estado, con la misión de secuestrar y asesinar a Calvo Sotelo. El diputado murió al instante de dos disparos en la nuca obra del pistolero Luis Cuenca, escolta de Prieto.
El drama fue que todos fallaron en las previsiones de lo que sería el choque entre revolución y contrarrevolución.
El gobierno trató de ocultar el hecho. La censura estaba vigente, así como el estado de alarma desde las elecciones de febrero. Pero la noticia corrió a las pocas horas, y ello fue lo que hizo decidirse a muchos, como a Franco, porque entonces era más peligroso no sublevarse que sublevarse. El drama fue que todos fallaron en las previsiones de lo que sería el choque entre revolución y contrarrevolución. Ambos bandos, una vez que el 19 de julio el gobierno entregó las armas a los sindicatos y milicias revolucionarias, pensaban que una pequeña guerra civil de entre una semana y quince días de duración resolvería la situación. Pero la realidad fue una cruenta y espantosa guerra civil de aniquilamiento del contrario de tres años de duración. Y en lo que parcialmente ambos bandos acertaron fue que la guerra civil daría lugar a la dictadura, aunque algunos la dibujaron de corta duración inicialmente. También en esto todos se equivocaron.