18 de octubre de 1971, lucha obrera y sangre en SEAT
El trabajador Antonio Ruíz Villalba murió a causa de los disparos de la policía franquista doce días más tarde de la ocupación de la fábrica el 18 de octubre. Ahora, 45 años después, el Ayuntamiento de Barcelona pone su nombre a un pasaje
Una manifestación de trabajadores de la SEAT a mediados de los años 70. La del 23 de octubre de 1971, a raíz del ataque policial a Ruiz Villalba, reunió 10.000 personas comisiones Obreras
CELIA CASTELLANO
18/10/2016
El 18 de octubre de 1971, Antonio Ruíz Villalba tenía 33 años. Hacía seis años que trabajaba como soldador en la sección 33 del taller 4 de la fábrica Seat de Zona Franca. Era uno de los 6.000 obreros que ocuparon pacíficamente la factoría aquella mañana por la readmisión de obreros despedidos meses antes, movilizados por las Comisiones Obreras de la fábrica. Villalba no llegaría a contar lo que ocurrió durante el conflicto. Ocho balas de la policía franquista le perforarían el cuerpo y moriría el 10 de noviembre. Fue el inicio del periodo de conflictividad permanente en Seat.
Ahora, 45 años más tarde, la comisión del Nomenclátor del Ayuntamiento de Barcelona, a petición del Memorial Democrático de los trabajadores de Seat , otorga el nombre de Antonio Ruíz Villalba a un pasaje del barrio de las viviendas de la Seat de Zona Franca, San Cristóbal. "Hace seis años que hicimos la petición, pero no había una calle disponible. La gente de la Escuela de la Seat y el Ampa han propuesto un pasaje sin nombre de su zona", explica Carlos Vallejo, antiguo trabajador, despedido y detenido en varias ocasiones, y actual presidente de la Asociación del Memorial Democrático. A las 12h horas de hoy martes 18 de octubre tendrá lugar una ofrenda floral de los trabajadores en recuerdo de Villalba en la factoría ya la 13h se inaugurará el pasaje. Asimismo, el jueves 20 de octubre, se inaugurará la exposición Seat, 60 años de lucha obrera en la sede del distrito de Santo- Montjuïc y se podrá visitar hasta el 4 de noviembre.
La ocupación del 1971, un conflicto histórico
Carlos Vallejo recuerda la movilización del 18 de octubre, esquivando el riesgo de la distorsión del tiempo: "A las 6: 45h de la madrugada, entraron a escondidas algunos de los despedidos en la fábrica y, con otros trabajadores, comenzaron a hacer paseos, desde la Sección de mecánica del taller 1 a las otras secciones, para arrastrar la gente. fue una manifestación inmensa y todo el turno de la mañana hizo una asamblea ante las Oficinas Centrales. una comisión escogida entre los trabajadores intentar iniciar la negociación con la empresa ".
La policía abrió fuego entre los talleres 1 y 5. Hubo numerosos heridos, entre ellos Ruíz Villalba, y cientos de detenidos
La dirección de SEAT respondió con una negativa tajante a la petición y cerró el edificio. Las fuerzas del orden, autorizadas por el gobernador civil Tomás Pelayo Ros, entraron en la fábrica. "Vinieron los grises, la social y la Guardia Civil. Dieron orden de disolver la asamblea y, tras tres avisos, atacaron a los trabajadores, que se replegaron por los talleres", explica Vallejo. Y añade: "Aquello fue una batalla campal. Los trabajadores se defendían como podían, Lago piezas y tornillos para que resbalaran los caballos, fueron una guerrilla, algo único en todo el franquismo".
La policía abrió fuego entre los talleres 1 y 5. Hubo numerosos heridos, entre ellos Ruíz Villalba, y cientos de detenidos. La ocupación de la fábrica continuó hasta la noche, entre gases lacrimógenos. "Estábamos rodeados de materiales inflamables, como por ejemplo, el taller de pinturas. Lo podría haber sido una bomba", apunta Vallejo.
Villalba murió por disparos de la policía / Comisiones Obreras
El 18 de octubre de 1971 ha trascendido como la fecha que marcó el inicio del periodo conocido como "conflictividad permanente" en la factoría SEAT de Zona Franca. El ataque policial a Ruíz Villalba desencadenó una solidaridad económica sin precedentes y se convirtió en un símbolo de la lucha antifranquista. El 23 de octubre, una manifestación convocada en plaza Cataluña recogió 10.000 personas, según el boletín clandestino autogestionado de los trabajadores, Asamblea Obrera (1970 a 1975). Los obreros de más de cien fábricas como Hispano Olivetti, Cipalsa o La Maquinista Terrestre y Marítima se solidarizaron con los obreros de SEAT los días siguientes con paros de producción, minutos de silencio y recaudación de dinero.
Este primer conflicto del nuevo periodo duró quince días. Hasta entonces, la conflictividad en SEAT no había sido especialmente trascendente; era difícil organizar un movimiento de fábrica en un clima de control político constante por parte de la dirección, que priorizaba trabajadores provenientes del mundo rural, sin tradición de organización obrera. "El régimen tenía mucho miedo a la Seat, en Zona Franca éramos 25.000 trabajadores", apunta Vallejo.
Los obreros de más de cien fábricas como Hispano Olivetti, Cipalsa o La Maquinista Terrestre y Marítima se solidarizaron con los obreros de SEAT
Tras el asesinato de Villalba, la conciencia política fue in crescendo y los trabajadores incrementaron sus reivindicaciones, que iban en consonancia con el momento de erosión y crisis política del régimen. Mejoras salariales y aprobación de las plataformas de convenio, pero también representatividad obrera, el fin del sindicato vertical y libertades de reunión y manifestación fueron las peticiones recogidas por la publicación Asamblea Obrera. El conflicto duro como táctica, con paradas de producción, y una negociación constante y difícil con la dirección de la empresa, fueron las características de un lucha de fábrica referente para el movimiento obrero y el antifranquismo del resto de Barcelona .
El final de la conflictividad en SEAT y la muerte del franquismo
En 1973, la solidaridad económica y política hacia las fábricas era constante, factor que permitió el relevo de los sindicalistas y militantes antifranquistas caídos. El movimiento obrero y el movimiento vecinal confluyeron tejiendo una red política-cultural que disputaba la hegemonía del espacio público al régimen. Sin embargo, la importancia del territorio para articular relaciones de apoyo jugó en contra de los trabajadores de SEAT: la lejanía de Zona Franca del resto de la ciudad hacía difícil la expansión de la movilización fuera de la fábrica y la generación de una amplia solidaridad.
La realidad se impondría en enero de 1975. Tras conseguir detener un expediente de crisis y de eliminar una sanción a 19.000 trabajadores, CCOO, la vanguardia obrera de SEAT, sobrevaloró las condiciones objetivas para la movilización, y siguiendo el ejemplo de las dos huelgas generales del Barcelona, llamó a la huelga general sin apoyos exteriores suficientes. 500 trabajadores fueron despedidos. Los obreros hicieron manifestaciones públicas y, aquel febrero, grupos de mujeres de trabajadores, invisibilizadas al imaginario obrerista, se concentraron en varias ocasiones frente al Ayuntamiento de Barcelona ya las puertas de la fábrica para su readmisión. Parte de la iglesia pidió espacios para las reuniones entre despedidos y representantes sindicales. Pero era demasiado tarde; el movimiento obrero de Seat no recuperaría su fuerza conflictiva.
En contraste, con la perspectiva de cambio político, en 1976 la conflictividad obrera de fábricas menores de la provincia de Barcelona y del resto del Estado fue en aumento y hacia una radicalización progresiva, en un clima de violencia política generalizada. El conflicto social y la capacidad movilizadora de organizaciones como la Asamblea de Cataluña, cristalizaban la expansión de una conciencia pro democrática entre diversos sectores sociales que, finalmente, forzaron el fin del régimen.