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España país de pandereta y genocidio

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España país de pandereta y genocidio
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España país de pandereta y genocidio
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#1441

Re: España país de pandereta y genocidio

Felipe González y Aznar piden la excarcelación de los presos políticos: "Venezuela es una dictadura"
Los expresidentes han pedido la liberación de Leopoldo López, de cuyo encarcelamiento se cumplen tres años.

#1442

Re: España país de pandereta y genocidio

Bono ocultó a los familiares del Cougar la prueba clave del siniestro
Entregó una versión censurada de 22 folios de los cerca de 200 de la investigación de la Comisión de Accidentes Militares

#1443

Re: España país de pandereta y genocidio

La última zarpa

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#1444

Re: España país de pandereta y genocidio

trabajemos en el presente para alcanzar un futuro....

 

El Supremo tumba el intento del exjuez Garzón de exhumar a Franco del Valle de los Caídos

Se reclamaba también trasladar el cuerpo de Primo de Rivera y suprimir la simbología franquista

El Supremo tumba el intento del exjuez Garzón de exhumar a Franco del Valle de los Caídos
EFE 
abcespana  Madrid - Actualizado: Guardado en:  España

La Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo ha desestimado el recurso presentado por el exjuez  Baltasar Garzón contra una solicitud denegada por el Gobierno en la que pedía trasladar los cuerpos de  Francisco Franco y  José Antonio Primo de Rivera del  Valle de los Caídos a otro lugar.

Fuentes jurídicas han informado del fallo de la Sección Cuarta de la Sala de lo Contencioso-Administrativo que ha rechazado el recurso interpuesto por Garzón y los abogados  Manuel Ollé y Eduardo Ranz contra la desestimación de la solicitud que habían presentado ante el Consejo de Ministros.

En aquel escrito, los juristas pidieron al Gobierno la reconversión del Valle de los Caídos en un «Espacio de Memoria», el traslado de los restos de Francisco Franco y José Antonio y que el Estado pida perdón a las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura.

La solicitud, presentada en virtud del Derecho de Petición, coincidió con el  40 aniversario de la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, inhumado desde entonces en el Valle de los Caídos junto al fundador de Falange.

Reclamaba también al Ejecutivo la  supresión de la simbología franquista y de los actos conmemorativos que se practican en el propio Valle de los Caídos y que, a su juicio, «pueden incitar al odio».

Además solicitaba la exhumación e identificación de los restos de las víctimas enterrados en la Basílica y la convocatoria de un acto público en sede parlamentaria, para que la autoridad competente del Estado «pida perdón a las víctimas del franquismo y a sus familiares como manifestación del pleno reconocimiento y reparación moral».

El escrito proponía la anulación y derogación de las normas de creación de la Basílica y de La Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, que datan de 1940 y 1957 respectivamente, ya que contradicen la Constitución española y la Ley de Memoria Histórica.

Los juristas pedían la transformación del Valle de los Caídos en un Espacio de Memoria, donde las víctimas de la dictadura y sus familiares puedan ejercer su derecho a la verdad y a la reparación y también un lugar de identificación y homenaje de quienes se encuentran inhumados, con la publicación oficial de sus nombres.

Para ello, se solicitaba al Gobierno la aprobación de la dotación económica suficiente a cargo del Estado para la exhumación e identificación de los restos de las víctimas enterradas en el Valle de los Caídos.

#1445

Re: España país de pandereta y genocidio

Barça

Alves: "La independencia de Catalunya sería un error"

Para el futbolista brasileño, España y Catalunya son más fuertes estando juntas

Apela la falta de personalidad de algunos que "siguen la masa porque es lo toca"

#1446

Re: España país de pandereta y genocidio

Fuente: http://www.abc.es/deportes/futbol/abci-dani-alves-futbol-trae-envidia-hipocresia-y-falsas-amistades-201702200859_noticia.html

El párrafo literal en cuestión:

"-Usted ha vivido in situ los años más calientes del movimientos independentista catalán. ¿Qué piensa de todo este asunto?

- El desprecio del resto de España, te hablo de los ciudadanos y de las instituciones políticas, con Cataluña ha generado esta ola independentista de los últimos años. Así lo he sentido yo durante los ocho años que he vivido en Cataluña. Y eso ha provocado que el pueblo catalán se hayan encerrado en sí mismo, pero no debería ser así. Ellos reciben a la gente de España con cariño, aunque lo hacen desde la desconfianza y el recelo. Y no creo que eso sea bueno. Hay gente que sale a la manifestación de la independencia, pero no sabe ni siquiera lo que es la independencia. Siguen la corriente, siguen a la masa porque es lo que toca. Tanto la actitud de las instituciones españolas como las de Cataluña y su gente es equivocada. Yo siempre voy a decantarme por la vía del diálogo y del consenso. La independencia sería un error. Si España y Cataluña se separan, ambos saldrían perdiendo. Juntos son más fuertes."

Mis comentarios y análisis:

Remarca, muy acertadamente, que el origen real del jaripollo proviene de la actitud de hostigamiento continuo de España (ciudadanía e instituciones), hacia Catalunya, que responde con una mera autodefensa.

Señala que la actitud general de la gente de Catalunya hacia el resto de ciudadanos españoles (o de donde sean), es amable y acogedora, aunque el caracter catalán ya de por si es algo reservado de inicio.

Y por supuesto, plantea que el tema, debate, acuerdo, debe serlo entre dos "sujetos políticos", o "entes soberanos" en pie de igualdad: España y Catalunya. O sea, una cosa es que geográfica y administrativamente Catalunya esté EN España, y otra muy diferente que Catalunya SEA España.

Bueno, son opiniones, de alguien con conocimiento directo y personal del tema, que son perfectamente compartibles por la inmensa mayoria de catalanes, incluso muchos indepes.

la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!

#1447

Re: España país de pandereta y genocidio

El mio:

Es la opinion de un futbolista. Y ademas, un futbolista muy, muy, bien pagado. Que vive en la burbuja en la que viven los que ganan mucho mas que el resto.

Es la opinion de una persona que sabe que sus palabras van a mirarse con lupa.

Su opinion, desde luego no es una opinion cualificada, es una mas, vale tanto como la de cualquier otro. Por muy bien que juegue al fútbol.

Las opiniones de un futbolista de primer nivel son importantes.......cuando se refieren al futbol.

Otro famoso opinando.........y un monton de gente haciendose eco de su opinión.

 

#1448

Re: España país de pandereta y genocidio

No hace más que confirmar lo que se viene repitiendo por activa y por pasiva en este foro. Pero al final es perder el tiempo.

Hace ya tiempo comentamos por aquí el testimonio de Kiko Veneno y también fue una pérdida de tiempo.

 

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#1449

La caspa de HazteOir no merece la cárcel.La libertad de expresión se pone a prueba cuando lo que escuchas te disgusta

El mensaje del famoso autobús de HazteOir contra los niños transexuales es fanático, repugnante, integrista y además de todo es falso. Hace tiempo que está más que demostrado científicamente que la sexualidad no siempre depende de tus genitales: es un hecho, no una ideología. Hay algunas niñas con pene y también algunos niños con vulva, y el mensaje transfóbico de los ultras de HazteOir es especialmente peligroso porque afecta a un colectivo muy vulnerable:  los menores transexuales.

El autobús de HazteOir no debería circular, de la misma manera que se debe vetar cualquier publicidad engañosa o determinados mensajes en televisión durante el horario infantil. Debe ser retirado, más aún cuando la mentira de esa campaña puede provocar tanto daño en niños. Si los seguidores de HazteOir quieren mentir y autoengañarse con su odio a la homosexualidad,   que lo sigan haciendo en esas conferencias frikis que organizan y a las que no va casi nadie, pero no en el espacio público donde sus falsedades pueden afectar a menores. Hay que vetar ese autobús, pero también creo que esta campaña odiosa y reaccionaria no debería ser penada como un delito ni perseguida por la Fiscalía.

"Que tu opinión te lleve a la cárcel es un absoluto exceso de nuestra legislación",  escribí hace unas semanas a cuenta de la sentencia contra César Strawberry. Sigo pensando lo mismo. La libertad de expresión se pone a prueba cuando lo que escuchas te disgusta. Los dirigentes de HazteOir y los grupos ultracatólicos que los financian no se merecen la cárcel. Sí la mayor de nuestras repulsas.

Ese sector de la Iglesia al que representa HazteOir ha perdido en España todas sus batallas culturales durante las últimas cuatro décadas. Perdieron la batalla del divorcio, la del aborto, la del matrimonio gay, la de los derechos de los colectivos LGTBi… Hasta Mariano Rajoy, el que   llevó al Constitucional la reforma de Zapatero que permitió las bodas entre personas del mismo sexo, ahora baila la conga en  bodas gay de dirigentes de su partido

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Así reaccionan a la homofobia en Madrid, Impresionante

Un saludo

#1450

Re: España país de pandereta y genocidio

El forero que se hizo eco de la opinión de un sr. que trabaja de futbolista, y es millonario, fue otro. De Cantabria, y del PP, me parece.

Yo simplemente he ido a buscar la fuente original (que no era de hoy precisamente), y mostrarla en su integridad, sin alardear de tipografía gordísima solo aquello que me interesa.

He señalado en negrita, eso sí, unas frases que me parecen sumamente ilustrativas. Ilustrativas de una mera opinión de una persona, que como bien dices, valen tanto como la de cualquier otro. Por suerte, eso aun es así (aunque en España parece que impera la tendencia a considerar "autorizados" a algunos -los supuestamente "constitucionalistas"-, y por efecto contrario, a "des-autorizar" a los otros).

la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!

#1451

Re: España país de pandereta y genocidio

Cierto. El post fue dirigido a ti...como podria haber sido dirigido a él. Sigue siendo igual de válido. Porque hacia referencia a la opinion del futbolista, y no a la del que la presenta.

Lo de las tendencias........depende de donde las busques. En Cataluña los desautorizados........ parece que son otros

#1452

La caspa de HazteOir no merece la cárcel.La libertad de expresión se pone a prueba cuando lo que escuchas te disgusta

TOLERANCIA

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QUE TUS NOS PERSIGAS...

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Tu enemigo

 

Un saludo

#1453

Re: La caspa de HazteOir no merece la cárcel.

Totalmente de acuerdo. La verdadera defensa de la libertad de expresión se demuestra en ocasiones como ésta: cuando rechazanos el contenido.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#1454

Re: España país de pandereta y genocidio

Este jueves, 2 de marzo, se han cumplido 43 años de la ejecución en Barcelona con garrote vil de Salvador Puig Antich, un joven anarquista que unos meses antes, en un forcejeo cuando iban a detenerle, había matado a un policía, que también era joven.

Durante muchos años esta fecha pasaba desapercibida por muchas razones, la principal era que Puig y lo que representaba no tenían cabida en los idearios ni en los proyectos de ningún partido político español, ni de izquierdas ni de derechas.

Pero todo cambió el año pasado, porque el 2 de marzo de 2016 coincidió con el debate –fallido– de investidura de Pedro Sánchez, ese debate que habría terminado con Sánchez en La Moncloa, si Pablo Iglesias se hubiera abstenido. Pues bien, ese día, Iglesias lo primero que dijo desde la tribuna del Congreso fue que, en un día como ese 2 de marzo, quería recordar a Salvador Puig Antich en el aniversario de su ejecución por el franquismo. Poquísimos de los diputados presentes en el Congreso, y aún menos ciudadanos, sabrían quién era Puig Antich y qué pasó para que lo ejecutaran.

Por mucho que ahora personajes como este Iglesias quieran falsificar la historia haciendo a Puig un luchador por la libertad, lo que no es cierto en absoluto, y proclamando que los antifranquistas se movilizaron para salvarle de la pena de muerte, lo que también es rigurosamente falso.

La intervención del podemita podría haberse considerado un alegato contra la pena de muerte, felizmente abolida en España desde la Constitución de 1978. Los alegatos contra la pena de muerte siempre serán pocos. En ese sentido, si Iglesias quería citar algunos casos de ejecutados, podría haber mencionado también a Heinz Chez, el incógnito alemán, que, condenado por matar a un guardia civil en un camping de Tarragona, fue agarrotado el mismo día que Puig. O a algunos de los guillotinados en Francia todavía en 1976 y 1977, con Giscard d´Estaing como Presidente de la República. O a los millones que sus correligionarios comunistas han ejecutado –y siguen ejecutando- allá donde han tomado el poder o lo siguen detentando.

Pero donde las medias verdades se convierten en un monumento a la impostura es en la referencia al franquismo y a las circunstancias que rodearon todo ese caso. Claro que el franquismo era dictatorial, tan claro como que la oposición a ese régimen liberticida era muy escasa en número y muy pobre en influencia real en la sociedad. Aparte de que está por ver el carácter democrático de la mayoría de los pocos grupos que activamente se opusieron al franquismo.

Pero la mención de Iglesias sirvió para que los pocos que en 1974 teníamos conciencia política, los pocos que manteníamos una actitud de oposición al régimen y los todavía menos que aún estamos vivos recordáramos aquel episodio, que, como toda ejecución de una pena de muerte, estuvo lleno de dramatismo. Algunos, como Arcadi Espada o Pepe García Domínguez, ya escribieron el año pasado sobre el asunto recordando cómo vivieron ellos mismos los momentos que rodearon aquella ejecución.

Yo también puedo hacerlo porque, además de mis recuerdos de lo que intenté hacer para evitar aquella ejecución, guardo un documento de primera mano, que, por cierto, nunca he visto reproducido en los bastantes libros que se han editado sobre el caso: una fotocopia con las firmas de los únicos que hicieron algo, no porque comulgaran con las ideas del ejecutado, sino porque estaban, sin reservas, contra la pena de muerte.

puig_1.jpg

La historia de Salvador Puig Antich podría ser la historia de algunos de esos pocos que, en tiempos de Franco, tomaban conciencia de la falta de libertad y buscaban, con ansia y hasta con desesperación, la forma de hacer caer su régimen. Dentro de esos pocos, aún eran menos los que optaban por abrazar la ideología anarquista y que, por tanto, ocupaban su precaria actividad antifranquista en la defensa de posiciones libertarias, antiautoritarias, antiestatalistas y antipolíticas. Y, dentro de éstos, aún fueron muchísimos menos (¡gracias a Dios!) los que dieron el paso de imitar a los de ETA y empezaron a dar atracos y a planear acciones terroristas. Unos de esos pocos fueron los que, en Cataluña, crearon el MIL (Movimiento Ibérico de Liberación), en el que se enroló el joven Puig Antich.

Lo que vino después ya se sabe bastante bien: esos del MIL consiguieron algunas armas con las que llevaron a cabo algunos atracos a bancos, en uno de los cuales se comportaron con especial violencia, usando las armas e hiriendo al cajero de la sucursal, al que dejaron ciego. Este atraco hizo que la policía considerara a los del MIL un objetivo prioritario, y el 24 de septiembre de 1973, enterada de que había una cita para Puig, montara un dispositivo para detenerle. Le sorprendieron y en el transcurso del forcejeo de su detención, sacó una pistola, la disparó y mató a un policía de 23 años.

Los antifranquistas, sobre todo los que no militábamos en ningún partido, nos dimos cuenta de que aquél era un asunto que tenía muy mala pinta porque intuimos que nadie iba a movilizarse para evitar lo peor, y lo peor podía ser la ejecución del anarquista.

Conviene tener en cuenta que, hasta aquellas fechas, septiembre de 1973, ETA sólo había asesinado a dos miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (el guardia civil Pardines en junio de 1968 y el comisario de policía Melitón Manzanas en agosto de ese mismo 1968).

Como también hay que saber que, en las ilegales manifestaciones del 1 de mayo de ese 1973, en Madrid, cerca de lo que hoy es el Reina Sofía, un grupo de militantes del PC M-L (Partido Comunista Marxista Leninista, escisión del PCE de Carrillo, de orientación maoísta), constituidos en un grupúsculo que se autodenominaba FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico), tendieron una emboscada a unos policías y, con un punzón, apuñalaron a uno de ellos hasta darle muerte, sin que, por cierto, la policía identificara a los culpables, que han quedado impunes hasta hoy.

Sabíamos que, por esos antecedentes, la policía quería que hubiera castigos ejemplares para los que atentaran contra cualquiera de sus miembros, y Puig había matado a un joven inspector. Así que inmediatamente comprendimos que el caso del anarquista catalán iba a ser una prueba para un régimen que mantenía la jurisdicción militar para los delitos contra las fuerzas armadas y las del orden.

Pronto fuimos conscientes de que Puig Antich iba a tener que enfrentarse a un consejo de guerra, en el que no sería raro que le pidieran pena de muerte, sin el menor apoyo de nadie. Y nos dimos cuenta de esto porque el establishment del antifranquismo (siempre hay establishments en todas partes, incluso en la clandestinidad) decidió que Salvador Puig era un alocado anarquista que había puesto en cuestión la voluntad de la oposición antifranquista de manifestarse en todo momento como pacífica y ajena a pretensiones revolucionarias o insurreccionales. Lo que no estaba lejos de la verdad.

Puede que tuvieran razón los comunistas (los del PCE y también los prochinos del PCML y el FRAP), los escasos socialistas que había entonces y, también, los democristianos, cuando se negaron a, siquiera, firmar alguna carta o manifiesto de petición de clemencia para Puig, que sabíamos que muy pronto tendría que comparecer ante un consejo de guerra. Pero la realidad, la realidad que tienen que conocer todos los que escucharon al neocomunista Iglesias en el Congreso, es que nadie de la oposición al franquismo movió un dedo para salvar la vida de Puig Antich. Por mucho que ahora personajes como este Iglesias quieran falsificar la historia haciendo a Puig un luchador por la libertad, lo que no es cierto en absoluto, y proclamando que los antifranquistas se movilizaron para salvarle de la pena de muerte, lo que también es rigurosamente falso.

Es verdad que, si las cosas estaban difíciles para salvarle en octubre, peor se pusieron cuando, el 20 de diciembre de ese año de 1973, ETA asesinó al presidente del Gobierno, Carrero Blanco, a su conductor y al policía de su escolta. Porque el consejo de guerra para juzgar a Puig estaba convocado para el 8 de enero siguiente, 19 días después del magnicidio.

Pero los que no nos dábamos por rendidos en nuestra pretensión de salvarle de la última pena, recordábamos entonces cómo, tres años antes, en diciembre de 1970, Franco había conmutado seis penas de muerte impuestas a otros tantos etarras, que habían asesinado a Manzanas, esperándole en su domicilio. Y aunque los etarras estaban convictos de ese asesinato, la presión internacional y nacional había forzado a Franco a indultarles. Con cierta ingenuidad pensábamos que Puig había matado a un policía, sí, pero no había ido a matarlo, había sido en un forcejeo, y no había habido ni premeditación ni alevosía. En cierto modo, había sido un accidente fortuito y no un acto de terrorismo premeditado. Y por ahí, pensábamos, se podría encontrar una fórmula para evitar su condena capital o, en todo caso, un posterior indulto.

Pero este razonamiento, que en Madrid algunos hicimos a miembros de la oposición clandestina al franquismo para intentar que se movilizaran, fue en vano. Nadie quiso ayudar a Puig. El PCE dio orden expresa a sus miembros de no mezclarse en este asunto, y esa orden la transmitió también al PCF, que utilizó su enorme influencia entre los intelectuales franceses para impedir que los habituales firmantes de manifiestos antifranquistas se movilizaran, y ni los Sartre ni las Simone de Beauvoir ni ningún intelectual de la esfera progre francesa se tomaron la molestia de levantar su voz para impedir aquella ejecución. Los pocos socialistas que existían en España ni siquiera tuvieron que dar esa orden porque no tenían la menor duda de que aquel anarquista era un elemento perturbador del cambio de régimen que ya se olía en el ambiente y en el que ellos querían tener un papel predominante. Y los democristianos, a lo más que llegaron fue a algunas buenas palabras. Ésa fue mi experiencia directa. No voy a citar nombres de los que no quisieron hacer nada, pero sí el del único que conmigo se mostró dispuesto a hacer algo, Carlos García Valdés, el que luego sería director general de Prisiones con UCD y ahora es ya veterano catedrático de Derecho Penal.

Los exiliados españoles de ideas más o menos ácratas que estaban en París, con Agustín García Calvo a la cabeza, se esforzaron por conseguir algunos firmantes para enviar un escrito al Capitán General de la IV Región Militar (entonces la de Barcelona, de quien dependía el consejo de guerra convocado), y lograron que algunas personalidades firmaran. Un escrito que conservo y al que me refería al principio. Y aquí está la lista de los firmantes. Merece la pena leerla con atención: algunos sacerdotes católicos y pastores protestantes, algunos sabios independientes, algunos liberales británicos, algunas buenas personas, incluso dos princesas carlistas, pero ni uno solo del mundo del comunismo, que obedecieron las órdenes de sus jefes y mentores:

  • Dr. Hugo Pos, juez en el Tribunal de Apelación de La Haya, miembro de la Asociación de Magistrados Holandeses.
  • Rdo. P. Michel de Certeau, profesor en la Universidad de París VIII.
  • General Paris de la Bollardière.
  • Pierre-Maxime Schul, miembro del Instituto de Francia.
  • Marcel Bataillon, profesor en el Colegio de Francia.
  • Jean-Marie Domenach, director de la revista Esprit.
  • Paul Flamand, director de Éditions du Seuil.
  • Maître Jean-Jacques de Felice, miembro del Movimiento Internacional de la Reconciliación, miembro de la Liga de Derechos del Hombre.
  • Pastor René Cruse, miembro del Movimiento Internacional de la Reconciliación.
  • Marcio Alves, periodista (Brasil).
  • Margaret Gardiner, miembro del Comité Internacional para el Desarme y la Paz.
  • Laurent Schwartz, matemático.
  • Léo Matarasso, abogado.
  • Helen Hill, miembro de Amnistía Internacional (Australia).
  • Germaine Tillion, directora de l´École Pratique des Hautes Études.
  • Monique Mercier, miembro de la World Young Women Christian Association.
  • Peggy Duff, miembro del Comité Internacional para el Desarme y la Paz.
  • Maria Jolas, miembro de Amnistía Internacional.
  • Lord Gardiner, Cámara de los Lores, exministro de Justicia británico.
  • Sir Alfred Ayer, profesor de Lógica en la Universidad de Oxford, miembro de la Unión Internacional Humanista y Ética.
  • Lord Caradon, exembajador del Reino Unido en las Naciones Unidas, exsecretario de Estado de Asuntos Exteriores del Gobierno de Su Majestad.
  • Princesa Cecilia de Borbón.
  • Princesa María de las Nieves de Borbón.
  • Joan Baez, cantante (USA)
  • Mary Berley, periodista.
  • Maurice de Gandillac, profesor en la Sorbona.
  • Alfred Kastler, Premio Nobel de Física en 1966 (que firmó el escrito dirigido al capitán general pero pidió que no se hiciera público su nombre).

Esta carta que mandaron en diciembre de 1973, antes del asesinato de Carrero, valió para bien poco. A Puig lo condenaron a muerte en enero, y el 2 de marzo lo ejecutaron. Quizás para disimular, el mismo día ejecutaron al ya citado Heinz Chez, y esa ejecución fue la que inspiró a Boadella su obra "La torna", por la que él, a su vez, fue procesado y encarcelado, pero ya con Franco muerto y en los albores de la Constitución.

Recordar a Puig Antich debería haber obligado a Iglesias a recordar cómo sus correligionarios comunistas han tratado siempre a los anarquistas (nadie ha escrito más y más duro contra ellos que Lenin por no mencionar lo que hizo con cualquier vestigio de anarquismo) y cómo trataron al propio Salvador Puig. Por el más elemental sentido de la dignidad, Iglesias, como comunista, nunca debió citar a Puig Antich. Pero ya que lo citó conviene que se sepa cómo lo trataron de verdad los que a veces utilizan su nombre para seguir alanceando el moro muerto del franquismo.

Recordar a Puig hoy debería ir unido, en primer lugar, a recordar al pobre policía al que mató de un disparo, y, por supuesto, a un repudio de la pena de muerte, pero también, y sin reservas, a un repudio de lo que hizo y lo que intentaba hacer desde aquel grupo ya armado. Y de ninguna manera, el hecho de haber sido víctima de la pena de muerte –algo que rechaza la mayoría de los ciudadanos en las democracias–, le hace merecedor de ningún homenaje, sino sólo de la compasión.

Y siempre, en todo momento, reivindicar la verdad como la mejor garantía de la libertad y reconocer siempre en la mentira y la impostura, como la de Iglesias hablando de Puig, la primera muestra del totalitarismo.

#1455

Re: España país de pandereta y genocidio

Paseaba Aníbal por Italia a lomos de elefante cuando los romanos pusieron su primer pie en Hispania para cortarle los suministros por la retaguardia. El momento fue el año 218 a. C., y el lugar, Ampurias.

Pero los diversos pueblos hispanos no se lo iban a poner fácil a unos romanos que, doscientos años después, seguirían batallando en suelo peninsular. En concreto, en el extremo septentrional, donde dos pueblos, caracterizados por su amor a la guerra, seguían sin someterse. Así lo explicó Lucio Aneo Floro:

En el oeste casi toda Hispania estaba apaciguada excepto la que bañaba el Océano Citerior, unida a las últimas estribaciones del Pirineo. Aquí dos poderosísimos pueblos, los cántabros y los astures, se mantenían libres de nuestro imperio.

Tras las victorias sobre Marco Antonio y su nariguda amante en Actium y Alejandría (30 a. C.), Octavio quedó como único señor de Roma y pudo cerrar las puertas del templo de Jano por haber concluido todas las guerras. Y tres años más tarde, el 27 a. C., recibiría del Senado el título de Augusto. Pero la realidad era que en algunos rincones alejados del Imperio –Danubio, norte de la Galia y de Hispania– todavía se agitaban algunas rebeliones, por lo que el emperador se dedicó a sofocarlas para acallar las voces críticas.

Al parecer, astures y cántabros eran poco aficionados a arar la tierra y preferían saquear a sus vecinos del sur, turmogos y vacceos, lo que no acababa de gustar a los gobernantes romanos. Tan graves se pusieron las cosas que, tras abrir de nuevo las puertas del templo de Jano, el emperador en persona tuvo que tomar cartas en el asunto. Y así, en aquel mismo 27. a. C. se vino a Hispania, donde permaneció dos años.

Los cántabros debieron de ser especialmente peligrosos, como explicó el mencionado Floro:

El espíritu belicoso de los cántabros fue el primero en manifestarse, el más encarnizado y pertinaz, y no contentos con defender su libertad, intentaban también extender su dominio sobre los pueblos vecinos.

Efectivamente, Augusto puso a Publio Carisio al mando del ejército contra los astures, mientras que él se encargó personalmente del ataque a los cántabros. Instalado en la ciudad turmoga de Segisamo (Sasamón), preparó una maniobra envolvente mediante tres columnas. Los cántabros y los astures, sabedores de la superior técnica militar romana, no se enfrentaron al enemigo en campo abierto. Por el contrario, organizaban emboscadas, se escondían en bosques y montañas, les arrojaban venablos y rocas desde las alturas y asaltaban sus columnas de suministro. Tantos problemas causaron a los ejércitos romanos que lograron que el emperador enfermase del hígado, por lo que tuvo que retirarse a Tarraco para reponerse. Quedó al mando de las legiones contra Cantabria el legado Cayo Antistio, que retomó el avance el año 25 a. C.

Tras larga lucha, Agripa venció a los cántabros, exterminó a todos los capaces de empuñar un arma, desarmó a los restantes y, arrasando poblados, cosechas y ganados, los obligó a habitar en los llanos.

Los cántabros cometieron el error de presentar batalla campal al pie de la ciudad de Bergida, alguno de los grandes castros del norte de las actuales Burgos y Palencia. Los supervivientes huyeron hacia las alturas de la cordillera. En su lugar de refugio, el monte Vindius, fueron cercados y murieron de hambre. Y su última resistencia en las alturas tuvo lugar en Aracelium, tras lo cual los romanos descendieron trabajosamente hacia la costa para encontrarse con las tropas desembarcadas en la bahía de Santander para atrapar a los supervivientes entre dos fuegos. Por su parte, los astures también se enfrentaron en campo abierto a las legiones de Publio Carisio, que los venció a orillas del río Esla a costa de grandes pérdidas.

Augusto regresó al frente para organizar la victoria tomando esclavos y rehenes y obligando a los supervivientes a abandonar los montes e instalarse en las cercanías de los campamentos romanos. Fundó Emerita Augusta (Mérida), colonia para los veteranos de la guerra astur-cántabra, y volvió a Roma para darse la satisfacción de cerrar las puertas del templo de Jano.

Pero aquel mismo año 24 a. C. los cántabros y los astures, con la excusa de ofrecer trigo a las legiones allí estacionadas, les prepararon una sangrienta emboscada. Los romanos, en represalia, saquearon campos, incendiaron ciudades y cortaron las manos a los prisioneros.

Dos años después, los astures se rebalaron contra Carisio y los cántabros se sumaron encantados. Pero fueron derrotados de nuevo. Según Dión Casio, esta vez los astures "no resistieron más y se sometieron enseguida". Pero con los cántabros no hubo manera:

De los cántabros no se cogieron muchos prisioneros, pues cuando desesperaron de su libertad no quisieron soportar más la vida, sino que incendiaron sus murallas, unos se degollaron, otros se arrojaron a las llamas y otros ingirieron un veneno de común acuerdo, de modo que la mayor y más belicosa parte de ellos pereció.

Pero la historia no había acabado todavía, pues dos años más tarde, el 20 a. de C., los cántabros que habían sido vendidos como esclavos se pusieron de acuerdo en secreto, mataron a sus dueños, volvieron a su tierra y se organizaron para asaltar las guarniciones romanas.

Augusto, desesperado, envió a Cantabria a Marco Vipsanio Agripa, el vencedor de Marco Antonio y Cleopatra en Actium. Pero el primer obstáculo con el que tuvo que enfrentarse no fueron los cántabros, sino sus propios legionarios, que se amotinaron igualmente desesperados de poder vencer alguna vez a aquellos indómitos guerreros de los que Silio Itálico escribió:

No conciben la vida sin la guerra y toda la razón de vivir la ponen en las armas, considerando un castigo vivir para la paz.

Tras larga lucha, Agripa venció a los cántabros, exterminó a todos los capaces de empuñar un arma, desarmó a los restantes y, arrasando poblados, cosechas y ganados, los obligó a habitar en los llanos. Una de las hipótesis que se han manejado para explicar el distinto grado de latinización de los pacíficos vascones y los belicosos cántabros y astures deriva de esta política de trasvase de poblaciones en evitación de futuras rebeliones, pues habría provocado entre aquellos dos pueblos una asimilación de la lengua romana mayor que entre los vascones, a los que los romanos no molestaron en sus montañas por ser aliados suyos.

Sobre la campaña de Agripa escribió Estrabón:

En las guerras de los cántabros, las madres llegaron a matar a sus hijos antes que permitir que cayesen en manos de sus enemigos. Un muchacho, cuyos padres y hermanos habían sido hechos prisioneros y atados, mató a todos por orden de su padre con una espada robada (...) Se cuenta también de los cántabros este rasgo de loco heroísmo: que habiendo sido clavados en la cruz, murieron entonando himnos de victoria.

A pesar de todo, les quedó energía para sublevarse de nuevo en el 16 a. C., ya casi sin trascendencia en las fuentes.

Augusto regresó a la Hispania ya definitivamente pacificada, donde, entre otras ciudades, se fundaron Caesaraugusta (Zaragoza), Lucus Augusti (Lugo), Bracara Augusta (Braga) y Portus Victoriae Iuliobrigensium (Santander). Y a su vuelta a Roma el Senado le dedicó el Ara Pacis Augustae.

Doscientos años había costado a los romanos conquistar Hispania. Y la última y sangrienta página la escribieron aquellos cántabros que, como escribió Horacio,

no saben soportar nuestro yugo.

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