1. Alemania y la puntualidad germánica
Con la Constitución alemana de 1949, se estableció su Tribunal Constitucional, el llamado Bundesverfassungsgericht. Se compone de 16 miembros y el mandato dura 12 años.
¿Quién elige a los magistrados? El Bundestag (cámara baja) propone a 8 y el Bundesrat (cámara alta) a otros 8. Para que esa elección se lleve a cabo, es imprescindible contar con el aval de dos tercios de la cámara, un consenso lo suficientemente amplio como para garantizar la independencia política e imparcialidad de los miembros del Bundesverfassungsgericht.
Como se puede ver, el sistema de elección se parece mucho al español, donde también son el Congreso y el Senado los que proponen los nombres de los magistrados. Sin embargo, hay dos diferencias que le separan de la anomalía típica del método español:
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La renovación es inmediata. Cuando, pasados 12 años, el mandato se agota, el nombre del magistrado sustituto se conoce enseguida. No hay abuso de prórrogas que se estiran dos o tres años como ha llegado a ocurrir en España.
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Método de elección transparente. Los nombres de los candidatos se conocen y no hay tanto secretismo como en España, donde no hay listas públicas y nadie sabe quién va a ser el propuesto. En Alemania, al comienzo de cada legislatura, se elabora una lista de candidatos para que, en ausencia de consenso político, se cubran las vacantes.
2. EEUU y el mandato vitalicio
En Estados Unidos el equivalente al Tribunal Constitucional español es el Tribunal Supremo. La Constitución norteamericana dice que las decisiones que se dicten en la Corte Suprema tienen una trascendencia exclusiva.
El Supremo está compuesto por 9 magistrados, y es el presidente el que debe elegirlos, aunque siempre con la aprobación del Senado. Más de una vez el Senado ha rechazado algún nombre propuesto por el líder del Ejecutivo, y por eso debe elegir a uno ni demasiado liberal ni demasiado conservador, para que sea aceptado.
En cuanto a la duración del cargo, el mandato es vitalicio, lo que sirve para tener tiempo para fichar buenos juristas como candidatos.
Con lo visto hasta aquí, el modelo se aleja mucho del español. Pero tienen algo en común: los largos tiempos de espera. Cuando un magistrado del Supremo en EEUU muere o renuncia, pueden llegar a pasar dos años hasta que se cubra esa vacante. Sin embargo, al tratarse de un mandato de por vida, pocas veces surgen vacantes, por lo que las irregularidades al confirmar un nuevo magistrado
son muy puntuales.
3. Italia se parece a nosotros
El TC italiano se compone de 15 jueces: 5 los elige el Presidente de la República, otros 5 el Parlamento y otros 5 las supremas magistraturas ordinarias y administrativas. Es decir, con el método italiano se asegura que participen los tres poderes del Estado.
Es un modelo muy similar al nuestro, ya que en el nuestro también intervienen los tres poderes. Pero los parecidos no acaban ahí: en Italia también se prolongan las renovaciones, en concreto cuando es el Parlamento el que tiene que decidir, porque le cuesta alcanzar un acuerdo. Lo mismo pasa en con el Congreso y el Senado en España.
La Constitución italiana no permite que pase más de un mes entre magistrado saliente y entrante. Pero en la práctica ha habido prórrogas más largas que han afectado al funcionamiento del tribunal porque había 5 magistrados caducados, y se necesitan al menos 11 jueces para que pueda operar.
4. Reino Unido: no hay Constitución
El caso británico es el más singular, porque no existe una Constitución como tal. Allí tiene más peso la tradición. Por eso, las leyes que salen del Parlamento no se pueden calificar de inconstitucionales. De hecho, ni siquiera existe un Tribunal Constitucional.
Sin embargo, el sistema judicial se occidentalizó con el laborista Gordon Brown, ya que desde
octubre de 2009 se creó el Tribunal Supremo. Hasta entonces, el máximo órgano judicial era la Cámara de los Lores, función que desempeña ahora el Tribunal Supremo.
Este nuevo órgano se compone de 12 jueces y no existe un mandato limitado. Los nombres los propone la Corona, aconsejada por el Primer Ministro.
Hasta ahora ha habido pocas renovaciones y las sustituciones no han tardado más de un año (por ejemplo, al morir Alan Rodger el 26 de junio de 2011 Robert Reed ocupó su puesto en febrero de 2012).
No se puede predecir cuál será la tendencia del Supremo en las renovaciones, porque es un órgano de reciente creación, y por eso no podemos compararlo con España en ese sentido.
En definitiva, los tribunales, sobre todo los europeos y más en concreto los del continente (sin incluir las islas británicas), tienen mucho en común, pero los tiempos de espera entre los magistrados salientes y entrantes varían de un país a otro.