¡¡ACCIONES!!
Si en un restaurante te ponen el pan, y tú no quieres pan, y lo dices, y pides que te lo retiren y te deshaces de él, nadie puede cobrarte el pan. Así, con éstas acciones-tocomocho que no queremos ocurre que PUDIERA PARECER QUE SÍ LAS QUEREMOS SI NOS LAS QUEDAMOS. Y la única manera de no quedarse con unas acciones es vendiéndolas.
No quiero con ésto, lógicamente, inducir a nadie a vender esa basura o a no venderla, pero sí EXCITAR A LA REFLEXIÓN razonada y ponderada de cada cual según él y sus CIRCUNSTANCIAS. Los abogados, en quienes hemos resignado la defensa legal de nuestros intereses y de nuestro derecho, atropellado vilmente con todas las agravantes imaginables, no tienen la exclusiva ni el monopolio de la reflexión. Ni siquiera de la más directamente vinculada con el derecho procesal, pues, como ellos mismos suelen repetir a menudo, CADA JUEZ ES UN MUNDO.
TAN VÁLIDA ES LA DECISIÓN DE NO VENDER esos papeles de mierda por nada del mundo, hasta que la Justicia dicte lo que haya de dictar, COMO LA DE DESPRENDERSE INMEDIATAMENTE, a poco que con ello no aumenten las pérdidas, DE ELLOS. Tanto el hecho de vender las acciones como el de no hacerlo pueden expresar igualmente el rechazo de la víctima de la estafa de las Preferentes a asumir y quedarse con UN PRODUCTO AÚN PEOR que el que le endilgaron con engaños. La única pequeña diferencia, según mi modesto y quizá equivocado criterio, es que el rechazo del que se desprende de ellas porque no las pidió, ni las quiere, ni quiere saber nada de su cotización, ni reconoce ese robo-canje, NI DA PÁBULO A QUE NADIE PIENSE QUE SE LAS APALANCA PARA VER SI SUBEN, es que ese rechazo es un punto más inequívoco.
De otra parte, y aunque todos estamos CONVENCIDOS DE QUE VAMOS A GANAR la Demanda para la anulación del contrato por vicio de consentimiento, pues nos asiste la verdad y el derecho, EXISTE LA POSIBILIDAD, bien que remota, DE QUE NOS TOCARA UN JUEZ CAPULLO, o tres en segunda instancia, que nos dijera que NONES . Del Supremo, que no está ni se le espera, mejor no hablar. El conocimiento de esa sola posibilidad JUSTIFICARÍA Y LEGITIMARÍA el intento de salvar lo máximo posible del patrimonio robado, expresando, de paso, EL RADICAL RECHAZO AL CAMBALACHE QUE NOS CONVIERTE DE FACTO, QUERAMOS O NO, EN ACCIONISTAS.
Eso, lógicamente, por no hablar de quienes no es que tengan una parte de sus ahorros comprometidos, sino todo o casi todo su patrimonio, ni de los que no pueden seguir sobreviviendo, con mayores o menores estrechuras, con sus sueldos o sus pensiones, pues se hallan en paro o en la necesidad de proveer a las necesidades de hijos y nietos en las actuales y pavorosas circunstancias económicas. ¿Alguien puede pedirles, en puridad, que no vendan lo que, por otra parte, no quieren y se les ha impuesto por Real Decreto?
Por último: estoy convencido de que EL JUEZ QUE ESTÉ POR DARNOS LA RAZÓN, lo hará así hayamos VENDIDO O NO esas puercas acciones. Del mismo modo, el Juez que no esté por la labor, denegará la petición de nulidad aunque las conservemos.
Disculpad si, contrariando mi intención de arrojar un poco de luz al caso que nos aflige, he aportado más incertidumbre e inseguridad. No lo creo, pues pensar y darle tres vueltas a las cosas no mata si es para tomar una decisión. Sí mata, en cambio, la indecisión, el marasmo, la duda, la acción sin convicción.
HAGAMOS LO QUE TENGAMOS QUE HACER, pues el meollo del asunto no radica, en todo caso, en qué hagamos con las jodidas acciones, sino en nuestra solicitud judicial de nulidad del CONTRATO de las Preferentes, NULIDAD QUE HARÍA IRRELEVANTES, como nunca habidoS, TODOS LOS HECHOS GENERADOS, unilateralmente por cierto, DESDE QUE NOS INDUJERON MEDIANTE ENGAÑOS A FIRMARLO.
Salud, suerte y ánimo.