El terror de la bancarización forzosa.
Buenos días. Durante años he sido clienta bancaria sin tener ningún incidente de importancia, pero desde la llegada de los tipos negativos y la cruzada contra el dinero físico, los bancos se han convertido en una tortura para mí: no son una alternativa, no son simples negocios privados, son una imposición, hay que mantener el dinero en el banco, se quiera o no.
En teoría, es legal sacar el dinero del banco y guardarlo bajo el colchón, pero en la práctica puede ser fuente de innumerables problemas con la Agencia Tributaria, particularmente en caso de "digitalizarlo" de nuevo vía inversión o retorno al redil bancario. Si el Estado va a imponer el dinero digital, tiene la obligación de proponer a los ciudadanos formas de depósito garantizadas al 100% e independientes del riesgo que supone entregar los ahorros a una empresa privada como es un banco y convertirlos en la materia de prima de una gestión no siempre aceptable, encima sin recibir ninguna remuneración a cambio.
¿Por qué el Tesoro protege a los inversores particulares de los tipos negativos mediante la opción de las subastas no competitivas, pero nadie ha protegido a los ahorradores de los tipos bancarios negativos? Cierto, cierto, pocas veces se han trasladado a la práctica y, en todo caso, sólo los depósitos de más de 100.000€ han sido su objetivo, pero, de haber continuado el B.C.E. su aventura por esta senda, el límite hubiera descendido hasta no dejar depósito o cuenta indemnes.
Los tipos negativos han actuado como una espada de Damócles sobre los haberes de los clientes bancarios forzando a no pocos a decisiones muy rentables para los bancos y nada convenientes para ellos.
Tenemos que pagar impuestos por el dinero que ganamos, por el dinero que nos regalan, por el dinero que heredamos, por tener más dinero de lo que marca Patrimonio y, además, tenemos que pagar por el simple hecho de tener el dinero en formato digital, que, de momento, nos mantiene en el redil bancario: los tipos negativos parecen haberse alejado por un tiempo, la banca online ofrece algunas alternativas muy económicas -al menos de momento-, pero, como el siguiente artículo comenta,
controlar una crisis bancaria es mucho más difícil que hace unos años. Antes, se podía intentar controlar los rembolsos de los bancos, ahora no hay colas en las sucursales. Pero eso es un problema porque el dinero se mueve a la velocidad de la luz por Internet.
Yo me temo que de forma muy discreta terminemos sufriendo una nueva modalidad de terror bancario: el secuestro de nuestro dinero, la obstrucción más o menos disimulada de la debida fluidez de la movilidad del dinero. Aquí
sí que quiero estar
totalmente equivocada.
¿Tengo
delirium tremens bancario o es real? ¿Soy la única persona indignada y furiosa por la situación del cliente bancario? ¿Estoy gritando sola mi desvarío en el desierto de un foro de Rankia?
El artículo destacado se titula
La interminable crisis financiera, del inspector de Hacienda y economista
Francisco de la Torre Díaz. Hasta otra.