Hola, kilikarlo. Salvo que tus padres necesiten el dinero urgentemente, no hay motivo para precipitarse. Tienen unos títulos (participaciones preferentes), que les irán rentando un dinero todos los trimestres (salvo que el banco haya tenido pérdidas en el año anterior; en el 2011 las tuvo, y por eso este año 2012 no estamos cobrando ese dinero). Que el banco haya tenido pérdidas un año es algo excepcional y no debería volver a producirse.
Cuando te ofrezcan, nos ofrezcan, cambiarnos esos títulos por otros (acciones, bonos o lo que sea), puedes consultar con un amigo de confianza que entienda, o comentarlo aquí, y ver si te conviene. Si te conviene, perfecto.
Si no te conviene, tus señores padres van a seguir cobrando el dinero trimestralmente muy probablemente a partir del año que viene; y tú o todos sus hijos heredaréis ese producto y seguiréis cobrando ese producto todos los trimestres, toda la vida, así como los hijos de tus hijos, y los hijos de los hijos de tus hijos, y así hasta que se acabe el mundo, los bancos o haya una tercera guerra mundial que destruya la faz de la tierra y nadie pueda garantizar nada, o bien vengan unos señores del espacio exterior interesados por las preferentes y nos las canjeen por títulos de propiedad raíz en su planeta, al que se podrá llegar por teleportación cuántica.
Por eso, como te han dicho, siempre hay tiempo para demandar. Independientemente de que tengas razón y el abogado sea un crack, un juicio se puede alargar años, años y aaaaaaños, y ahora más porque el sistema judicial está bastante colapsado debido a todos los desahucios y juicios por impago que tiene que tramitar. Quiero decir con esto: aunque a uno le pida el cuerpo poner un juicio, no necesariamente es la mejor opción.
Si no tienes urgencias económicas, sigo pensando que las preferentes no son un mal producto (aunque eso no quita para que la actitud del banco haya sido deshonesta por no informar bien). El dinero NO lo has perdido: en parte, sigo sin entender muy bien eso de «recuperar el dinero». Simplemente ese producto ahora es muy difícil de vender, pero eso no significa que sea intrínsecamente malo, igual que una señora casa bien puesta y con buenos muebles y bien situada no es un mal producto ni una mala inversión, pero sencillamente ahora por las circunstancias del mercado y el miedo que atenaza al personal, es más difícil de vender incluso aunque esté más barata que antes. Lo mismo pasa con las preferentes.