Ese trabajo lo hacemos o debemos hacer los mediadores. Debemos conocer y valorar no solo la idoneidad del producto, la esperanza de recibir un buen servicio en un plazo razonable, la capacidad de aportar personal especializado y la actitud general, sino también los márgenes de solvencia, la política de inversiones, la política de precios y su sostenibilidad a medio plazo.
Un agente normalmente tendrá que tragar lo que tenga que venir, porque está dentro del barco patroneado por la entidad y sigue su rumbo sin demasiadas posibilidades de cambios a no ser que salte por la borda y para eso se necesita tener agallas, una elevada autoestima, aceptar que uno saldrá con una manita delante y otra detrás para empezar de nuevo con otros rumbos y un infinito amor por la profesión. Lo sé porque yo lo hice.
Los corredores lo tenemos más fácil: podemos apostar por cualquier caballo de la carrera. Lo difícil, en este caso, consiste en trasladar al cliente la conveniencia de cambiar si este está hipnotizado por la marca... o el precio.
Es una pena, pero tenemos muchos casos conocidos de compañeros de profesión a los que les quiebra una aseguradora y se van con la próxima a degollar. Y sus clientes, detrás.
Recomiendo leer un artículo de mi blog en https://www.rankia.com/blog/seguros/2008/11/la-carta-de-vauban.html
Habla de esto.
En todo caso, Allianz tiene encaje para estas pérdidas y mucho más. A mí me preocuparía especialmente en periodo de crisis que empezaran a ajustar sus márgenes para recuperar beneficios rápidamente. Espero que la situación actual sea coyuntural y en un espacio razonable de tiempo puedan volver a operar en positivo manteniendo aquello que hasta ahora les ha permitido mantenerse en positivo: su calidad.