Estáis todos completamente equivocados.
Ha hecho un trabajo impecable y espléndido. El que se le ha encomendado al milímetro y por eso se lleva su justo premio.
Es el entrenador chivo expiatorio, bien pagado, al que se despide para poner a otro que hará también lo que se le encargue, mientras los que lo han mantenido y despedido siguen distrayendo al personal, cobrando y arrasando con lo que quede.
Mañana el Banco Popular seguirá siendo un despojo y el consejo de administración seguirá ahí. Nada ha cambiado. La vida sigue igual.