No deja de ser curioso escuchar determinadas propuestas para salir de la situación en la que estamos. Una de ellas es la llamada teoría del bazuca que básicamente consiste en que los bancos centrales introduzcan todo el dinero que sea necesario para apabullar y de esta forma acabar con los especuladores.
Es imposible que esto que dicen que es un país funcione con un mínimo de seriedad, mientras a todo aquel que se le ocurra intentar ser un poco serio tenga que asumir todos y cada uno de los días que está haciendo el tonto de una forma increíble. Es tan simple como entender que si lo que se prima es el puro cachondeo, no se puede esperar seriedad.
Una de las consecuencias de esta crisis, en la que tampoco nadie parece que se haya parado a pensar, va a ser el derrumbe de todo un staff o modelo de expertos. Cualquier persona que quiera ascender en el estrato social, ha de tener en cuenta que existe toda una serie de conductas, actitudes y normas que ha de seguir.
¿Hablamos del control de la moneda?. ¿Qué es lo ortodoxo cuando hay problemas con una economía?. De hecho es curioso como todo el mundo se lamenta del hecho de que España esté en el euro, y en consecuencia no pueda devaluar, y parece que todo el mundo se sorprende ahora de que Islandia haya procedido a una devaluación salvaje de la moneda.
Es importante entender todo esto, porque las similitudes entre la época de la gran depresión y la actual son más que evidentes. Quizás ahora tengamos que preocuparnos por Bankia o por la caja de turno, o por un banco en algún país o quizás por JP Morgan, pero la tozuda realidad es que si partimos de la misma situación que en los años 30, se toman las mismas decisiones.
¿De verdad hemos de creer que la Reserva Federal fue la que creó el crash de 1929 ¡adrede!?. Es probable que la reserva federal estuviese tan preocupada por las burbujas especulativas en los años 20, como lo estaban (están) los bancos centrales antes, durante y después de 2007; pero lo que no tiene sentido es que se defienda que se buscaba tirar los valores
Ayer trataba de colocar un discurso en el que Bernanke nos hablaba de la época de la gran depresión, y trataba de explicar un poco ciertos olvidos que se basaban en la economía. En el citado discurso, aparecían indicados una serie de creencias de los años 20 y 30 del siglo pasado que parecen olvidados, como eran aquellos de “liquidar todo”.
Estos días estamos asistiendo otra vez a ciertos fenómenos en los mercados financieros y en particular, en España estamos a la espera de la enésima reforma financiera que se anuncia para el viernes.
Ya he comentado desde hace tiempo que toca un ataque frontal al sistema público de sanidad. A fecha de hoy parece que es demasiado evidente, de la misma forma que son muy evidentes los ataques a otros sectores. Para identificar los sectores, no tenemos más que fijarnos en los rasgos distintivos respecto a Estados Unidos y encontraremos un patrón.
Ya que todo el mundo parece empeñado en usar únicamente el Producto Interior Bruto, (PIB) para entender la situación económica, quizás deberíamos entender algún aspecto del citado indicador, para tratar de determinar alguna cosa curiosa respecto a la competitividad, y la situación actual.
Otra de las falacias “bonitas” que nos encontramos con relativa frecuencia es aquella que nos trata de decir que los estados deben asumir las decisiones de política económica asumiendo los principios de funcionamiento de otros. Unos nos cuentan que los estados se deben gestionar como si fuesen familias y otros nos dicen que se deben gestionar como si fuesen empresas.
Cada vez hay más ruido sobre el cambio de política en la unión europea, con aquellos discursos de “la austeridad sola no funciona” y similares. Entonces comienza a sonar la necesidad de “estímulos adicionales”, para lo que se van a usar otra vez las justificaciones de tipo keynesiano y sobre todo las referencias al plan Marshall.
Todos los que tengan cierta edad, habrán pasado por la decisión de “cuando” cambiar de coche. Llegado un momento, o más bien unos quilómetros, siempre nos encontramos con una disyuntiva.
A partir de un momento determinado, los gastos en reparaciones y mantenimiento se disparan, por lo que empieza a ser interesante cambiar de
Hoy me encuentro una noticia, que es cuando menos curiosa. Resulta que Draghi se ha pasado por la eurocamara y se ha apuntado a la famosita palabra que no dejaba de recitar de forma obsesiva: “la traída y manida credibilidad”.
Estamos en una situación en la que todo el mundo es consciente de que cada una de las rondas de ayudas, lo que hacen es empeorar la situación económica, de tal forma que cada vez estamos más cerca del límite a soportar por la economía. En definitiva, que estamos en un proceso que tiene un límite.