“Up & Down with The Rolling Stones”: así se llama un libro que escribió una persona cercana al grupo, un chaval que montó el primer club de fans y lo que hoy llamaríamos un “blog” sobre el grupo (entonces una revistilla de cotilleos sobre sus andanzas). El caso es que – la importancia de los medios -, llego a conocer bastante bien los entresijos de la banda y a acompañarles en muchas de sus giras. El título tiene su gracia por el doble sentido del mismo, dada la conocida afición de una parte de los miembros de este maravilloso grupo de rock por, digamos, la vida agitada y todos sus ingredientes. Y también tuvo su gracia la historia porque le forzaron a cerrarlo: los músicos no querían que el fisco se enterara de donde estaban cada día (por los famosos temas de residencia) ni tampoco sus ex mujeres, por motivos parecidos.
Ahora se podría escribir uno que se llamara “Up & Down with the dollar “, porque bastaría con utilizar todas las opiniones que publican analistas, medios y redes sociales para escribir un libro entero. Un libro que, al contrario que el anterior, no les recomendaría comprar. El peor enemigo del inversor es la confusión, y leer demasiadas opiniones sobre un activo financiero crea confusión. De hecho, si les sirve de algo mi experiencia, les diré que sólo leo lo que escriben personas/entidades/medios que me merecen la máxima confianza y respeto, bien por la calidad de la información, bien por el talento del analista o estratega en cuestión.
Así que ahí van algunas de ideas y sugerencias que creo pueden ayudar a eliminar confusión y arrojar cierta luz sobre el futuro del dólar.
No se fie de las predicciones “al céntimo”
Ni con el dólar ni con ningún activo o índice bursátil. Si ya es difícil acertar con una tendencia cómo puede haber alguien que pueda predecir que el cambio euro - dólar estará exactamente a, digamos, 0,90, dentro de exactamente seis meses. Con todos mis respetos, si acierta será por pura casualidad. Se puede decir que el dólar seguirá subiendo, que ya le queda poco recorrido o que estamos cerca de un cambio de tendencia, pero ¿fijar un tipo de cambio exacto y a una fecha exacta? Sólo falta que nos digan a que hora.
Mire la dirección del viento
Hace ahora seis meses empezamos a recomendar el dólar. Por cierto, esta casa, Rankia, tuvo el detalle y el señorío de mencionar mi recomendación en un “post” y creo recordar que además lo colgaron en twitter. En un sector, el financiero, en el que mucha gente – como el conocido como “analista chino” – tiende a copiar las ideas y hacerlas suyas sin no a mencionar al autor. O apuntárselas a toro pasado.
El caso es que la recomendación se basaba en dos ideas muy sencillas (que suelen ser las que mejor funcionan en los negocios y en las inversiones)
- El banco central europeo hizo saber que ya habían entendido la parte que no habían entendido del concepto “estabilidad de precios”. En otras palabras: que una inflación excesivamente baja - y menos todavía un IPC negativo - NO es estabilidad de precios. Es más: después de revisar sus estatutos, se percataron de que alguien lo había definido y puesto por escrito ¡en sus propios estatutos!: “Entendemos como estabilidad de precios un IPC cercano pero inferior al 2%”. A continuación miraron donde estaba el IPC y vieron que estaba cerca de cero y que, a ese ritmo, pronto sería negativo, como efectivamente ha ocurrido.
¿Y que hace un banco central en esos casos? Pues pasar a una política monetaria expansiva, que si es “muy” expansiva e incluye la compra masiva de bonos públicos y privados se denomina "Quantitative Easing"(QE). Y de hecho el Sr. Draghi anunció que iban a aumentar su balance y situarlo en niveles del año 2009, lo cual, mediante una sencilla suma, llevaba a la conclusión de que tendrían que comprar aproximadamente un billón de euros para llevar la línea azul del gráfico hasta 3.000 billones. Y como para comprar todo eso hay que “fabricar” billetes por ese importe, la conclusión es que iba a inundar el sistema de euros. Y mucha oferta lleva a bajada de precios (ley de la oferta y la demanda)
- Por su parte, la Fed no puede tener un veintitantos por ciento de la deuda del país en su balance, así que tarde o temprano no sólo iban a dejar de fabricar dólares sino que tendrían que ir retirándolos, es decir, ir empujando a la baja la línea roja del gráfico anterior, y menos oferta de un activo igual a subida de precios.
En resumen, la tormenta perfecta. Pero esto ya lo sabe todo el mundo (ahora), por lo que está básicamente descontado en los precios (siempre queda algún despistado o quién, como el analista chino, que es miedoso, espera a ver si los que dieron el primer paso adelante tenían razón. Si así fuera, el dólar no tendría mucho margen de subida adicional.
¿Arriba o abajo?
En primer lugar, tengamos una cosa muy clara: después del “subidón” que ha tenido el dólar, habrá una recogida de beneficios, es decir, un repunte del precio del euro. Esto puede ocurrir bajo cualquier pretexto o puede tener una base más profunda.
El principal motivo por el que el dólar podría detener su subida o incluso cambiar temporalmente de tendencia sería que los datos macroeconómicos de los EE.UU. se tomaran un respiro. Si EE.UU. afloja la marcha, la Fed podría no subir tipos y tomarse con mucha calma la reducción de su balance para no dañar la espectacular mejora de la economía norteamericana. Ellos, que si que miran su mandato, además de la estabilidad de precios – que si entendieron pues hace años iniciaron su política expansiva, tienen incluido también proteger el crecimiento económico y evitar que crezca el desempleo (cosa que no tiene el BCE). Así que lo primero que tienen que observar los inversores en su “radar” son esos datos y, en su caso, las declaraciones de la Fed.
También podría ocurrir que la Fed o el gobierno norteamericano vieran una amenaza para sus exportaciones en un dólar demasiado fuerte. En principio esto no debería preocuparles demasiado, al menos por el momento, dado que muchas de sus principales empresas son multinacionales, lo que compensa las diferencias de cambio. Y fabrican por todo el mundo. Aún así, todo tiene un límite. Pero lo que más tranquilidad puede dar a quienes seguimos confiando en el dólar – corrección asumida – es que Norteamérica es la primera interesada en que Europa salga de su estancamiento. A día de hoy tiran ellos sólitos del crecimiento mundial. Además, les interesa que los europeos les compren “Iphones”, y si los europeos no tienen dinero no los compran. Ni libros en Amazon, ni ordenadores, etc., etc.
Pero lo que más apoyo puede dar al dólar – corrección incluida – es que el viento ha cambiado. Aunque suba o baje, la tendencia y el BCE han cambiado. Aparte de que salgan del grifo la friolera de 60.000 millones de euros al mes hasta Septiembre – que aunque esté descontado no deja de ser un flujo impresionante y constante, el Sr. Draghi ha dicho que su objetivo no es una cifra concreta de QE, sino cumplir su objetivo de estabilidad de precios. Eso es muy importante, porque la pasta de dientes – la desinflación - ya está saliendo del tubo y para meterla podría tener que ser incluso más agresivo. Esa posibilidad – recordemos que en EE.UU hubo varios QE y en Japón se ha perdido la cuenta – es una puerta abierta que, salvo que las cifras de IPC se recuperen rápido en la eurozona, deja abierta la puerta a sorpresas y que el dólar supere las previsiones tipo: “llegará a 1,06 el día 6 de Mayo. Y hasta ahí habrá llegado”.
¡Que tengan una buena semana!