En los mercados las correcciones no son necesariamente malas. Salvo que acabes de tomar posiciones. Pero exceptuando ese caso, en el que, confesémoslo, todos nos hemos encontrado alguna vez, tienen derivadas positivas.
La primera es que limpian el mercado e, irónicamente, le dan estabilidad. Si los mercados subieran en vertical, sin tomarse nunca una pausa, las caídas serían siempre salvajes y la volatilidad inasumible para un inversor normal. Sería, como diría Rambo, “un infierno”.
La segunda es que aportan mucha información. Asumiendo que no se trate de un cambio en la tendencia de medio y largo plazo por la que estamos en el mercado y que, en consecuencia, pensamos mantenernos en él,
la corrección nos índica donde está la parte más vulnerable.
En esta ocasión han sido los bonos. Realmente en la
renta variable – acciones - la corrección o no se ha producido – caso de los EE.UU. o China- o ha sido donde la subida previa había sido espectacular – caso europeo - y, quitando excepciones de bolsas como la alemana, que había tenido un subidón impresionante, han sido moderadas. El Eurostoxx 50 ha perdido un 5,8% después de haber subido un 26% desde el inicio del año. Si la corrección se detiene aquí, lo que nos está diciendo el mercado es que los inversores aprovechan cualquier resquicio para compra renta variable europea.
Por el contario, los bonos, concretamente los alemanes, que son la referencia europea (medidos por el “Bloomberg Germany Sovereign Bond Index”), que habían subido hasta un 4,3% desde el inicio del año, se han dejado un 2,2% en la corrección, lo que, considerando que se trata de bonos, un activo menos volátil que la renta variable, y comparándolo con esta última, la corrección ha sido significativa. La mitad de lo que habían ganado, para ser más exactos.
De esta corrección podemos deducir, que,
en el escenario actual, ante el mal de altura la gente tiene el gatillo más fácil en los bonos. Y también han caído los norteamericanos. Y todo ello es bastante lógico: tanto unos como otros, y con la pausa de la crisis en el caso de los bonos europeos, llevan subiendo casi treinta años (ver “
Y yo, ¿cuándo vendo mis bonos?”). En cambio, pese a las apariencias, las bolsas no han subido tanto: los índices norteamericanos rompieron sus máximos históricos hace año y pico. Y los europeos acaban de hacerlo. Y eran del año 2000, en ambos casos.
Cosa distinta sería que la próxima corrección viniera motivada por algo concreto y no como esta, que, insisto, en mi opinión tiene su principal origen en la potencia y duración de la subida anterior. Lo que llaman “mal de altura”. Y digo corrección porque creo que lo es. Al menos de momento.
En al artículo mencionado hablaba de que, si bien los bonos pueden tener cierto recorrido si se mantienen los bajos niveles de inflación y crecimiento actuales, son más vulnerables a un cambio de tendencia. No creo que eso vaya a ocurrir todavía, pero, como insistía en aquel artículo, la corrección nos está dando pistas de que su margen de recorrido es más reducido. Tiene su lógica: antes de la corrección nos estábamos acercando a un punto en el que los prestamistas - compradores de bonos – estaban pagando por prestar al Estado alemán a nueve años vista. Y al español a seis meses. Aunque parezca mentira tiene su lógica – ver artículo -, pero a poco que cambie el escenario macroeconómico dejará de tenerla y, lo que es peor: parecerá surrealista. Como cuando Terra valía más que Endesa. Pero “tranquis”, como dicen mis hijos:
la corrección ha aplazado el momento del cambio, que seguramente será brusco.
Ventajas de las correcciones.