En los últimos 25 años el mercado de bonos europeos ha experimentado la subida más larga de su historia. Cuando empecé a trabajar un bono del estado con vencimiento a diez años ofrecía un 10% de interés. A día de hoy ofrece un cupón del 1,50%. La rentabilidad ha caído, el precio ha subido. Es fácil de entender: simplemente imaginen lo que valdría a día de hoy un bono a diez años que de un cupón del 10% en lugar del 1,50% actual del mercado.
El problema con un mercado alcista tan largo radica en su capacidad de mantenerse en el tiempo. Como la fruta, a más maduro, más probabilidades de que caiga. Analicemos, por lo tanto, que podría poner punto final a este larguísimo periodo de subida en el precio de los bonos.
En el corto plazo los candidatos serían la proximidad de la rentabilidad cero para el bono alemán de referencia y las elecciones españolas. Si como resultado de las mismas participara en el gobierno un partido populista se establecería un precedente muy grave para la actual política económica de la eurozona. Una cosa es que un gobierno populista gobierne en un país pequeño como Grecia, o que participe en un gobierno de coalición en una pequeña economía como la portuguesa, y otra muy distinta es que intervenga en el gobierno de una economía importante en Europa como es la española. Sobre todo, insisto, por el precedente. El dinero es miedoso y lo primero que va a pensar es que después de Grecia, Portugal y España la siguiente es Francia y después Italia. Un castillo de naipes.
En cuanto el bono alemán, no es descabellado pensar que llegue a dar una rentabilidad del cero por ciento. Japón, país endeudado hasta las cejas, cobra por prestar dinero a diez años vista. Que menos que Alemania, ejemplo de austeridad y con una inflación similar, tuviera mejores condiciones de financiación. Eso sí: una vez se entra en el mundo de las rentabilidades negativas en los bonos de largo plazo se entra en el mundo del surrealismo financiero. Puede pasar casi de todo. Después de un mercado alcista que ha durado 25 años las posibilidades de que ese “casi todo” sea un cambio de rumbo no son descartables.
Pero es precisamente Japón quien también nos dice que no se puede descartar una subida adicional en el precio de los bonos europeos (con permiso de la política española, de Grecia o de vaya usted a saber que novedad que nos tengan preparada los políticos) Si Japón tiene tasas negativas en su bono a diez años es porque lleva más de diez en deflación y de momento no tiene aspecto que ir a cambiar. Si la eurozona se “japonizara” – si se instalara en la deflación y el estancamiento - ocurriría algo parecido. Así que, desde un punto de vista puramente financiero (no político) todo va a depender de si Europa entra en deflación o la evita. Serían este último caso cuando sería justificable la rentabilidad cero o negativa en un bono del estado alemán, que es el que marca la dirección del resto de bonos europeos.
El punto final también lo podría marcar la Reserva Federal de los Estados Unidos. Ciertamente la situación económica es bien distinta a ambos lados del Atlántico, pres si el tipo de interés de los bonos americanos empieza a subir frenaría la caída de tipos de los bonos europeos. Al menos temporalmente.
Lo que parece claro es que la combinación de elecciones en España y la cercanía del 0% en los bonos alemanes podría frenar en el corto plazo la marea alcista de los bonos. Que sea un freno o el final de trayecto dependerá, sobre todo, de si Europa se “japoniza” o sí, por el contrario, retoma la senda del crecimiento y la inflación positiva. Teniendo en cuenta que esto depende mucho más de los políticos que del banco central europeo no podemos descartar que haya que posponer la despedida del que ha sido el mejor periodo de la historia para tener renta fija en cartera.