El único motivo por el que no estoy seguro que lo que estamos viviendo en el mercado sea una corrección es porque estoy viendo que es lo que opina el consenso. Y de forma casi unánime, lo cual es mucho peor. Si hay algo que me haga sentir incómodo cuando tomo una posición en los mercados es coincidir con el famoso consenso. Después de muchos años sé positivamente que seguir al consenso es casi garantía de error. De hecho “manufacturé” un ratio “contrario” que se llama “el ratio del consenso” –, nombre muy original como puede verse, cuyo denominador son todos los encuestados y el numerador los que tienen una determinada opinión. Si el resultado es uno – máximo consenso - es para mi motivo para replantearme la estrategia. Se lo digo totalmente en serio y les sugiero que lo tengan en cuenta cada vez que tomen una decisión de inversión.
Pero, por lo demás, esta corrección es de libro. Desde el origen – repunte del tipo del bono -, pasando por los preliminares – sobre compra, volatilidad en mínimos históricos, ratio “put” / call” por los suelos, optimismo exacerbado, etc., etc. Así que vamos a suponer que, efectivamente, es una corrección. Y que tenemos liquidez para invertir, porque con esos preliminares lo mínimo que se le ocurre a uno es disponer de liquidez para aprovecharla. Y vamos a ver cuales son los “timings” de compra en estos casos. Aparte de, por supuesto, vigilar lo que dio origen a la corrección en esta ocasión, que es el repunte de la TIR del bono USA y que si siguiera subiendo por encima del 3% entonces ya no hablaríamos de una corrección, sino de cambio de tendencia en las bolsas.
El primer método de “timing” le llamaremos “por las bravas”. Parte de la base de que cuando se genera un desplome dentro de un mercado alcista – y recordemos que pensamos que sigue siendo alcista y que esto es una corrección – el mayor daño se produce el día del mayor desplome. En este caso, el día que el Dow perdió algo más de un 4% en la sesión. El mayor inconveniente es que es el método más arriesgado, porque se tira uno a la piscina sin saber que puede venir en días posteriores.
El segundo es el de “bucear”. Muchas veces al desplome le sigue un rebote y luego una segunda caída, normalmente menos violenta, pero que lleva al índice más abajo. O incluso un goteo a la baja en el que el mercado trata de buscar suelo. La idea es vigilar este movimiento y tratar de comprar mientras el mercado busca ese suelo. El inconveniente es que no es nada fácil.
Finalmente está el método “prudente”, que es el más correcto en términos de análisis técnico o chartista. Consiste en esperar a que el mercado recupere lo perdido y supere el máximo anterior, con lo que nos dice que sigue adelante en su tendencia alcista, confirma que era una corrección y nos indica que ya ha pasado. Es el más seguro, pero el menos rentable.
Personalmente me gusta una combinación de los tres. Si creo que es una corrección, aprovecho el día del desplome, pero dejo una cantidad para “bucear” y finalmente otra para cuando el camino queda despejado. Utilizo la mitad del dinero en las dos primeras y dejo la mitad restante para la última fase. Se consigue un buen cambio medio y, si finalmente me he equivocado y no es una corrección, el no implementar la tercera fase reduce mi pérdida potencial.