¿Te entregarán el piso o te devolverán el dinero? Es difícil saberlo porque habría que saber si el bien subastado era afecto a la actividad empresarial de esa sociedad quebrada, y otros varios detalles del procedimiento concursal que a mí se me escapan.
Llevo más de cuatro años escribiendo este blog y creo que he relatado docenas de ejemplos de la negligencia generalizada en los juzgados españoles. La intolerable incompetencia de algunos juzgados nos está conduciendo a los usuarios más frecuentes a la desesperación y a la melancolía.
Maldita sea, el actual gobierno nos está acostumbrando a que los viernes a mediodía la vicepresidenta nos anuncie unas medidas estupendas que nos van a solucionar la vida y que luego caen en el olvido como si nunca hubieran sido anunciadas.
Mi amigo Carlitos lleva varios años en la cuerda floja porque tuvo la mata pata de invertir la mayor parte de su patrimonio en dos solares ultra caros en pleno año 2.005. Uno de los solares está en Tres Cantos (Madrid) y el otro en uno de los PAU nuevos de Sevilla.
Que oportuna la noticia que nos llega de Gran Canaria acerca de esos tipejos que van a ir derechitos a la cárcel por haber intentado engañar a la Justicia camuflando la vivienda de la que les iban a desahuciar, anexionándola a la casa vecina y cambiando la fachada de color para despistar a los del juzgado
No entiendo a que viene tanto revuelo acerca de la Dación en Pago cuando ya la tenemos recogida en el artículo 140 de la Ley Hipotecaria, redactado en estos términos:
Te envío este correo para saludarte, y de paso mostrarte un ejemplo de los problemas de las tasaciones en los procedimientos en los que la garantía a ejecutar es un embargo, y por tanto, algo unilateral, y no una hipoteca de mutuo acuerdo en la que alguien le “abre la puerta al tasador”.
Hay que ver lo inquieto que está el mundo de las subastas acerca de si el Decreto de los Stop Desahucios nos perjudica o no a los inversores en subastas judiciales.
He comentado varias veces que no existe un verdadero manual donde aprender el negocio de las subastas, al menos al estilo de los manuales de autoayuda norteamericanos.
Javier Cardaño es subastero en Madrid desde hace unos diez años, en los que ha comprado y vendido pisos hasta hartarse. Su hija, que lleva pocos años trabajando y que vive con su novio, le ha pedido que le compre un pisito pequeño y barato, simplemente como inversión, no para especular sino para dedicarlo a alquiler.