Puestos a contar historias...
Hace más de 20 años fui cliente de El Monte. Ingresaba mi nómina mediante cheque hasta que un cajero me preguntó si era nómina y me retrocedió la comisión (bien por el cajero, aunque ya llevaba varios meses pagando comisiones).
Sólo aparecía por la sucursal para ingresar el cheque, porque tenía una tarjeta (de las primeras de débito que salieron, seguramente).
Pues a lo que iba... En Sevilla hace calor y tenía un R5 sin aire acondionado, así que entré en la sucursal y vi apilados un montón de quitasoles de cartón con la publicidad del banco... Le indico a la persona que está en la ventanilla que si me pueda dar uno y me contesta que están reservados... Le digo que si me puede reservar uno para cuando vengan más y me dice que no, que ya no vienen más.
Harto de ver a gente con camisetas, gorras y quitasoles de El Monte (hoy Cajasol), la verdad es que la respuesta me indignó bastante,... En fin, en ese mismo instante le dije que por favor me preparase el saldo completo de la libreta que mañana mismo venía a cancelarla,... ¡Fue mi primer cambio de banco!
Mirándolo friamente puede parecer una tontería, pero la verdad es que me sentí bastante indignado porque, al no aparecer por la sucursal, es posible que la persona que me atendío no supiese nada de mí, pero tenía un buen saldo porque estaba ahorrando en la libreta para comprarme un piso. Le agradezco que me abriese los ojos porque me animé y abrí una cuenta vivienda bastante bien remunerada a cambio de esa libreta al 0,10%.
Conclusión... ¡Quién no llora no mama!