El grupo energético Repsol obtuvo un resultado neto de 1.235 millones de euros en el primer semestre de 2021, frente a las pérdidas de 2.484 millones del primer semestre del año pasado y a los 1.133 millones que ganó hasta junio de 2019. Este cambio se debe principalmente a la recuperación de la demanda, aunque todavía sigue por debajo de los niveles de 2019, y la mejora de los precios de las materias primas, tanto del petróleo como del gas natural. De esta forma, consolida su recuperación general tras dos años de pérdidas históricas, ya reflejada en el primer trimestre cuando obtuvo un resultado neto de 648 millones, frente a las pérdidas de 487 millones del mismo periodo del año anterior y superiores a los 608 millones que ganó en el primer trimestre de 2019.
El resultado neto ajustado, que mide específicamente la marcha de los negocios al excluir el efecto contable del valor de los inventarios y los resultados específicos, alcanzó los 959 millones, con cifras positivas en todos los segmentos. Entre ellos destaca Exploración y Producción. En el área Industrial sobresalió el negocio químico y, en la de Comercial y Renovables, el de Movilidad mejoró sus cifras notablemente tras las restricciones y el confinamiento de 2020.
La crisis sanitaria continuó marcando de forma negativa a la economía global durante la primera mitad del año, aunque con mejoras respecto al escenario sin precedentes de 2020. En ese sentido, según la empresa, en el segundo trimestre de este año se pudieron observar indicios de recuperación en los precios del crudo, que, en el caso del Brent (de referencia en el mercado europeo) llegaron a superar los 76 dólares por barril a finales de junio, su nivel máximo desde octubre de 2018. Para el conjunto del semestre, el precio medio del Brent se situó en 65 dólares por barril, frente a los 40 dólares del periodo equivalente de 2020. En cuanto al gas Henry Hub, alcanzó una media de 2,8 dólares por MBtu frente a los 1,8 dólares del mismo periodo del ejercicio anterior.
La demanda también se incrementó, favorecida por los programas de vacunación. La previsión de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), según su informe del pasado mes de junio, es que la demanda mundial de petróleo regrese a niveles anteriores a la pandemia en el cuarto trimestre de 2022.
La compañía que preside Antonio Brufau resalta que desde los primeros momentos de la crisis sanitaria, además de priorizar su labor como servicio esencial para la sociedad, estableció una serie de medidas que, junto con la puesta en marcha del Plan Estratégico 2021-2025, le han permitido afrontar el entorno y obtener el máximo valor posible. Así, Repsol logró entre enero y junio un flujo de caja operativo positivo en todos sus segmentos de 1.932 millones de euros y un flujo de caja libre de 955 millones. Ambas magnitudes mejoran a las equivalentes del mismo periodo de 2020, en el que la gestión llevada a cabo por la compañía también permitió que fueran positivas, incluso en uno de los momentos más duros de la pandemia.
Durante el primer semestre de 2021, Repsol consiguió reducir su deuda neta un 6% (392 millones) hasta situarla en 6.386 millones. La liquidez alcanzó los 9.448 millones, lo que representa 2,20 veces los vencimientos a corto plazo. Adicionalmente, con el objetivo de reforzar su posición financiera, la compañía cerró en marzo una emisión de bonos híbridos por importe de 750 millones y, en mayo, otra de bonos senior de 300 millones, ambas a unos precios muy competitivos.
Para acompañar su proceso de transición energética, Repsol lanzó el 14 de junio una estrategia integral de financiación sostenible, con la que se convirtió en la primera de su sector que presenta un marco integral que incorpora tanto instrumentos destinados a la financiación de proyectos específicos (verdes y de transición) como los vinculados a compromisos sostenibles de compañía (Sustainability Linked Bonds o SLB, en sus siglas en inglés). Este enfoque integral ofrece flexibilidad y transparencia en la emisión de instrumentos financieros, a la vez que incorpora la hoja de ruta de sostenibilidad de la compañía a su estrategia de financiación.
Días después de lanzar este plan integral de financiación sostenible, Repsol cerró la emisión de dos series de Eurobonos ligados a objetivos de sostenibilidad (SLB) por un importe global de 1.250 millones. Estas herramientas de financiación permitirán avanzar en sus ambiciosos objetivos de descarbonización, tal y como está haciendo incluso en el escenario adverso derivado de la crisis del covid-19.
Alineados con los objetivos de descarbonización, Repsol cuenta con 31 proyectos, con una inversión total asociada de 6.359 millones, en el marco de las convocatorias de manifestaciones de interés para los fondos europeos Next Generation llevadas a cabo por el Gobierno. Estos proyectos combinan tecnología, descarbonización y economía circular, creación de empleo de calidad y equilibrio territorial: ocho son de hidrógeno renovable, nueve de economía circular, cuatro de generación renovable y almacenamiento, ocho de energía distribuida y movilidad eléctrica, uno aborda la transformación digital en el ámbito industrial y el último se centra en la transformación de la cadena de valor energética mediante inteligencia artificial y economía del dato.
En lo que se refiere a la retribución al accionista, tras su aprobación por la Junta General del 26 de marzo, la compañía abonó el 7 de julio un dividendo de 0,30 euros brutos/acción en efectivo, con cargo a los beneficios del ejercicio 2020, que se suma a la retribución satisfecha a los accionistas en enero. La Junta también aprobó el reparto, asimilable al tradicional pago a cuenta del ejercicio 2021, de la cantidad de 0,30 euros brutos/acción.