Entonces, la familia Grifols ya mantuvo conversaciones para tal efecto con Brookfield y con otros private equity de la talla de CVC, Cinven, Hellman & Friedman o KKR, sin que llegase a cristalizar ningún acuerdo, aunque varias de estas firmas sí que realizaron los preceptivos análisis en profundidad (due diligence) acerca del negocio de la empresa.
Incluso después del escándalo de Gotham City, Apollo fue otro de los inversores que se aproximó al consejo de administración de la compañía interesado en ejecutar una operación similar, pero recibió un portazo del máximo órgano de gobierno de Grifols.
La exclusión en Bolsa, en un momento en el que la empresa se encuentra sobreapalancada -pese al acuerdo reciente con Haier para la venta de una participación en Shanghai Raas- permitiría al grupo librarse del permanente escrutinio público y rendir cuentas únicamente ante sus accionistas, y no al mercado en su conjunto.
Las conversaciones en exclusiva entre Brookfield y la familia, así como la decisión del consejo de otorgar al fondo información confidencial sobre su negocio, elevan las opciones de que esta vez la transacción salga adelante.
Teniendo en cuenta que la familia controla el 30% del accionariado, tan sólo se necesita un 20% adicional para poder excluir de Bolsa la compañía, siempre que Brookfield confirme su interés con el lanzamiento de una oferta pública de adquisición (opa) conjunta.