Las patentes de plitidepsina para indicaciones antitumorales se iniciaron hacia el año 2000. Hay como unas 15 patentes antitumorales (páncreas, mieloma, etc.), muchas de ellas se aprobaron pero ya están prescritas en la mayoría de países. La venta de aplidin para mieloma se aprobó en Australia, pero no se vende apenas y también han terminado los 5 años de exclusividad de mercado desde su aprobación. En Europa, esa aprobación sigue pendiente de resolución judicial con la EMA. Un fiasco en toda regla.
Esta patente plantea invenciones de la pliti para covid y también en combinación con antivirales que se usan para otros virus como influenza, sida, malaria, pancreaitis, asma, gripe A, y algunos más. También se reclamaba actividad para post covid, covid persistente, actividad antiinflamatoria y colesterol. La patente está claramente enfocada al covid pero parece que con un planteamiento amplio que casa bastante con la pliti antiviral de amplio espectro de la que tanto se habló. Pero la tramitación de esta patente está paralizada en todos los países desde 2023 y en la oficina europea de patentes, que fue donde se inició su tramitación y a partir de la cual se lanzaron las fases nacionales a otros países, la solicitud de patente ha sido retirada por Pharmamar y su tramitación está totalmente cancelada desde mediados de 2023.
Esta patente está también enfocada al covid pero parece más específica ya que se basa en los datos de los ensayos clínicos que si hicieron (Aplicov). Esta patente sigue su tramitación en muchos países y existen muchos trámites realizados en 2024, por lo que parece que sigue su curso con normalidad.
Una patente que trata de tener alcance internacional normalmente se tramita como PCT, sistema al que pertenecen 148 países. Este sistema permite que la documentación principal de la patente sea la misma para todos aquellos países donde finalmente se lance, que no tienen porque ser los 148. Desde la fecha de primera solicitud de patente hasta que finalmente se aprueba, si es que se aprueba, el solicitante mantiene la exclusividad de la invención. Y si se aprueba en diferentes países, todas esas patentes nacionales caducarán a los 20 años de la primera solicitud de la que partieron (tal cual ha pasado con Zepzelca), con independencia de que en cada país se solicite más tarde. Este sistema PCT equipara tramitación pero no aprobación: cada país es soberano para aprobar la patente o no.
Si finalmente se aprueba la patente de pliti para covid, la exclusividad se extenderá hasta 2041 como mínimo. Esta nueva vertiente de la plitidepsina como antiviral es como la posibilidad de una segunda vida para la molécula. Pero por otra parte no es menos cierto que si ya no hay pandemia, si no hay ensayos ni patentes en marcha para otros tipos de virus, y con la unidad de virología congelada, parece bastante improbable que en estas circunstancias se pueda monetizar la plitidepsina como antiviral mediante su venta o licenciamiento. Y pudo muy seguramente ocurrir que en plena pandemia, cuando las big pharmas solo eran capaces de generar remedios contra el covid que eran básicamente milongas pseudo-venenosas, se dieran entonces posibilidades varias para haber realizado alguna operación con alguna big pharma que supusiese una monetización de la pliti. Una monetización lógicamente parcial con respecto a lo que la empresa tuviera en cabeza por aquel entonces, pero también una monetización segura e inmediata que hubiese inyectado fondos a la empresa. No se sabe si se dio esa posibilidad (diría que sí se dio), pero sí se sabe cuál ha sido el resultado obtenido por la estrategia de desarrollo en solitario de plitidepsina antiviral: otro fiasco en toda regla.
Esto debería hacer reflexionar a la hora de determinar la estrategia con Zepzelca. Me gustan mucho las cifras de ventas potenciales que puede alcanzar Zepzelca en Europa y USA. Hay antecedentes de penetraciones de mercado muy potentes de Zepzelca en USA y Francia que avalan esas previsiones. Esta claro que en Europa es preferible que todas las ventas sean para Pharmamar en vez de tener que repartir el pastel… pero, ¿qué hay de los riesgos e incertidumbres? Hay piedras en el camino con las que la lechera puede tropezar, dando al traste con sus cuentas.
La empresa debe pensar muy bien qué batallas ha de plantear, porque su tamaño e influencia es débil y su sector es una puñetera jungla. Yondelis fue una batalla que se ganó, la pliti pues…, pero Zepzelca es una batalla muy esperada, es una de esas batallas que tienen el potencial de cambiar el curso de la guerra. Y la guerra es la actividad empresarial de generación de medicamentos oncológicos de origen marino. En este ámbito, digamos macro, empieza a haber también antecedentes de penetración de mercado potentes:
- Yondelis habrá generado unos 2.000 millones en ventas mundiales, una parte de las cuales llegaron a Pharmamar mediante hitos y royalties.
- Zepzelca habrá generado unos 1.500 millones (incluyo hitos) y apunta a ventas potenciales bastantes más elevadas con la aprobación en 1L y la extensión a más territorios. Pongamos que 6000 millones en total.
- Faltaría saber qué pudo ser de la pliti licenciada a una big pharma compitiendo en plena pandemia “básicamente contra nada”. Pongamos que 2.000 millones.
Por otra parte, se han requerido unos 1000 millones en I+D oncológica marina en 20 años para propiciar esas ventas potenciales de 10.000 millones. Entones sí, me gustan mucho las ventas potenciales que puede alcanzar Zepzelca, pero la ecuación macro, que no parece fruto de la casualidad, me gusta más, con sus fracasos e imponderables incluidos. La guerra es ésta.
El hecho de si Pharmamar debe ir en Europa de la mano de una big pharma es una insignificancia en comparación con el despliegue potencial que parece tener esa ecuación macro. Pues claro que debe ir de la mano de una grande. Y si no lo hace ojalá que le vaya fenomenal, pero se habrán asumido riesgos innecesarios una vez más. Una pharma potente que le apoquine 300 o 400 millones antes incluso de aprobación, en el marco de un contrato de mínimo 1.000 millones + royalties como el de Jazz en USA. Un contrato que le cubra de los riesgos de aprobación, de fijación de precios, de comercialización y de posibles competencias presentes o futuras. ¿Qué problemas ha tenido Pharmamar en USA por estos asuntos? Mínimos. ¿Qué problemas ha tenido Pharmamar cuando ha operado en solitario? Incontables y lo que es peor, muchas veces insalvables.
Surgen muchas preguntas: ¿El equipo comercial europeo puede pasar de la noche a la mañana de vender 30/40 millones de Yondelis a vender 500 o 600 millones de Zepzelca? Esto es muy dudoso en entornos empresariales… ¿Afectará el juicio con la EMA para la aprobación en Europa? ¿Cuándo se podrá empezar a vender? ¿A qué precios? Hay muchas preguntas sin respuesta. La venta directa en Europa es más lucrativa si todo sale bien pero el riesgo es mucho mayor. Un riesgo que además se magnifica por su incidencia directa en términos de coste de oportunidad en el ámbito macro de la empresa.
Para sufragar la guerra de I+D de fármacos marinos se necesitan monetizaciones seguras e inmediatas. El cuento de la lechera con final feliz precisa como el comer de una dinámica financiera consistente. Y con esa dinámica en marcha, mucho antes de ganar la guerra, la cotización lo recogerá. La empresa persigue una cotización nivel macro donde los últimos máximos y lo máximos absolutos son solo metas volantes, esto está claro, pero a ese ambicioso objetivo solo se va a llegar si la ecuación macro realmente funciona y si se dan pasos seguros y continuos, aunque sean más modestos, y no pasos pretenciosos en plan iluminati.