Vodafone puede tener los días contados en España. Los cambios transcendentales en el sector y las presiones dentro del grupo alejan el futuro de la firma en la región. “El fracaso en la consolidación en España [MásMóvil eligió finalmente a Orange como pareja de baile] genera dudas sobre su presencia en el país”, advierten fuentes financieras.
Una situación que deja en vilo a sus millones de clientes. Y todavía más desconcertados a los pocos empleados que quedan, tras despedir a casi la mitad de la plantilla en el último lustro.
El foco de la inestabilidad actual tiene nombre: Cevian. Se trata de un fondo sueco activista, esto es, que gana dinero a través de forzar a las compañías a seguir sus designios. La firma de inversión busca empresas con un fuerte potencial de revalorización, pero que en la actualidad estén en horas bajas. Uno de sus fundadores, Christer Gardell, suele denominarlas ‘Escleróticas’. Aunque no en referencia a la membrana ocular, sino a la enfermedad del sistema nervioso.
Así, para Gardell, muchas de
las empresas europeas están limitadas por estructuras sobredimensionadas que las degradan. Ese tipo de organizaciones suponen una pérdida de valor continuada que se refleja en el mercado. En primer lugar, porque dificultan la gestión eficiente de los recursos de la compañía. En segundo lugar, porque eleva notablemente los costes y reduce la rentabilidad. Por último, la suma de esos factores se traduce en una pérdida continuada de valor para los accionistas.
Por ello, para muchos analistas la llegada de la compañía es “una noticia positiva”. También por ello, ahora todos los análisis se centran en qué activos podrían conformar la listas de desinversiones en la que trabaja Cevian. Un catálogo de venta que encabeza su filial de Torres y que podría seguir por España, aunque la propia compañía afirma que «no está valorando salir de España».
VODAFONE, EN MANOS DEL ‘CARNICERO’ QUE ‘ODIA’ EL SUR
Esa predilección por recortar las estructuras de las compañías es uno de los sellos de identidad de Gardell y Cevian. De hecho, sus operaciones de división o escisión allí donde invierte le granjearon el apodo del «carnicero» entre la prensa sueca. Ahora, pese a que han pasado cerca de dos décadas desde aquello, sus métodos siguen siendo iguales.
Aunque presenta otra característica peculiar. Así, el grupo sueco prácticamente nunca opera en las latitudes más bajas europeas. “Considera que la gobernanza en las tierras salvajes del sur de Europa es demasiado impredecible”, advertía en un monográfico The Economist hace cinco años. Desde entonces, alguna apuesta ha llegado a Italia, pero no cuenta con presencia significativa en España.
Ahora, esos mismos inversores, junto a la directiva, deben decidir dónde vender y dónde quedarse para ser más rentables. Un relato que, por suerte o por desgracia, está estrechamente ligado a las probabilidades de ganar tamaño en cada región. Y es que Cevian no llegó al accionariado de Vodafone para despiezarlo, sino para concentrarlo, lo que implica ejecutar movimientos corporativos.
La idea es sencilla: Allí donde el grupo tenga mayor tamaño (más cuota de mercado) o pueda alcanzarlo con un movimiento corporativo, debe quedarse. Para Cevian esa idea siempre ha sido un principio básico en su guía de inversión. Para los directivos de Vodafone también lo era, pero no se llevaba a la práctica.
Pero la presencia de Gardell ha cambiado esa actitud. “Es posible que Cevian ya haya jugado un papel en el impulso acelerado de consolidación de Vodafone en sus mercados europeos clave”, explican fuentes financieras. Mientras, el propio Nick Read, director ejecutivo de la firma, explicó a los analistas: “Necesitamos una escala industrial local (…) si no tenemos eso, no obtendremos rendimientos aceptables”.
LA LISTA DE DESINVERSIONES SE REDUCE A ESPAÑA O ITALIA
Entonces, “el caso tiene que ser por país”, aclaró Read. Aunque hay un aspecto clave que se debe resaltar. Y es que la cúpula ejecutiva de Vodafone quiere seguir reduciendo deuda, mientras que Cevian promete apretar para conseguir una recompra de acciones. El resultado es que todo eso, si le añadimos la necesidad de ganar escala en las regiones donde está presente, no se puede lograr sin vender nada.
“Hay espacio para las desinversiones”, por fortuna, reconocen los analistas. El primer movimiento que se está diseñando sería la venta de un porcentaje de su filial de Torres, Vantage Towers. Aunque lo recaudado, probablemente, no será suficiente. También podría desconsolidarse VodafoneZiggo, según las noticias que llegan al mercado. La reordenación territorial también puede llevar a pequeñas ventas de participaciones o filiales pequeñas en países poco representativos. Eso mismo, por ejemplo, es lo que ha ido haciendo Telefónica en Latinoamérica.
Pero difícilmente esas desinversiones sirvan para contentar a Cevian. Mucho menos para eliminar deuda, recomprar acciones y rearmarse en países clave. Así, pues, todas las miradas apuntan a una posible desinversión en algunos de las grandes regiones del grupo. En la posible lista, Alemania es intocable y Reino Unido por historia casi también. De hecho, pese a ser la región con peores datos (un 12% en cuota de ingresos y un 9% en Ebitda), el grupo está moviendo hilos para hacer una operación corporativa. El favorito es Hutchinson.
Lo anterior reduce la posible la lista a España e Italia. Ambos, mercados muy competitivos en los que es difícil operar. Hasta el punto de que los analistas dudan de que en ambas regiones Vodafone sea capaz de trasladar el incremento de la inflación a las tarifas.
EN ESPAÑA, VODAFONE PODRÍA OPTAR POR DESPIEZAR LA FILIAL
Ante ese escenario, la idea ha sido desde el principio la venta de una región y potenciar el resto. Un destino al que parecía destinada su filial italiana, pero que tras un giro en los acontecimientos puede acabar implicando a la española. En un principio, Vodafone Italia está mejor posicionada que Vodafone España, con una cuota del 21% y del 17%, respectivamente. Por lo que la unidad transalpina era más adecuada quedársela.
Aunque no iba a ser así por una sencilla razón: el proceso de consolidación. La entrada de Cevian coincidió con una negociación más activa de una operación conjunta con MásMóvil. De hecho, la firma contrató a un par de bancos de inversión para empezar materializar un acuerdo que se veía cerca. Al mismo tiempo, Vodafone empezó a escuchar ofertas por su filial italiana. En concreto, se interesó en una de Iliad por la que podría ingresar 11.000 millones de euros.
El río seguía su cauce con el paso de los días. Pero el 7 de marzo todo cambió de repente y
MásMóvil eligió a Orange para su fusión. Una sorpresa que no solo supuso un jarro de agua fría para las aspiraciones de Vodafone, sino también un fuerte viraje del rumbo estratégico que debe ser definido. Por el momento, la compañía ha frenado la operación en Italia alegando que el precio es muy bajo.
En definitiva, Vodafone ahora se encuentra rehaciendo sus números internos a toda prisa. El grupo debe encontrar si es más rentable seguir peleando en España o buscar un comprador. Una tarea difícil para la filial en bloque, dado los actores que ya hay, pero que podría sacar plusvalías si la trocea. De hecho, esa es una de las especialidades de la que espera ser una de las manos fuertes de la compañía, Cevian. También sería la mejor solución para unos clientes y empleados que ya desconfían abiertamente de la firma.