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Caixabank y los fondos de recuperación europeos
Clàudia Canals y Oriol Carreras, del servicio de estudios de la entidad bancaria, resaltan el efecto balsámico de los recursos europeos sobre “la inversión en intangibles”, que adquieren un mayor relieve. “El desarrollo y la implementación de las tecnologías digitales y, en especial de la IA, requiere de una importante inversión en activos intangibles”. Ejemplos de este tipo de activos son el software, las bases de datos, la innovación (a través de la I+D) o el capital organizativo. En contraposición -explican- al capital más tradicional (el tangible), compuesto, en su gran mayoría de máquinas y edificios, los intangibles carecen de un componente físico. La IA, más allá de precisar de una buena infraestructura de telecomunicaciones (capital físico o tangible), necesita de muchos otros activos de carácter intangible para que afloren plenamente los rendimientos de esta tecnología”. El software y el empleo de Big Data se dan por descontados, dado que son insumos principales para su uso, pero también requiere cambios en el modelo organizativo de las empresas y de inversiones sustanciales en capital humano.
Uno de los pilares sobre los que se vertebra el plan económico europeo -dicen los economistas de CaixaBank- es el de la transformación digital. La inversión en digitalización contemplada en los seis planes de actuación anunciados por el Gobierno para el periodo 2021-2023 asciende a 16.250 millones de euros, de los cuales, 15.400 serán financiados por el NGEU. De este montante, sería preciso excluir 4.700 millones destinados al Plan de Conectividad, al Plan 5G y a otras inversiones en equipamiento TIC, dado que la inversión en infraestructura, aunque crucial para la digitalización de la economía, no computa como inversión en intangibles. De este modo, en términos anuales, el Next Generation EU representa una inversión directa en activos intangibles de casi 3.600 millones anuales durante los próximos tres años, lo que equivale a un 0,29% del PIB por año. Asimismo, se prevé que el impulso inversor público atraiga inversión privada en intangibles. De manera más concreta, el Gobierno pronostica que en el trienio en el que se efectúan estas inversiones de la mano del NGEU se atraigan 26.000 millones de euros en inversión privada en intangibles. “Este efecto arrastre añadiría al impacto mencionado anteriormente entre un 0,2% y un 0,7% del PIB más en inversión en intangibles, según si se supone que se logra atraer la totalidad de la inversión privada prevista por el Gobierno o si se aplica un cálculo más conservador de que se atrae tan solo una cuarta parte de la cantidad prevista”. De modo que la suma del impacto directo más el efecto arrastre supondría incrementar el peso de la inversión en intangibles sobre el PIB entre un medio y un punto porcentual. Esta es una cifra notable que, según nuestras estimaciones de ejecución de los fondos presupuestados, permitirá alcanzar en 2022 niveles de inversión en intangibles que, en ausencia del NGEU, no se hubieran alcanzado al menos hasta el año 2026.
Fuente.- Estrategias de Inversión