La señal de prudencia (o miedo), que manda la gigantesca acumulación de capital en fondos monetarios
Los inversores no quieren sustos, y el mercado de fondos monetarios es la mejor prueba de ello. Estos vehículos, que suelen utilizarse como 'monedero' para guardar liquidez sin salir del mercado, han sobrepasado este año la cota de los 6 billones de dólares en patrimonio total, y acaban de alcanzar
un nuevo récord histórico en los 6,24 billones de dólares. Es una cifra estratosférica, que contrasta con los cerca de 3,5 billones de dólares que había invertidos en estos productos justo antes de que comenzase la pandemia.
El patrimonio se ha disparado en pocos años, con los inversores entrando en masa en estos fondos para aprovechar el aumento de rentabilidades a vencimiento que llegó gracias a la subida de tipos de los bancos centrales. Sin embargo, ahora que
ha llegado el momento de bajar tipos, muchos expertos están avisando de que los inversores deberían rotar hacia bonos de más duración. ¿Por qué no está ocurriendo esta rotación? La reticencia de los inversores y de las empresas a salir de uno de los principales refugios que existen refleja el miedo que todavía existe en un momento de alta incertidumbre.
Muchos gestores de renta fija lo tienen claro: con la Reserva Federal estadounidense ya preparada para bajar los tipos de interés en septiembre, y comenzar así un ciclo de recortes que se prolongará varios años, tener el dinero invertido en fondos monetarios es una decisión poco eficiente. Estos fondos de inversión compran renta fija con los vencimientos más cortos; se consideran un producto de muy bajo riesgo, muy útil para invertir el dinero que no se va a utilizar en el corto plazo, o para rotar las carteras cuando llegan momentos complicados. Sin embargo,
ahora que la Fed va a bajar tipos, para muchos analistas e inversores es mejor idea aprovechar para entrar en bonos con más duración, que recogen en su precio más rápidamente los movimientos de tipos de los bancos centrales.
Esta idea, que llevan ya tiempo recomendando grandes firmas, como Pimco o Blackrock, pretende aprovechar un descenso de las rentabilidades de los bonos que esperan que llegue con la bajada de tipos de la Fed. Parte de ese proceso ya se ha descontado, y en el último año los retornos que se han conseguido con los bonos de más duración supera a los que se ha obtenido con los monetarios: el índice de
Bloomberg de bonos estadounidenses con vencimiento entre 7 y 10 años ha subido un 13,3% en este periodo, frente al 4,5% que ha ofrecido la liquidez en el mismo tiempo. Sin embargo, la reticencia de los inversores, que
siguen entrando en este tipo de activos con fuerza (en los primeros 21 días de agosto entraron 106.000 millones de dólares netos en monetarios), responde a una lógica de prudencia.
La señal de prudencia (o miedo), que manda la gigantesca acumulación de capital en fondos monetarios (eleconomista.es)