En el corazón comercial chino donde fabrican las gorras del Make America Great Again: "Trump está destruyendo la Navidad con sus aranceles"
En Yiwu, una ciudad al sureste de China, la campaña de Navidad comienza siempre en abril. El verdadero taller de Papá Noel se encuentra en un laberinto comercial de 260.000 metros cuadrados con 75.000 tiendas donde se exponen millones de productos, entre ellos dos tercios de todas las decoraciones festivas que se compran en todo el mundo, empezando en Estados Unidos, que abastece en esta época el 87% de su despensa navideña con parafernalia que sale de la madre de todos los bazares chinos.
En un mes de abril normal, casi todos los pedidos de los clientes estadounidenses habrían finalizado y muchos de ellos ya deberían estar de camino. Pero no ha sido así. Muchos fabricantes y minoristas de Yiwu llevan dos semanas sin tener noticias de sus clientes. Hay decenas de contenedores con árboles de Navidad artificiales y otras tantas decoraciones que están parados por culpa de la guerra comercial de Donald Trump, que ha aumentado los aranceles a las importaciones chinas en un 125% en lo que va del año.
"Aquí está todo el mundo muy nervioso. Nosotros tenemos varios clientes en EEUU y esta temporada las previsiones apuntaban a un incremento muy importante de compras respecto al año pasado. Pero ahora tenemos cinco contenedores que se nos han quedado varados por los aranceles", cuenta en conversaciones con este periódico Jaime Horvilleur (33 años), un agente comercial español que lleva más de 15 años trabajando en Yiwu, una ciudad de millón y medio de habitantes absorbida por el mercado mayorista de productos básicos más grande del mundo. Un lugar sitiado por fábricas que cubren la demanda global de productos navideños, las campañas de verano o incluso todo el merchandising que rodea a la figura del presidente de Estados Unidos.