El tema de las Malvinas no hubiese sido mencionado en modo alguno en este repaso histórico de no ser por la insistencia constante de sus repetidas súplicas. Vive Dios que ya me estoy jugando el pellejo y la honra en favor de sus apreciados e inefables silencios.
Sitúense en el entorno: marzo de 1982, su humilde narrador, y también Paquito y Tomasín, de nuevo camino de Benidorm y cantando a coro en el autobús canciones de Perales y Los Chunguitos.
La cuestión era que una vieja y ricacha cacatúa inglesa, de las muchas que les mencione que enamoraba con Tomasín en nuestros años de camping y latin-lovers, y de las que salió huyendo cuando originamos la crisis del Peñon (de aciago recuerdo) se empeñaba en volver a verlo; y Tomasín, que no quedó muy bien de la perola desde lo de Carrero Blanco, pero que decían las mozas del pueblo que calzaba chorra de 11 enteros y tres cuartos, 27 de las antiguas pulgadas, que nos lleva a los dos con objeto de “tocarles el violín” y vivir de gorra de la cotorra una semanita. La sorpresa nos la dimos al verla. Mientras nosotros montábamos guardias en cumplimiento de nuestras obligaciones militares (y salvábamos a la Patria en "algún caso particular ;-(" ), la abuela se alzó con el triunfo en las elecciones británicas. ¿A que ya han adivinado de quien se trataba la cacatúa?...pues si señores, la misma: Margaret Thatcher.
Aún no repuestos de nuestro estupor la Margarita cenaba con Tomasín haciendo manitas a la luz de las velas mientras un servidor y Paquillo hacíamos lo propio (sin manitas ni velas) en la cocina, cuando una idea brillante se nos vino a la cabeza: La crisis bancaria amargaba al país, más de 30 bancos y otras tantas cajas estaban siendo absorbidas por los poderosos en una concentración encubierta del sector en la que D. Mariano Rubio (joven y reciente presidente del Banco Central) autorizó la suspensión de la mayor parte de los prometidos dividendos, 19 cajas y 32 bancos tuvieron problemas de insolvencia y precisaron del Fondo de Garantía de Depositos. Los banqueros se llevaban fuertes inyecciones del estado, después declaraban la bancarrota (fraudulenta, como años después se demostraría con la existencia de contabilidades B) y liquidaban las participaciones de los resignados inversores, que mantenían sentados la posición. A cambio recibían de la entidad compradora suculentas jubilaciones y cuentas en Paraísos Fiscales.
Y ustedes dirán…. "!!!¿Y QUE?¡¡¡"
Pues muy sencillo, faltaban pocos meses para el comienzo del Mundial de Futbol 82 y una victoria de "la Furia Española" en casa nos daría renovados ánimos inversores en el país, produciendo un “buy-on” en cadena de imprevisibles consecuencias positivas en nuestros amados portafolios.
“Si… bueno, ¿¿¿Y que tiene que ver eso con la Thatcher???”, insistirán ustedes.
Unos días antes, ante el relajo militar y político de la que, aquellos días era una dulce y encantadora abuelita que chocheaba con “su Tomasín”, La Thatcher proclamaba “Fuckland of Argentine” desoyendo las protestas de la Cámara de los Lores. Los argentinos habían levantado por tanto bandera en las Islas Malvinas, y Argentina era la potencia futbolística del momento después de arrasar en su mundial, por lo que había que eliminarla antes que "de facto" socabando su moral (ya saben el lema universal del inversor sagaz “siempre hay que estar listo cuando se presentan las oportunidades”)
Dicho y hecho salimos raudos a la farmacia y volvimos con medio kilo de bromuro que colocamos debidamente en el postre de Tomasín. Imagínense la cara con la que se pasó el resto de la semana la Dama de Hierro viendo que el “mástil” del estandarte de su amado semental, Tomasín, nunca se acercaba precisamente al hierro en la escala internacional de dureza.
Volviendo al 10 de Downing Street sin perder ya jamás ese semblante que la acompañó el resto de su vida, la Primera Ministro, se lanzó como una posesa a enviar portaviones contra los argentinos sin reparar en gastos, al tiempo daba palos a los parados o los ignoraba en huelga de hambre hasta recibir protestas y solicitudes de Clemencia de la misma Cámara de Lores que antaño la reprendiese por lo contrario, ganándose así su acreditada reputación de “mala leche” y su merecido apelativo.
Huelga decirles que no nos sirvió de mucho el vapuleo que por nuestra culpa se llevaron los argentinos, los nervios de los jugadores de “la furia”, incapaces de mantener con buen pulso, aplomo y serenidad la posición (de la pelota y de las acciones de bancos que muchos de ellos tenían en sus portafolios patrimoniales), les hicieron mella en primera ronda jugando con Irlanda con la que perdieron.
Por mi parte, mis acciones de Banco del Pirineo, Cantabrico, Industrial de Desarrollo, Occidental... entre otras en quiebra fraudulenta, recobraron la enemistad y el desencuentro con mi ingrato progenitor.
Tal vez esto sirva para recordarles que la historia se repite una y otra vez y que las cuatro palabras que más dinero han hecho perder a los iversores son "ESTA VEZ SERA DIFERENTE".
Quedo modestamente a su disposición hasta nuevo episodio (¿continuará?)