Con una capitalización de 595.260 millones de dólares, Tencent es la tecnológica china más valiosa, por delante del grupo del comercio electrónico Alibaba, y solo superada a nivel global por los gigantes digitales estadounidenses. Sin embargo, no es inmune a la creciente presión regulatoria de las autoridades chinas sobre el sector tecnológico. Aunque Tencent está sorteando mejor que otras compañías del país el escrutinio de Pekín, no ocurre igual con algunas de sus participadas, y el grupo se ha dejado más de un 20% de su valor bursátil en los últimos tres meses.
Tencent ha levantado en China un imperio en el ámbito de las redes sociales, el contenido digital y la publicidad. Su aplicación WeChat es tremendamente popular en el país asiático, donde cuenta con más de 1.240 millones de usuarios. Lo que arrancó hace una década como un servicio de mensajería tipo WhatsApp se ha convertido en una herramienta indispensable en la vida digital de los consumidores chinos, que la utilizan para comunicarse, pedir un taxi, pagar sus compras, enviar dinero, reservar en un restaurante o contratar una hipoteca.
WeChat es el mejor ejemplo de lo que lo que se conoce como una “superapp”, es decir, una macroaplicación desde la que se puede acceder a una enorme oferta de utilidades y servicios de terceras empresas. En la actualidad, WeChat –para muchos una “herramienta de utilidad pública”– tiene integrados más de tres millones de estos miniprogramas.
Tencent registró en su último ejercicio una cifra de negocio de 73.900 millones de dólares, 63.000 millones de euros, un 24% más. Como referencia, sus ingresos son ligeramente superiores a la facturación anual de Facebook. Las redes sociales suponen el 23% de los ingresos, la publicidad online genera un 17%, mientras que el fintech y los servicios empresariales (se incluyen el servicio de pago WeChat Pay y su negocio en la nube) aportan el 27%.
El mayor editor de videojuegos
Un tercio de su negocio proviene de los videojuegos online. De hecho, Tencent es la mayor editora de videojuegos del mundo, por delante de empresas como Sony, Activision Blizzard o Electronic Arts.
El crecimiento del consumo de videojuegos durante los confinamientos y restricciones por el coronavirus ha beneficiado a la compañía, que hace caja con éxitos como Honors of Kings (el juego número uno en ingresos del mundo), Fortnite, PUBG Mobile (el título para móviles más popular fuera de China) o League of Legends.
Tencent ha construido un imperio en videojuegos con una ambiciosa política global de inversiones y adquisiciones. El grupo chino compró en 2012 un 40% en Epic Games, el dueño del popular juego Fortnite. Asimismo, está detrás de Riot Games –compañía que controla desde 2015 tras comprar una participación mayoritaria– conocida por ser el desarrollador de League of Legends.
También es el propietario de Supercell, el estudio finlandés de juegos para móviles como Clash of Clans o Clash Royal, y tiene un 11,5% en Krafton, la compañía surcoreana detrás de PUBG, que acaba de salir a Bolsa. Además, tiene participaciones minoritarias en sellos como Ubisoft y Activision Blizzard (editor de Call of Duty), entre otras inversiones en la industria de los videojuegos.
Su última operación se ha producido este verano, con la compra del estudio británico Sumo Group por 919 millones de libras –ha pagado una prima del 43%–, adquisición que pone de relieve el apetito comprador de Tencent en esta industria.
Escrutinio
Su negocio en videojuegos no ha estado exento de amenazas. En 2018, Tencent sufrió las consecuencias de la decisión de la administración de Pekín de congelar durante varios meses la concesión de aprobaciones a videojuegos ante la preocupación del regulador por la adicción que generan entre los jóvenes.
A comienzos de este mes de agosto, Tencent anunció nuevas limitaciones después de que las autoridades solicitaran una mayor protección de los más jóvenes. El grupo prohibirá a los menores de 12 años comprar dentro los juegos y reduce a una hora el tiempo máximo de uso diario de Honor of Kings. La medida tuvo un reflejo inmediato en Bolsa, donde la acción de Tencent cayó un 6%.
Más allá de los videojuegos, ha extendido sus tentáculos al ámbito del contenido digital, donde cuenta con 219 millones de suscriptores a sus plataformas. Tencent, que tiene una productora propia, es el líder en China en el ámbito de los servicios de vídeo online, con 123 millones de suscriptores a finales del pasado año.
Otro de los grandes éxitos de la compañía dirigida por Pony Ma es Tencent Music Entertainment, que salió a la Bolsa de Nueva York a finales de 2018 en una OPV con la que el grupo chino recaudó casi 1.100 millones de dólares. La compañía tiene en la actualidad una capitalización de 18.260 millones de dólares. Tencent Music, con 839 millones de usuarios activos, engloba aplicaciones de música en streaming estilo Spotify (QQ Music, KuGou, Kuwo) y la app de karaoke We Sing.
Además, Tencent se ha convertido en un ambicioso inversor en compañías digitales tanto chinas como extranjeras. Pony Ma creó un área de inversiones y adquisiciones en 2008. El grupo tiene participaciones en centenares de empresas emergentes. El año pasado, Tencent participó en más de 170 rondas de financiación. En marzo, Sanford C Berstein estimaba que el valor de estas inversiones tanto en compañías cotizadas como privadas ascendía a 259.000 millones de dólares.
Porfolio de inversiones
En el porfolio de participadas del grupo Tencent –y más allá de su imperio en videojuegos– hay empresas chinas como la app de reparto a domicilio Meituan, las plataformas de comercio electrónico Pinduoduo y JD, el Uber chino Didi y el rival de Tik Tok Kaishou. Además, ha demostrado su olfato invirtiendo en compañías de éxito fuera del país, como la red social estadounidense Snap, en la que posee un 12%, o la plataforma europea de música en streaming Spotify. No es su única participada en el negocio musical, puesto que Tencent tiene un 20% de Universal Music.
Miriam Prieto