No sé si el US Dolar Index es una buena referencia, Guanche. Lo que yo veo, es que el dólar se está devaluando con todas las monedas cuyos países -a excepción de Japón-, son acreedores netos de la deuda norteamericana. Pasa con el yuan, que está en máximos históricos con el dólar y con otras monedas de los países emergentes. Es un flaco favor para la deuda norteamericana, porque si las cosas siguen por ahí, van a perder los únicos compradores que tienen y, al final, puede que la FED no tenga más remedio que subir los tipos de interés... porque no parece lógico que se erija en el único comprador de los bonos del Tesoro.
En cualquier caso, buen post.
Bueno, ahora voy a seguir animando el cotarro por otro lado (mientras esperamos a Know)...
Desde hace tiempo le vengo dando vueltas al asunto del consumo en Estados Unidos: se reactiva o no se reactiva? Es un tema importante, porque éste representa el 70% del PIB. Y de su recuperación depende no sólo que Estados Unidos salga definitivamente de la recesión; sino que medio mundo lo haga con él. Por eso no me extraña que el gobierno y los burócratas de la FED hagan todo lo posible por reactivarlo; porque si el consumo se expande, la economía entera lo hace con él. Con lo cual se crea empleo, mejora la recaudación fiscal y se reduce el déficit público, entre otras maravillas.
Sin embargo cuando nos referimos al consumo, básicamente, hablamos de gasto; de los gastos personales, familiares, empresariales y, también, gubernamentales. Y qué es lo que se necesita para poder gastar en Estados Unidos? Pues sobre todo, dos cosas: tener ahorros y tener crédito (o la capacidad de endeudarse según el "historial de crédito" que se tenga). Aunque hay otros elementos que pueden entorpecerlo, como son: la inflación, una elevada fiscalidad, altos tipos de interés o la caída de los salarios.
No quiero enrollarme con la historia de Estados Unidos. Pero hubo una época en la que sus ciudadanos consumían en abundancia porque ahorraban mucho y porque los salarios, en relación a los precios, eran muy competitivos. Eran los dorados años 50 y parte de los 60. Pero más adelante, el país asistió a una transformación progresiva de los hábitos de consumo; pues la capacidad de gasto se basará cada vez más en la tenencia de crédito que en la del ahorro.
Evolución de la tasa de ahorro y de los precios inmobiliarios
Como se observa en el gráfico, la tasa de ahorro estuvo cayendo durante más de 15 años. Si en 1990 ésta suponía el 4'5% del PIB, llegó a su mínimo histórico del 1'1% en 2005. Los ciudadanos y las familias dejaron de ahorrar porque el crédito fluía en abundancia; porque Estados Unidos recibía capitales de medio mundo y, también, porque la FED rebajó muchísimo el precio del dinero. Sin embargo, aunque algunos como Nouriel Roubini se dieron cuenta de que la disonancia ahorro-endeudamiento (que es lo que marca el aumento del precio de la vivienda), terminaría provocando una severa recesión... la mayoría, como el máximo responsable de Citigroup del momento, prefirió "bailar hasta que la música se parara".
Cuando estalló la crisis subprime y se desató el shock deflacionario posterior, el consumo se desplomó. El impago de la deuda "ninja" se extendió a todo el sistema y el crédito se cortocircuitó. De modo que sin crédito y sin ahorros, la economía sólo podía colapsarse de un modo parecido a cómo ocurrió en 1929. Por eso desde entonces, todo el esfuerzo de la FED y del gobierno de Estados Unidos, ha tenido como objetivo la subida de los precios; porque si los precios suben, el balance de los bancos se restaura, el crédito fluye nuevamente y caen los tipos de interés.
Desde 2009, Bernanke y los suyos han actuado de prestamista de última instancia tanto del sector privado como del público. O dicho de otro modo; siguiendo la propuesta económica de Keynes, han creado "demanda" artificial para que los precios suban. Con sus programas de compra de activos o "Quantitative Easing (QE)", recapitalizaron a los bancos y a las empresas (porque también compraron pagarés) y compraron bonos del Tesoro para financiar el colosal déficit público de Estados Unidos en un momento en el que el capital huía despavorido del país. Los QE, además, posibilitaron la bajada generalizada de los tipos de interés.
Todas estas medidas tomadas por la FED, han sido complementadas por otras igualmente keynesianas, protagonizadas por la administración demócrata de Barack Obama. Si el esfuerzo del banco central se ha dirigido a restaurar el crédito, el del gobierno se ha centrado en la mejora de la tasa de ahorro de los ciudadanos. Para apoyar el ahorro, el Estado ha transferido parte de sus recursos a los ciudadanos a través de iniciativas y programas sociales que mejoran la capacidad adquisitiva de las clases medias.
Evolución de los gastos personales patrocinados por el Estado -en azul-; y de las transferencias de los ciudadanos al Estado -en rojo-
Entre esos programas, están: la ampliación del subsidio por desempleo (del periodo en que se cobra la prestación), los programas de asistencia alimenticia para las familias sin recursos, las ayudas familiares a la natalidad, el Medicare, etc. Esta política social "zapaterista" facilita el ahorro porque esos recursos no cuestan ni un centavo a las familias y ahora disponen de más dinero para consumir en un entorno, supuestamente, más propicio.
Sin embargo, como el Estado gasta más de lo que ingresa (gasta más en sus ciudadanos de lo que recibe de ellos vía impuestos), tarde o temprano tendrá que enfrentarse a la sostenibilidad de sus cuentas públicas. Desde que empezó la crisis -si las "malas lenguas" no están equivocadas-, la FED ha comprado a través de sus "dealers" entre el 70 u 80% de todas las emisiones de bonos emitidas por el Tesoro para sufragar el déficit público. O dicho de otro modo: el Estado se hace trampas al solitario y se autofinancia. Pero lo hace para reactivar el crédito e incentivar el consumo.
Deudas según la FED (la franja en lila sigue subiendo!!)
Todo esto, como no podía ser de otro modo, nos lleva al trillado debate del abismo fiscal entre republicanos y demócratas. Como Estados Unidos no puede endeudarse indefinidamente (porque al final no podrá pagar las deudas...), tiene que encontrar una solución duradera que permita contener la deuda sin perjudicar el modesto crecimiento económico del país. Como esto parece la "cuadratura del círculo" y las posiciones ideológicas están muy enfrentadas, de momento se han quedado con el "sequestration"... pero la dura realidad es que si el gobierno recorta el gasto de sus programas sociales, el consumo se resentirá y, con él, la incipiente circulación del crédito que está empujando de nuevo los precios inmobiliarios hacia arriba.
Este último punto es muy importante, porque el aumento del precio de la vivienda mejora la rentabilidad de los planes de pensiones y, con ellos, la capacidad adquisitiva de sus partícipes. Y lo mismo pasa con todos los estadounidenses cuyo crédito se expande con la misma velocidad que su casa aumenta de precio. Esta mejora explica en parte la subida de las bolsas norteamericanas... pero ojo!: la situación podría invertirse si el gobierno cancela parte de sus programas sociales o sube demasiado los impuestos.
De momento, Obama ya ha dicho que no hará ni una cosa ni la otra... con lo cual obliga a la FED ha seguir comprando bonos del Tesoro para financiar el déficit público. Dicen que hay que apuntalar la recuperación; aunque tal vez lo que están intentando es amortiguar la pérdida de capacidad adquisitva de los salarios...
En azul el aumento de los beneficios empresariales y, en gris, la caída de los ingresos salariales
Por otro lado, la caída de los salarios indica que las empresas están financiándose a costa de los trabajadores; porque el crédito todavía fluye irregularmente... con lo cual, parece plausible que Bernanke siga comprando cédulas hipotecarias a través del QE3 para que los bancos vayan restaurando sus balances y presten el dinero de una vez por todas.
Tengo la sensación de que todo esto está cogido por alfileres... Los QE evidencian que la situación sigue siendo muy delicada, tanto para el crédito como para el consumo. Si retiran los estímulos (vengan del gobierno o de la Reserva Federal), el consumo se desplomará y la economía del país entrará en recesión y se asomará otra vez el fantasma de la deflación. Pero si siguen imprimiendo dinero al ritmo actual, el dólar se devalúa, se pierde la confianza de los acreedores en la deuda de Estados Unidos (porque sólo la puede pagar con dólares devaluados) y, también, se estimulan burbujas como la de la bolsa, la de los bitcoins o lo que sea... Muy interesante lo de las bolsas; porque los bancos prefieren meter allí el dinero que les da la FED que invertirlo en la economía real. No confían en la capacidad de pago de los ciudadanos ni en la frágil recuperación del consumo. El gobierno les da "caña" para que suelten el dinero; pero prefieren invertirlo en el casino de la bolsa... Al fin y al cabo: "quién es el estúpido que se quiere perder el último baile!".
Saludos cordiales a todos