Para Karlicones, El sujeto pasivo y todos los bancarizados:,
Entiendo que algunos estén en contra de tener el dinero fuera del banco. Yo creo que si la gente que me conoce no sabe lo que guardo en casa, el peligro se reduce a casi cero. No se puede decir lo mismo de los bancos.
¿Existe alguna ley que me obligue a poner mi capital en el banco?
No. Es voluntario.
¿ Os habéis preguntado por qué la gente pone su dinero en el banco?
1.- Pues para ganar un interés.
2.- Para “tenerlo al seguro”.
Y esta es una idea tan arraigada que el sólo pensar que alguien pueda tener dinero en casa, nos pone los pelos de punta. Nadie se espera algo así (tampoco los ladrones).
Consideraciones:
1.- El famoso interés (que si te va muy, pero muy bien, podría ser un mísero 3%) NO llega ni a la mitad de lo que ganaríamos invirtiendo en una propiedad, comprada a buen precio y destinada al arrendamiento. (ojo Karlicones, el punto principal es “buen precio”)
2.- Sobre el tema de la seguridad, sabemos todos que con los bancos es inexistente. Y no me importa cuánto se gasten estos señores en publicidad para convencerme de lo contrario. El riesgo es REAL y mucho mayor que enfrentarse a una hipotética banda de delincuentes armados en casa.
3.- Por último (y eso que es lo más importante para mí) prefiero tener el máximo control posible sobre mi patrimonio, para poder decidir cómo reaccionar y tener el tiempo suficiente para ello, en caso de emergencia. Si le entrego mi capital al banco, le entrego también la mayor parte del control y es probable que me convierta en otra víctima de sus malos manejos.
Me doy cuenta de que existen ciertos “tabú” financieros y uno de ellos es, precisamente, el tema de los bancos. Estos “tabú” están tan integrados en nuestra cultura que llegamos a pensar que son “lo correcto”, abandonando todo cuestionamiento. Y quienes cometan el crimen de ponerlos en duda, serán inmediatamente criticados o tachados de locos (de eso se encargará la misma gente de su grupo: padres, hermanos, amigos y conocidos, con la mejor de las intenciones, tratando de “ayudar”). Todos nosotros, inconscientemente, contribuimos para que esto se mantenga.
Propongo que nos tomemos un par de minutos para pensar qué es lo más nos conviene.
Situación:
Hay una crisis a nivel global. Tengo un capital y debo decidir qué hacer con él. No entiendo de negocios ni de inversiones.
Pregunta:
¿A quién puedo confiarle mi capital, para que lo administre? (lógico, tiene que ser alguien que piense en MÍ y en lo que me conviene)
Posibles respuestas:
a).- Al mejor “plan garantizado” de alguna aseguradora.
b).- Al banco.
c).- A un asesor independiente (que vive de lo que le pagan sus clientes y de las comisiones que le dan las diferentes entidades por “colocar” sus productos financieros).
d).- A algún amigo, hermano, tío, novio o conocido.
e).- A nadie. Me compro todas las propiedades en oferta que pueda, en diferentes países y las alquilo. Si hay un saldo, lo convierto en oro y lo guardo en casa, junto a algunos pocos miles, para una emergencia.
Yo elegí la e. ¿Y vosotros?