No te lo vas a creer pero entre poner la casa al día, bancos, padre, preparar la vuelta al marido y contestar a los innumerables correos que se me habían acumulado no he tenido tiempo todavía de repasar las páginas perdidas en mi ausencia ni de subir fotos de mi Bilbao querido, que Rigoberto se lo ha pasado en grande por la calle, iba con la intención de comerse al perrito Puppy del Museo Guggenheim, menos mal que lo encerraron en un andamio para cambiarle las flores, cuando supieron que llegaba Rigo, jajaja...
Un saludo.
Yo soy el gato y los ratones todo lo que tengo que hacer todavíaaaaaa
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.