¡Que no te toque a tí por favor! (Bueno, que no le toque a nadie...)
La gente es muy graciosilla haciendo comentarios. Cuando trabajas en una farmacia, en pleno invierno, haciendo guardias nocturnas con un catarrazo de órdago a la mayor, la pregunta habitual es: "Pero hijita, ¿cómo te puedes enfriar si trabajas en un sitio rodeada de tantos medicamentos?". Normalmente sonríes y no contestas ninguna Karliconada, pero cuando a las 4 de la madrugada te lo preguntan por enésima vez, saltas y sueltas: "Si no viniera tanta gente estornudando como Usted echándome a la cara todos sus miasmas, probablemente no estaría enfermita". Grrrrrrrr... ¡qué rabia da!
Quiero decirte con ésto que no hagas caso de los comentarios de la gente. "La gente" nunca te sacará las castañas del fuego...
Un abrazo
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.