Mi modesta opinión es que no tendrías que haber hecho nada, como cuando te dejan una muestra de algo en el buzón. A mí ya me han enviado varias tarjetas de crédito que no voy a recoger. Pues que se entretengan. Bueno realmente tengo una que me viene muy bien para forrar una puerta.
Tú no has pedido nada, no has firmado nada. A lo sumo habrás firmado un RECIBÍ Eso sólo significa que has recibido algo, no que estés de acuerdo con lo que te envían. Si alguien se empeña en mandarte flores pues alla él, o ella.
Del mismo modo que te la han hecho llegar, si les apetece que te busquen y pasen a recogerla. Si dentro de una temporada no la van a buscar, que no irán porque les cuesta más el mensajero que el cacharro, se la regalas a alguien o le buscas una utilidad alternativa.
Si aún así no estás tranquilo utilizas el fax para dar cuenta de la situación, aunque realmente no lo considero necesario. En su web tienen publicado un número de fax para estas cosas. Lo tienen un poco escondido pero con paciencia se encuentra. No podrán alegar que el fax no sirva cuendo ellos lo publicitan como fórmula para comunicarse. No tengas dudas de que si le ley no les obligara a ello no lo harían. El fax debe ser lo suficientemente escuento para que todo lo que se escriba quepa en un folio y que el reporte del fax desde el que lo envías deje constancia de todo el texto en el reporte con las correspodientes anotaciones de conformidad del envío.
No debes perder el tiempo hablando con tarugos que no quieren entender. No sirve de nada y es más difícil de utilizar como prueba. Además te hervirá la sangre y eso será malo para tu salud.
Hace ya bastante tiempo comenté por aquí mis batallas con esa pseudoempresa de trileros. Al principio llamé al 1004 para advertirles de determinada incidencia. Como no querían enterarse de lo que les estaba contando y acabaron montándome la pirula, decidía buscar el número de fáx y relatárselo por escrito, amenaza ncluida. Pasados unos días sin obtener respuesta volví a utilizar el fax para cumplir la amenaza y cursar la baja, advirtiéndoles del importe exacto que me tendrían que facturar en la última mensualidad. Importe que en el caso de que no fuera exacto sería devuelto el recibo.
A partir de ese momento eran ellos los que me llamaban a mí y yo el que les vacilaba. Me contaban cosas tan peregrinas como que los recibos no se podían devolver. Que había que pagarlos y luego reclamar. Con estruendosas carcajadas les respondía que no, que lo íbamos a hacer al revés. Yo les devolvía el recibo y luego ellos ya me reclamarían a mí.
Al final no tuvieron más remedio que bajarse los pantalones, facturar lo que tenían que facturar y perdieron el cliente. Por gilipollas, chulos y desconsiderados.
Ya ves no pierdo ocasión de poner a parir a estos individuos.
Ave Caesar (Ali...ta). Los que vamos a morir nos ca...dre.
Tómatelo con tranquilidad y fumate un puro a lo Annibal Smith.